La vulnerabilidad como tema artístico, entrevista con Román de Castro
Román de Castro es un artista emergente, originario de la Ciudad de México. Creció en Río de Janeiro, Brasil y Ciudad Satélite. Proviene de una familia de artistas y periodistas, por lo que se crió en un ambiente que lo empujaba a poner en práctica métodos creativos para entender al mundo.
Sus primeras prácticas artísticas se relacionaron con la música, tocando varios instrumentos y formándose en el teatro musical. Poco después, descubrió la fotografía por casualidad: en una tienda de segunda mano, el objeto más barato era una cámara análoga que terminó siendo un regalo de cumpleaños. Queriendo desarrollarse como periodista, las letras son una parte fundamental de su crecimiento académico.
En la universidad, estudiando cine, las herramientas audiovisuales le ofrecieron un panorama aún más grande. La pintura y la instalación fueron las últimas adquisiciones de su repertorio creativo, buscando nuevas formas de expresión para transmitir mensajes escritos. Al momento, ha expuesto en la Ciudad de México en diversas ocasiones y continúa residiendo y generando en la misma ciudad.
Sus redes sociales y las imágenes que comparte en ellas, se han vuelto refugio para melancólicos despistados, quienes inundan de likes para mostrar su vinculación cercana con los temas que Román de Castro plantea regularmente, como la decepción, nostalgia y una reflexión profunda por las tristezas cotidianas. En Ibero 90.9, lo entrevistamos para descubrir más sobre su obra y método creativo.
Ibero 90.9: ¿Qué disciplinas empleas y por qué?
Román de Castro: Crecí en una familia de artistas: mi papá es músico y escritor, mi mamá es fotógrafa y artista plástica. Empecé muy pequeño con la música y el teatro, pero escribir fue lo que captó mi atención. Después llegó la fotografía y la pintura, pero las letras nunca se fueron. Entonces comencé a escribir sobre las cosas, literal, lo que fuera: fotos, lienzos, bolsas de papel, pasaportes, blocs de hoteles y sillas. Al final, lo único que yo quiero es poder escribir un mensaje y el medio para transportar ese discurso depende de la intención. No podría poner las mismas palabras sobre una hoja en blanco que sobre una mecedora.
Creo que la herramienta sólo fue una manera de llamar la atención de la gente. Curiosamente, cuando escribo sobre papel, la gente lo da por hecho. Pero si lo hago sobre algo que, convencionalmente, no está hecho para tener letras encima, entonces es como si las palabras ya estuvieran en su idioma y pudieran entenderlas.
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I: ¿Qué temas tocas en tus obras?
RC: La vulnerabilidad es algo que nunca me ha dado miedo, me gusta proyectar cosas que he sentido, siento y creo que puedo llegar a sentir. Mostrar la intimidad de mis emociones y mostrarme humano frente a situaciones y experiencias, de manera positiva o negativa, es parte fundamental de quién soy como artista. El paso del tiempo, partiendo desde la memoria hasta su fugacidad, también es un concepto en el que recaigo constantemente.
Las sillas también me llaman mucho la atención, desde que leí un ensayo de Jimmie Durham –en el que hablaba sobre que las sillas son objetos de control social– me metí mucho en todo lo que rodeaba una silla. Sin embargo, yo las vi desde la perspectiva de la ausencia: cuando vemos una mesa o un archivero vacío, pensamos que no hay nada; pero cuando cambiamos ese mueble por una silla, el ‘nada’ cambia por ‘nadie’. Y al final la ausencia también es un tema recurrente en mis proyectos.
I: ¿Cómo empezaste a explorar estos temas?
RC: Desde que comencé a tomar fotos las intervenía con texto, porque las palabras siempre han estado ahí: entiendo el mundo a través del lenguaje escrito. Poco a poco fue reduciéndose, hasta abarcar cosas e ideas más específicas. Intento decir de la manera más simple posible, creo que estamos muy contaminados por las palabras rimbombantes y la parafernalia literaria para intentar parecer intelectuales. Pero de nada sirve un discurso ininteligible que suene inteligente.
I: ¿Qué proyectos o inquietudes tienes para el futuro?
RC: Estoy buscando seguir exponiendo, sea en mi país o en el extranjero. Ahora me gustaría poder tener el espacio y los medios para hacer más instalaciones o arte objeto de gran escala, pero poco a poco se abrirán los espacios. El mundo cambia y las personas cambian, pero creo que algo que no cambia, no importa cuánta tecnología, lucha social o cambios climáticos, es nuestra relación con la idea de un pasado, una nostalgia y un momento en nuestra memoria de tiempos remotos.
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