19 Festival de Cine Judío en México: 'La Travesía'
Entre pinos bañados en nieve que conducen hacia Suiza, territorio fértil para nuevas oportunidades, nos encontramos con un grupo de cuatro niños. El viaje que tienen por delante mezcla la complejidad de la guerra junto con la curiosidad e ingenio infantil. La Travesía retoma las narrativas de la Segunda Guerra Mundial en Noruega de 1942 cuando los judíos de este país comienzan a ser perseguidos por los nazis. A través de ojos infantes seguimos el relato de Gerda, una niña de 10 años que nos lleva por los altibajos del recorrido.
Conforme pasan los años hemos incorporado distintas experiencias a nuestro conocimiento colectivo sobre este evento histórico; sin embargo, como explora la Svetlana Alexiévich en La guerra no tiene rostro de mujer: “Todo lo que sabemos de la guerra, lo sabemos por la voz masculina”. Para la escritora, la guerra femenina tiene sus propias palabras, sus propios colores y olores. Lo mismo ocurre en el caso de las y los niños, ¿cómo es la guerra a temprana edad?
La Travesía, película de 2020, explora desde tres perspectivas infantiles el conflicto bélico.
Un día antes de Navidad, los papás de Gerda y Otto –una familia noruega– son arrestados con la suposición de que esconden judíos en su casa. El arresto de sus padres provoca que Gerda encuentre a Daniel y Sarah –un par de hermanos judíos– en el sótano de su casa. La protagonista de la historia asume la responsabilidad de trasladarse junto con los niños judíos a casa de su tía para encontrar un lugar seguro.
La directora, Johanne Helgeland, logra plasmar la unión de los cuatro intérpretes en pantalla. La complicidad de los niños no sólo se ve en el trabajo actoral de cada uno, también dentro de sus personajes. Entre ellos encuentran la forma de transmitir su confianza y coraje para así lograr llegar a su destino. Además, las narraciones que Gerda cuenta durante el camino, como la historia de los tres mosqueteros, hacen que la experiencia sea llevadera e, incluso, divertida en momentos. En palabras de Svetlana Alexiévich: “Sólo se puede copiar de la vida, sólo la vida real tiene tanta fantasía”. La fantasía incorporada a la narración es parte central de la resiliencia que viven los personajes.
El filme es un retrato de cómo paulatinamente la guerra se adueña de lo que alguna vez los infantes disfrutaban. La gran diferencia, en esta ocasión, es que Gerda y sus compañeros no dejan de lado la curiosidad infantil y –hasta cierto punto– de buscar lo que hay del otro lado. La Travesía como el otro lado de la moneda de lo que solemos consumir acerca de la guerra, al igual que presentar una reflexión en torno al liderazgo y cuidado –normalmente asociados con los adultos– entre menores. Ante situaciones adversas podemos voltear hacia Gerda y sus tres mosqueteros para encontrar momentos efímeros de risa y alegría.
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