Juan Gabriel: El Divo que México nunca cuestionó

“Dicen que lo que se ve no se pregunta, mijo”, respondió Juan Gabriel a un entrevistador que ni merece ser nombrado. Se cuestionaba su sexualidad. Ni hablar, un cretinazo que no sabía que esa pregunta la venía respondiendo desde el inicio de su carrera.

México es un país machista. El patriarcado. La figura del ranchero fuerte, tomador, mujeriego, romántico, nostálgico y alegre ha perdurado, convirtiéndose en un estereotipo ampliamente difundido. Así tenemos a Javier Solís, a José Alfredo, a Chente… pero también, extrañamente, tenemos a Juan Gabriel.

¿Cómo ese hombre que afirmaba que el “arte es femenino”, que se lucía sobre el escenario con un movimiento de caderas que sonrojaría hasta a Shakira, que le cantaba a su madre sin tapujos, podía ser el ídolo de una nación que no toleraba el empoderamiento femenino?

Así son los grandes. Rompen las barreras. Dictan la norma. Alberto Aguilera Valadez nació en Parácuaro, Michoacán, encumbró a Ciudad Juárez, pero conquistó a un continente con canciones que salen cuando las copas ya traban las lenguas, pero no el sentimiento. Con sus palabras, con la honestidad que plasmó en sus letras, Juan Gabriel es una figura que no admite cuestionamientos. No importa a quién le cantaba, no importa si era un hombre o una mujer, el Divo, el eterno Divo nos dejó un legado como él: sempiterno.

timthumb

En las entrevistas, siempre sereno, con esa voz suave y ademanes marcados, con la terneza que sólo una madre o esa tía que siempre te recibe en su casa con un plato de la sopa que sólo hizo porque es tu favorita, Juan Gabriel era hábil esquivador. Con una mente casi siempre un paso adelante y una salida siempre a la mano, nunca quiso que se indagara en su vida personal (Digo, ¿quién querría?). ¿Por qué se necesita una confirmación? ¿Serviría? La carrera habla por sí misma. La diferencia entre él y muchos otros, es que en su lugar, él sí amó.

Si David Bowie y Prince fueron dos personajes que colocaron la androginia en el mapa anglosajón, digamos que Juan Gabriel hizo lo propio con los hablantes de español. Con la frente bien en alto, con el rostro acongojado por ese pertenecimiento que sólo se encuentra cuando se ha vivido lo que se canta, él era una figura inalcanzable, que seguramente ha incitado a generaciones a salir al mundo como son. Sin disfraces. Sin importar la apariencia, el tono de voz, la ropa que se usa, o la orientación sexual.

JuangaPrince

Gracias, Juan Gabriel, gracias por todo. Por las noches incontables en las que tu grandeza queda inmortalizada por las gargantas corroídas, por las lágrimas derramadas con tus canciones que parecen nuestras, por las risas a carcajadas y las sonrisas involuntarias. Por hacer de nuestras listas musicales lugares en donde podemos encontrar a José José, Rocío Durcal, Angélica María o Vicente Fernández. Gracias también por cruzar ese umbral en Bellas Artes, por demostrar que la Cultura se puede mezclar perfectamente con su homónimo sin mayúscula y salir en cadena nacional sin temor a que la intolerancia surtiera efecto en tu persona.

Ahora eres el más triste recuerdo de México, de Chile, del Perú, de Venezuela, de Colombia, de Argentina, de Bolivia, de España, de Costa Rica, y de todos esos países que han vibrado junto a tu voz. Abrázanos que el tiempo es malo y muy cruel amigo.

Nuestro amor eterno, queridísimo Juan Gabriel.

Y no te preocupes, que por acá seguiremos amando, cantando y bailando, así como nos enseñaste.

¿Quieres oir un buen chiste? DJ Shadow y Run the Jewels presentan el video para “Nobody speak”

PLAYLIST 28 DE AGOSTO