Por Tamagotchi (@tamcaire)
Aquí va un tuit, ahí va otro. De pronto, el timeline se llena con exclamaciones y parece temblar de emoción: “¡Sí, finalmente!”, “Tengo que ir”, “Oh, los amo.” Uno tras otro del mismo tema. Es común que una banda anuncie por sus redes sociales un concierto y que haya entusiasmo en el público, pero Foo Fighters lo hace y la gente se vuelve loca. Un anuncio inesperado, sobre todo en tiempos que se rumoreaban negros para la banda.
México, por primera vez, recibirá a los Foo Fighters. De repente proliferan los fans de la banda y gritan su canción favorita, aunque a veces sólo conozcan una. El culto al personaje de Dave Grohl se extiende. La radio toca, si es tranquila “Best of You” y si es clásica, “All My Life”. De tanto escuchar su música, hasta la señora de la casa sigue la canción del grupo post-grunge. Y claro, el adolescente de los noventas, ahora adulto, se quita el saco y busca frenéticamente su boleto en Ticketmaster.
Sin embargo, luego de los 19 años de la banda, queda la pregunta: ¿qué es lo que fascina tanto de Foo Fighters? Para muchos, han estado ahí desde su infancia. Omnipresentes, casi. Como si no hubiera por qué cuestionarse la emoción que provocan. Pero ¿por qué luego de casi dos décadas de existencia son admirados por personas de todo tipo?
1. Su actitud relajada y bromista
El carisma de la banda se puede comprobar con sólo ver sus videos: dos de cada tres son una comedia. Pueden actuar como adolescentes, bailar desnudos, bromear sobre Coldplay y Guns N’ Roses, hasta de ellos mismos.
E incluso, al momento de ser criticados, saben cómo responder con humor.
2. Críticos
No tienen miedo para expresar sus opiniones políticas o para apoyar causas: la música de la banda fue utilizada en la campaña de John Kerry contra George W. Bush; se han bromeado de aquellos en contra de la homosexualidad; y unido a grupos activistas alternativos en torno al sida. Al mismo tiempo, son claros con sus pensamientos y no son cobardes al criticar aspectos latentes de la sociedad actual.
3. Popular pero no comercial
Hay quienes los tachan de genéricos o mainstream, debido a su popularidad, pero la banda se ha mantenido firme a su esencia y también al momento de no dejarse llevar por el dinero. Jamás se escuchará una canción de los Foo Fighters en Glee o en un comercial. Lo importante para ellos como músicos es hacer las cosas por amor a hacerlas, no por vender.
4. Con los pies en la tierra
Podrán tener grandes cantidades de dinero por las ventas de sus siete discos y tours por cinco continentes, pero son conscientes de que esto no lo es todo. Aún después de haber llenado el estadio de Wembley y provocado un sismo en Nueva Zelanda, la misma banda se pregunta cómo ha sido posible. La fama no les ha traído delirios de grandeza; cada uno tiene su propio proyecto de vida. Para Dave Grohl, por ejemplo, su familia es la que los hace mantener conciencia de la realidad.
5. Como quieren y cuando quieren.
Ya sea en un estudio o en un sótano, los Foo Fighters, al momento de crear música, lo hacen a su manera. Si tiene que hacerse una, dos o tres veces, lo harán. Se toman su tiempo e imponen sus reglas. No tienen miedo de cambiar su estilo: desde su esencial grunge, pesadas guitarras, suaves acústicos que cantaría la señora madre hasta piezas acompañadas por violín. Y más de una vez después de momentos tórridos y pausas en la carrera de la banda, han logrado sacar música de mayor calidad.
6. La banda de cinco fénix
¿Qué pasa cuando juntas miembros de bandas que terminaron prematuramente? Foo Fighters. Dave Grohl supo formar bien a su equipo: Nate Mendel fue bajista de la banda de rock alternativo Sunny Day Real Estate; Taylor Hawkins fue baterista de Alanis Morissette; Chris Shiftlet estuvo en la banda punk No Use for a Name; y Pat Smear acompañó a Dave en los últimos momentos de Nirvana. Cada uno tuvo una banda (e incluso más) antes. Tuvieron su cúspide y cayeron, por una o por otra razón. Sin embargo, la pasión que tienen por la música los impulsó a formar la banda.
7. Amor a los fans
Han detenido shows para proteger a sus fans de peleas. A los mineros atrapados de Australia que pidieron un iPod con música de ellos los invitaron tanto a sus conciertos como a ir por una chela. No hay problema si un fan se sube al escenario, es más, lo invitan. Reconocen lo importantes que son sus fans y por eso mantienen el mayor contacto posible con ellos.
Sin mayor duda, sólo queda esperar a que llegue diciembre para confirmar estos puntos, pero no se puede negar que la locura detrás de los Foo Fighters tiene origen en los aspectos personales de la banda y su forma de crear música. Cada miembro ha sido pieza fundamental para la máquina musical que son los Foo Fighters. No es sólo el carisma de Dave Grohl, sino la energía de Hawkins, la candidez de Smear, la actitud relajada de Mendel y la potencia de Shiflett. De otra manera, no serían la misma banda. Los Foo Fighters se reinventan, cada vez que parece que desaparecerán, y sorprenden con una nueva estrategia. Ahora suave, ahora fuerte, ahora más orquestal. La gente salta eufórica con cada movimiento que hacen. Tanto en concierto como con sólo su música. Y eso es lo que hace temblar a la tierra cada vez que se presentan, la energía con la que se descargan al hacer música.