Fue a partir de un comentario de nuestra editora del sito, Maria José López que surgió la necesidad de realizar este breve e innecesario artículo. Lo que dijo surgió en torno a la más reciente película de Bob Esponja, pues afirmó que, en su opinión, los verdaderos protagonistas de la historia eran las (insoportables) gaviotas que (de forma molesta) aparecen constantemente en la (terrible) historia.
Personalmente, considero que el rol que estas tienen no difiere de otras aves populares en el cine y la televisión, como los pingüinos que contemplan el Show de Beakman en su televisión o los pájaros mariachis que cantan y narran la aventura del cobarde camaleón en Rango (2011). Es decir, las gaviotas en este caso son una excusa para contar la historia, al menos para darles arranque; son parte de la "framing narrative", literalmente la narrativa enmarcante que forma una historia que rodea una historia. Pero de haber atendido sólo esta cuestión, el artículo terminaría aquí, por lo que optamos por expandir las fronteras de la presencia de la gaviota (el ave) en el cine. Veamos...
Si bien, los ejemplos que el cine nos ha dado con gaviotas son bastante limitados, pero suficientes para pensar en un patron que hable sobre el tipo de personaje que frecuentemente son y de alguna manera comprender la percepción que tenemos de ellas. Si habláramos de otras aves como un cuervo o una paloma (blanca, porque nadie quiere a las grises) sería más fácil comprender los patrones que siguen o lo que indican. De igual manera, otras aves como los avestruces tienden a sobresalir por su rostro particularmente torpe y su abobado método de defensa de esconder su cabeza bajo tierra, mientras que un halcón resalta por su aguda precisión. Todos estos son elementos que terminan por reflejarse en un personaje en pantalla.
Para quien llegó a ver esas atocigantes cápsulas de Nickelodeon tituladas "Por simple curiosidad" recordarán la narración sin ánimo de un niño planteando experimentos como ver si un caracol es más rápido que una babosa o poner una torta (pastel) de chocolate en la playa para ver cuánto tarda en ser devorado por las gaviotas. Y es que cuando se trata de un pájaro que no cuenta con la inteligencia del águila ni la sabiduría del buho, no es una sorpresa que en el cine se represente este escandaloso y desenfrenado apetito como la principal fuerza que impulsa a un grupo de gaviotas en pantalla.
Esta personalidad aborda desde lo cómico, como el caso de Buscando a Nemo (2003) con las gaviotas que dicen "mine", hasta lo terrorífico en el caso de Los Pájaros (1963), de Alfred Hitchcock, donde esa violencia voraz se torna contra los humanos.
https://www.youtube.com/watch?v=D15HPy4x73g
Existe un segundo tipo de presencia de las gaviotas en el cine, y es posiblemente el más común. A pesar de ser aves grupales, frecuentemente aparecen individuos de esta especie en películas como La Sirenita (1989), Bernardo y Bianca de 1977 (aunque el personaje de Orville es un albatros, también es un ave marina similar a una gaviota) o la sanguinaria Watership Down (1972). Tienden a ser excéntricas, poco listas pero sumamente fieles; incluso podría asumirse que sus rasgos provienen de una locura de aislamiento o rechazo por parte del grupo, razón por la que se ven forzados a buscar amistades con criaturas ajenas a su especie. De cualquier manera, su capacidad para volar termina siendo útil para salir de algún apuro que parecía no tener posibilidades de resolverse.
Bob Esponja continúa en el cine, y es quizás por su dificultad para mantener una historia coherente que, como espectador, uno se puede permitir el divagar en pensamientos y cuestionar cosas tan poco relevantes o dadas por hecho como la antropoformización de los animales. Esta vez, el caso fueron estas aves marinas, que a veces incluso pueden resultar más caricaturescas que sus encarnaciones ficticias en pantalla... como cuando alguien tiene la idea de darles laxantes.
https://www.youtube.com/watch?v=suYz5SHFHyA