(Mute, 2010) Es viernes por la noche y una chica hurga frenéticamente en el desastre que tiene por armario. Después de una larga búsqueda, encuentra la combinación perfecta para brillar en la pista de baile: lycras neón, una playera muy larga y enormes arracadas de plástico. En este afán de recordar los años ochenta, Alison Goldfrapp y Will Gregory, dúo conocido como Goldfrapp, regresan en patines de cuatro ruedas con Head First; un homenaje a la década del mal gusto en la ropa y el synth pop.
Tras el fracaso de Seventh Tree, su placa más folk, los integrantes de Goldfrapp parecen anhelar ser queridos por el público de nuevo, el resultado es un disco alegre, complaciente y muy bailable. Head First compila una voz como la de Olivia Newton-John, los sintetizadores y guitarras de Van Halen y la dulzura de ABBA en un disco breve y contundente, en resumen los mismos ingredientes que el soundtrack de Scarface. Desafortunadamente, por más que American Apparel y otras corporaciones piensen que los 80 todavía son gloriosos, el brillo de esos días se ha diluido en el firmamento.
Las canciones de Head First están producidas de forma impecable y cada una tiene elementos que remiten a lo mejor del sonido de una generación, no obstante también carecen de la chispa que hizo al dúo merecedor de una nominación al Mercury Prize en el 2001. “Rocket”, primer sencillo del álbum, es la canción que más se acerca a un hit de los ochenta y mientras Alison Goldfrapp literalmente “manda a volar” a su pareja, casi se pueden ver rayos láser que emanan de las manos de la vocalista y pintan la atmósfera de magenta fluorescente.
“Oooh, I’ve got a rocket/ Oooh, you’re goin’ on it / Oooh, you’re never coming back”
(Oooh tengo un cohete / Oooh te irás en él / Oooh nunca regresarás)
En Head First también sobresale “Alive”, track eufórico y lleno de luz que avanza con una línea de bajo contundente y melosas armonías de un sintetizador a tope; bien podría ser el nuevo himno del club de Los Optimistas. “Shiny and Warm” combina las letras repetitivas del punk setentero y el ritmo característico de Devo para crear una canción violenta y rápida que se esconde bajo los filtros que modulan la voz de Goldfrapp y el mismo título de la pieza que distrae un poco del contenido verdadero de la misma. El único corte propositivo en el disco es “Voicething” donde el dúo construye una canción con una base rítmica y todo lo demás se adorna con la voz de Goldfrapp. Artistas como Björk y Matias Aguayo ya han experimentado con este tipo de creaciones, pero es lo más interesante dentro del revival ochentero de Head First.
Esta producción no es la mejor de Goldfrapp y aunque no tiene canciones desagradables, el disco peca de predecible y carece del sentimiento suficiente para contagiar la manía por los 80. Head First es un buen tributo a aquella década ilustre para el synth pop y también es un gran recordatorio de que hay que hacer limpieza en el armario más seguido, es indispensable contar con un par de elementos retro en el vestuario, pero no pueden ser la base de nuestros outfits todos los días.