Bergman es un apellido que para muchos casi supone un verbo, pues dentro de la admirable trayectoria del director Ingmar Bergman se encuentra un repertorio fehaciente, claro y suspicaz de la condición humana y de lo truculenta y compleja que ésta puede llegar a ser.

Para todo cineasta, esa pregunta por la condición humana ha sido algo reiterada y quizá, en algún momento, Mia Hansen-Løve quiso entender algo que Bergman ya tenía previsto. Bergman Island es un recorrido por muchos lugares de la isla de Fårö, que a la vez son los lugares de las películas de Bergman, y también son los de la película de Mia Hansen-Løve. Al mismo tiempo, éstos son los lugares de la película que Chris (Vicky Krieps) está escribiendo y proyectando a través del relato que le expone a un Tim Roth que la juega de Tony, su esposo embelesado por Bergman.

En este curioso relato, Chris, en sus personajes, explora las deficiencias de una relación que no parece relación y quizá es con Chris que Mia Hansen-Løve explora algo de su propia vida, lo que Bergman quizá ya tenía previsto en “Escenas de un matrimonio”. Este divertido retruécano está lejos de ser un juego simple y sin sentido, es el propio centro de la película que presta a quien la mira, una contemplación de la realidad misteriosa de comprender, y enteramente valiosa de contemplar, en su séptimo largometraje.

Bergman Island es, sobre todas las cosas, una visita a las temporadas realistas del amor. Cuando éste deja de ser un relato dulce y encantador y se convierte más en una historia de amargas pero realistas proporciones. Esas donde el amor se torna un fantasma que deambula los rincones del corazón, un monstruo que atormenta las más personales habitaciones.

Mia Hansen-Løve traza una línea en el multiverso y la imaginación, que comienza en el Cine de Bergman y pasa por el suyo, para llegar al de las películas de sus personajes que la representan a ella misma y también a los personajes del propio Bergman.

Bergman Island es un espacio de multiversiones para ir al mundo a la imaginación y al imaginario.

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