Por: Itxaso Buj En “La sonrisa de Mandela”, el afamado escritor John Carlin (Londres, 1956) nos muestra un recorrido por la vida de Rohlihlahla, más conocido como Nelson Mandela, a través de sus diferentes facetas; comienza por un Mandela presidente y continúa con el atormentado esposo, el dificultoso y ausente padre, el fiel y desinteresado amigo, es decir, hace hincapié y nos acerca al Mandela más humano. Sobre todo es la historia de una amistad que se va fraguando a lo largo de veinte años entre el escritor y el que un día fue denominado “rey de África”. Todo ello, mientras hace un recorrido por los acontecimientos y la Historia de Sudáfrica a lo largo de veinticinco años.
Al inicio del libro podemos ver a un John Carlin escéptico. Un escritor que no creía en políticos ni en partidos -que no creía en las personas- debido a su bagaje anterior en países latinoamericanos, donde abundan los líderes corruptos . Poco a poco se va abriendo y experimenta una transformación a la vez que conoce a la figura de Nelson Mandela.
Todo empieza cuando Mandela después de ser liberado de su cautiverio por más de veinte años se alza como presidente de Sudáfrica y concede su primera entrevista después de su nombramiento a John Carlin. En aquel salón y delante de aquel hombre, el escritor sufre una metamorfosis existencial de la que hace partícipe al lector volviéndolo sujeto activo desde ese momento hasta el final de la obra.
El escritor nos adentra en la vida de Mandela a lo largo de ocho capítulos en los que nos narra no sólo su lucha contra el apartheid, sus enfrentamientos y discrepancias con el partido ANC (Congreso Nacional Africano), sus relaciones con los diferentes líderes y gobernantes -tanto dentro como fuera de Sudáfrica-, sus múltiples conferencias y apariciones en público…, sino que nos muestra también al Mandela más personal: ese Mandela que en algunas ocasiones reprendía a los suyos, aquel que lloró cuando le informaron –mientras se encontraba en cautiverio- de la muerte de su hijo, aquel hombre orgulloso que llevó a su país a ganar el campeonato del mundo de rugby en 1995, o el hombre triste y cabizbajo tras el divorcio con Winnie -la que fuera su mujer por más de veinte años- . Nos narra las diferentes entrevistas de carácter personal que realiza el escritor a los amigos de Madiba, verbigracia, Zelda -su asistente desde 1994-, su mayordomo y su carcelero Christo Brad. Consigna anécdotas y pasajes divertidos y espontáneos que comparten, de una manera desenfadada y coloquial, con el escritor quienes los protagonizaron junto al presidente sudafricano.
Un momento trascendente es el último encuentro entre el escritor y el ya ex presidente en el 2009. Fue el comienzo de una vida para el primero (por la transformación experimentada a la largo del proceso) y el principio del fin para el segundo.
A modo de conclusión decir que “La sonrisa de Mandela” es un libro peculiar. No se puede definir como novela histórica aunque trate la Historia del continente africano, tampoco pretende ser una biografía. Como dice el escritor en su prólogo: “Es un libro breve acerca de un gran hombre a quien tuve la suerte de conocer: Nelson Mandela”. Y eso es lo que es: un relato de desencuentros y reconciliaciones, de amistad y admiración, un proceso de transfiguración y aprendizaje. Una historia de amor. En definitiva un cuento, el cuento de un hombre al que la humanidad recordará: la historia de Nelson Mandela.