Aquellos añorables cuadernos donde había que unir cada punto hasta que se formara una imagen para después colorearla, probablemente remitan a una infancia feliz. Llenar esos cuadernos era esperar con paciencia y emoción a que se completara la numeración para poder ver algo que probablemente ya sabíamos que iba a ser. Join the Dots es el segundo álbum de los ingleses TOY, un disco un poco complicado, pues colocaron la vara muy alto con su primer material. El disco abre con "Conductor", una pieza experimental y progresiva bastante amplia, dándole siete minutos de arranque antes de encontrar el siguiente punto a unir. Parece muy atrevido de su parte abrir el disco de esta manera, pues en estas épocas de desesperación, a mucha gente les cuesta trabajo escuchar algo muy largo, más aún si no incluye voces. De todos modos esta pieza genera el mood indicado para darle una encantadora entrada al disco.
Le sigue "You Won't Be The Same", un track hipnótico con una línea de bajo que se empieza a perder dando vueltas por la cabeza. Lo que tienen a lo largo de todo el material es una mezcla perfecta entre ruido y melodía. "As We Turn" le sigue, todavía con una entrada lenta, esperando a que se agarre una mayor facilidad en encontrar los puntos que siguen, de una manera tranquila y espaciosa van formando una imagen repleta de guitarras elípticas y fascinantes sonidos muy similares a los que habían creado con el álbum que sacaron a 15 meses de distancia. Esto no quiere decir que no hayan progresado como banda, sino que suenan a alguien que estuvo escuchando mucho a TOY, como si ellos fueran su propia influencia.
"Join The Dots", la canción que le da nombre al álbum, es una gran extensión de casi ocho minutos, un fascinante track que se da una pausa para lograr apreciación musical entre los versos, con un diálogo musical de llamada y respuesta en el que no le sobra ni un segundo de emoción. Es una canción cósmica que jala al escucha dentro de un espiral sonoro.
"Endlessly" nos lleva más hacia un espacio pensativo lleno de kraut, mientras que "Fall Out Of Love" es probablemente lo mejor que han hecho, diez minutos en los que Dougall y su pandilla se avientan hacia algo más glam para explotar el álbum en algo colorido y grandioso.
Después de unir punto por punto, Join The Dots se convierte en la imagen esperada con tanta ansiedad, aquella imagen que uno muere por colorear y presumirla entre sus amigos. Un segundo álbum que alcanza las expectativas de quien tenía miedo de que se le perdiera un punto en el camino. Un gran álbum para empezar el año.