Fotos: Andrea Solís

En México existe un mito dentro de la industria del entretenimiento. Se ha dicho durante varios años que el rap norteamericano no vende boletos porque no existe un público a gran escala que lo consuma. Sin embargo, desde hace un par de ediciones, el Festival Ceremonia nos demuestra que si esa afirmación alguna vez fue real… la situación está cambiando.

Este sábado 2 de abril se llevó a cabo la octava edición de uno de los festivales con mayor propuesta a nivel nacional. El Festival Ceremonia entiende muy bien a su público y la mayoría de las veces, lo consciente con line-ups de la mejor calidad. Sobre todo cuando hablamos de los amantes del rap, con carteles que a través de los años han incluido a pesos pesados como Snoop Dogg y Tyler, The Creator. En esta edición nos trajeron a, nada más y nada menos, que la agrupación de rap más legendaria de todos los tiempos, Wu-Tang Clan, y a uno de los raperos más importantes de la última época, A$AP Rocky.

Rebasada la medianoche dentro del Parque Bicentenario, “Pretty Flakito” presentó unos de los shows más enérgicos que se han visto en este festival a lo largo de sus ocho ediciones. Acompañado únicamente de unos espléndidos visuales, A$AP prendió en fuego el escenario Agua Rifada a través de brincos, gritos y las mejores barras.

A pesar de mostrarse rudo a través de su música e imagen, Rocky demostró tener un corazón gigantesco siendo extremadamente amoroso con su público. Durante todo el concierto, expresó su asombro por la entrega de su audiencia en México. Incluso, la emoción lo llevó a aventarse a la multitud.

La gasolina no sólo se veía sobre el escenario, sino que el rapero logró contagiar a lxs asistentes. En más de una ocasión invitó a lxs espectadorxs a generar el famoso mosh pit: un fenómeno que se genera en conciertos de punk, rock, metal y ahora en el rap, donde el público baila, se empuja y corren en círculos dentro de una pequeña multitud que se genera en la audiencia. La emoción de ver a un rapero de la talla de A$AP Rocky en la Ciudad de México provocó que muchísima gente se uniera a navegar la marea del slam que se generó en el concierto.

Desde sus mayores bangerz como Sundress, hasta canciones de sus primeros materiales como Goldie o Wild For The Night, pudimos escuchar gran parte del repertorio del neoyorquino. El ambiente que se sentía era impresionante; la mayoría del público coreaba sus canciones e incluso, algunxs rapeaban sus rimas a la perfección.

El show terminó de la manera más romántica en la que puede terminar un concierto: fuegos artificiales y una enorme masa de personas que deseaban que ese momento durara para siempre.

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