Bienvenidos sean los cambios: 'All The Time' de Jessy Lanza
No importa cuánto aspiremos a controlar las circunstancias y sucesos que moldean nuestra vida, a veces simplemente no podemos. Hay hechos que escapan de nuestras manos, factores externos y lo único que nos queda es dejarnos fluir sobre el caótico caudal de la existencia.
Por ahí dicen que los caminos de la vida no son como uno pensaba y ante los cambios, hay de dos sopas: la que te sabe a un aprendizaje delicioso y nutritivo que te deja satisfecho o la que te quiebra con el amargo sabor de un bucle infinito que te ofrece más de lo mismo.
Nunca es fácil nadar contra la corriente de los cambios y para la cantautora canadiense Jessy Lanza, la creación de su más reciente álbum All The Time ha sido toda una travesía de aprendizajes al lado de su compañero y productor Jeremy Greenspan (Junior Boys), con quien lanzó su tercer material el pasado 24 de julio a través del sello Hyperdub.
Pero antes de hablar acerca del viaje que emprendió Jessy Lanza para la creación de All The Time, vale la pena detenerse a contemplar el camino que la ha formado, convirtiéndola en la artista musical que hoy es.
Jessy Lanza tuvo una formación musical en su hogar, ya que sus padres eran músicos, y gran parte de su interés por las herramientas se debe a que su papá solía tener una empresa de renta de PA y equipo de audio en los noventa. Ella aprendió a tocar el clarinete y el piano cuando apenas era una niña; unos años después, se inscribió a la Universidad de Concordia (Montreal, Canadá) para estudiar una carrera en música especializada en jazz.
Antes de comenzar a crear su propia música, solía ser maestra y fue a partir de esa exploración a lá DIY (Do it yourself) que finalmente se animó a producir y escribir sus propias canciones. Fue así que ha establecido Hyperdub como su hogar discográfico en donde ha publicado sus dos discos previos, Pull My Hair Back del 2013 y Oh No de 2016.
Durante sus andadas como productora, letrista y cantante, Jessy Lanza ha logrado adquirir una identidad sónica que, aunque tiene sus raíces firmes en el pop de los noventa con una gran influencia de Janet Jackson y Jill Scott, también ha sido moldeada por el jazz de Roy Ayers o el encanto electrónico de Yellow Magic Orchestra.
A pesar de todo el abanico de influencias, Jessy Lanza ha labrado su propio sonido que se podría describir como un pop y R&B con miras hacia el pasado y una ambición por adelantarse al presente.
Para Lanza, realizar All The Time fue toda una odisea, ya que cuando apenas empezaban los primeros pasos de su conceptualización del álbum en el 2017, ella estaba dejando atrás su hogar en Hamilton, Canadá (donde nació y creció) para irse a Nueva York.
A esto también se agregó la dificultad de llegar a la ciudad sola y tener que trabajar el disco a distancia con Jeremy Greenspan, su mancuerna creativa y pareja de vida, quien para entonces seguía en Hamilton.
Por si fuera poco, después de que finalmente lograran terminar el disco a distancia, el siguiente paso sería la promoción y gira del disco, que probó ser igual de complicado ya que se detonaría la crisis mundial de salud frente a la pandemia de COVID-19, lo que la condujo irremediablemente a cancelar el tour que tenía planeado con Yaeji y el el resto de sus planes relacionados con All The Time.
Como consecuencia, ella y Jeremy tuvieron que irse de Nueva York, pese a que ya estaban más que instalados, y se mudaron a un suburbio en San Francisco con su familia con el propósito de aislarse y realizar una prolongada cuarentena.
Ejerciendo el súper poder del ser humano, Jessy Lanza se adaptó a las circunstancias y empleó la virtualidad como un recurso vital para generar contenidos y promocionar su tercer material. Un ejemplo muy bello de esta adaptabilidad digital es el videoclip de “Anyone Around”, en el cual se emula una videoconferencia tipo Zoom, en el que varios artistas se echan un jam de la canción. Algunas de quienes participan y podemos ver en el cameo son DJ Swisha, Kara-Lis Coverdale, Korea Town Acid y Scratcha DVA.
A partir de este video fue que Jessy Lanza empezó a indagar en tutoriales en línea y chats de ayuda para productores. Si bien ella siempre ha sido de la escuela hazlo-tú-mismo, la coyuntura de la pandemia la llevó a auxiliarse del Internet para afilar sus habilidades como productora desde casa.
Si se escucha el disco con atención, es notoria la sensación de continuidad a partir de una misma paleta sónica en la progresión de las canciones. Esto se debe a que Jessy Lanza utilizó los mismos sintetizadores, parches y máquinas de ritmo debido a que estaba limitada al poco espacio que tenía en su estudio casero en el departamento de Nueva York. Es por eso que se sienten rasguños al cuello de 808 y abrazos semi-modulares que se pueden apreciar en varios de los 10 tracks del disco.
Además del pop avanzado y hermoso que se manifiesta en All The Time, se trata de una obra que contiene una fuerte carga de nostalgia y es un disco muy íntimo en el que no solamente están presentes los desplazamientos (voluntarios e involuntarios), sino que plasma la lucha ante los cambios que ella tuvo que confrontar.
Una de las canciones que más pueden ejemplificar esto es “Ice Creamy”, un track en el que Jessy Lanza habla acerca de su antiguo hábito de consumir somníferos, lo que eventualmente desencadenó en una adicción que afortunadamente logró superar y que pudo convertir en otro aprendizaje.
Pero el álbum no se detiene solo en un retrato sumamente personal de la añoranza y los cambios y cierres de ciclos para emprender nuevos comienzos. All The Time recalca la firma sonora que ha construido Jessy Lanza desde hace 7 años y, bajita la mano, es un disco que nos recuerda uno de los principios que Hyperdub tiene como sello: empujar las barreras del sonido y reinventar las frecuencias que alberga.
Sin duda uno de los discos “pop” más peculiares del año y un importante recordatorio de nunca temerle a los cambios.