Una banda que no vende discos, empieza a vender nostalgia; esto es lo que tanto Motley Crüe como KISS, quienes dieron un concierto juntos en la Ciudad de México en el Foro Sol, no han sabido entender. Sobre un imponente escenario caracterizado con banderines, ventiladores gigantes y una montaña rusa (que más bien es un riel), comenzaron los primeros acordes de la guitarra de Mick Mars de Motley Crüe, interpretando “Saints of Los Angeles”, sencillo de su noveno y más reciente álbum de estudio. Seguido de “Wild Side”, la banda, acompañada de coristas-bailarinas que se por momentos parecían las estrellas de su presentación, siguió con exitos como “Shout at the Devil” y “Same Ol’ Situation”. Pasado esto, el baterista Tommy Lee dejó su lugar en la montaña rusa-riel para rociar un poco de champaña a los asistentes y pasar a ocupar un lugar frente a un brillante piano de cola e interpretar en él, la primera parte de la “mamá de las power ballads”, “Home Sweet Home” para posteriormente tocar la segunda parte en la batería. Después de esto, el ex-esposo de actrices como Heather Locklear y Pamela Anderson, interpretó un solo de batería al ritmo de hip hop y dubstep para después invitar a un asistente (previamente seleccionado) a experimentar la sensación de dar la vuelta en la montaña rusa-riel al ritmo de la famosa canción de los Ohio Players, hecha aún más famosa por los Red Hot Chilli Peppers, “Love Rollercoaster”. Al terminar esta demostración de talento y tecnología, Mick Mars, el cadavérico y frágil guitarrista de la agrupación angelina, subió al escenario para tocar un solo de alrededor de 5 minutos, que tropicalizó al agregarle la secuencia de notas del clásico canto futbolero “Olé, olé, olé”.
Acto seguido, el resto de la banda se le incorporó para tocar su éxito de 1981 “Live Wire” para seguir con el que probablemente fue el último gran hit de su carrera, “Primal Scream”. No conformes con la avalancha de éxitos con el que complacieron a sus fans, la banda finalizó su presentación con tres de sus más grandes éxitos: “Girls, Girls, Girls”, “Dr. Feelgood” y “Kickstart My Heart”. Mientras las coristas hacían lo propio acompañando con coros y un baile bastante improvisado e incluso burdo.
Veinte minutos después de que Motley Crüe dejó el escenario, se volvieron a apagar las luces y se escuchó la ya famosa frase con la que comienzan todos los conciertos de KISS: “All Right, [inserte nombre de ciudad aquí]. You wanted the best, you got the best. The hottest band in the world: KISS”. Acto seguido, cayó un telón con el logo de la banda dejando ver a Gene, Paul y Tommy, bajando por una plataforma al ritmo de “Detroit Rock City”, acompañados de Eric Singer haciendo lo propio en la batería. Después de dedicar unas palabras de bienvenida en español con acento gringo, la banda continuó tocando “Shout it Out Loud” y “I Love it Loud”, para posteriormente continuar con “Firehouse”. Esta última acompañada por la imagen de llamas en las pantallas gigantes, que generó la pregunta “¿en que momento la imagen de flamas en una pantalla sustituyó al fuego real en un concierto de rock?” Pasado esto, Gene Simmons escupió fuego, y la banda continuó su setlist con una nueva canción: “Hell or Hallelujah” (Monster, 2012), misma que disipó la emoción entre los asistentes al no estar familiarizados con la misma. Para continuar con su presentación, la banda interpretó “Shock Me”, canción que sirvió para electrizar a la audiencia, y que concluyó con un solo de Thayer y Singer acompañados de pirotecnia descargada tanto de la guitarra, como de una bazooka de utilería portada por Singer para después continuar con un solo de Gene Simmons, quien fue elevado sobre el rig de iluminación; desde ahí escupió un líquido que pretendía parecer sangre.
Pasado esto, la banda neoyorquina interpretó “God of Thunder” y “Love Gun”; en esta última Paul Stanley, vocalista y guitarrista, se transportó en una tirolesa a un escenario giratorio alterno, ubicado entre los asistentes. Para continuar con su mezcolanza de canciones clásicas, la agrupación interpretó “Lick it up” y “Black Diamond” para rematar por primera vez en la gira, según el frontman Paul Stanley, con su éxito “Universal Estereo”, “I Was Made For Loving You”, coreado intensamente por los asistentes.
La banda tocó las últimas dos canciones de su setlist: “Cold Gin”, y la canción más representativa de la banda, “Rock and Roll All Nite”. Culminaron su presentación con una extensa gama de fuegos pirotécnicos, dignos de un 16 de septiembre en el Zócalo de la Ciudad de México.
Sobre este concierto, parece que ambas bandas cada vez sorprenden menos en vivo, los elementos que incorporan resultan sobreactuados, innecesarios, predecibles o simplemente burdos; hacen ver al concierto forzado. Tanto del lado de Motley Crüe como del de KISS, es sorprendente presenciar la falta de habilidad de ambos vocalistas para llegar a las notas de las canciones que los hicieron ser famosos. Algunos aspectos como los visuales, junto con las coristas-bailarinas y los exagerados vestuarios usados por la banda liderada por Vince Neil, son elementos que hacen de su show una experiencia cheesy y de mal gusto, casi al punto de rogar que ambas bandas se hubieran separado apenas entrados los noventa, y que este tipo de conciertos se hubieran quedado en los ochenta.