[#FESTIVALMARVIN]: Danny Brown

Danny Brown es un rapero cuyo estilo, imagen y discurso en general podrían fácilmente compararse con una pintura de Francis Bacon: hay una inmensa oscuridad y espíritu hostil, todo expresado de una manera psicótica y esquizoide. Danny Brown es un ejemplo de artista que lleva la unicidad y disonancia más allá del ámbito comercial, más bien se dirige un espacio de liberación y catarsis, sin ganas de satisfacer o gustar. A pesar de esto, es difícil ver a Danny Brown con algo en su rostro que no sea una sonrisa, presumiendo sus dientes chuecos y ciertamente dando la impresión de ser vagabundo, con su cabello extravagante y sentido de la moda excéntrico. Es decir, este rapero denota una imagen confrontativa, pero al mismo tiempo hay un factor emotivo y tranquilo, ambos muy presentes en sus creaciones musicales.

Quizá esta actitud sea parte de su trasfondo social. Oriundo de Detroit —todavía una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos por su alto grado de homicidios—, Brown estuvo expuesto a dos mundos distantes en su niñez y juventud: la música y las drogas. La primera proveniente de sus ganas de rapear y su papá DJ, mientras que la segunda provenía de las calles y ciudad en la que creció. Después de unos cuantos arrestos, decidió continuar su carrera musical orientada específicamente al rap.

The Hybrid (Rappers I Know, 2010) fue su primer disco y desde ahí marcó su característico estilo: su voz. Brown es usualmente conocido por su tono agudísimo, como si quisiera deshacer su garganta mientras platica sus experiencias en la calle, prisión, drogas, sexo y otros debrayes creativos.

Hay pocas canciones tan autobiográficas como “Greatest Rapper Ever”, donde habla desde sus experiencias como vendedor de drogas hasta su paseo por disqueras, entre otros temas. Si sus letras y tono vocal para expresarlas no fueran suficientemente tenebrosas, su producción también está llena de sonidos procesados de tal modo que le dan una presencia ominosa a sus canciones, como si fueran un psicópata a punto de estallar. Curiosamente, Danny Brown usualmente recibe calificativos como éste: está loco, perturbado, enloquecido por el sexo y las drogas.

No sería una exageración decir que la actitud y porte de Brown parecen hacer referencia a otro ente psicótico del rap: el fallecido Ol’ Dirty Bastard, antiguo miembro del Wu-Tang Clan, quien murió de una sobredosis. Brown parece disfrutar el hecho de ser la oveja negra en el mundo del rap comercial, constantemente incomodando y dejando claro que no aspira a ser tu amigo cercano, sino el familiar ex-convicto con el que debes tener cuidado.

 

Esta cualidad incómoda de Brown resalta por su particularidad al escribir. Él dice que, desde su niñez, escribía y hablaba en rima, lo cual podría ser mentira, pero cuando se observa el talento lírico de este detroités uno se da cuenta de que probablemente así fue. En sí, las letras de Brown abarcan varios espectros: pueden ir desde una narrativa bien escrita...

o una crítica social...

o situaciones en la venta de drogas...

 … entre otros.

Su estilo lírico es completamente exquisito, con excelentes rimas fluidas, figuras retóricas e imágenes sumamente contundentes. Su sencillo más conocido, “Grown Up”, es prueba de todas estas características.

 

No obstante, quizá uno de sus aspectos que llamó la atención durante el inicio de su carrera era su humor e irreverencia para tratar todo tipo de temas, como en “Radio Song”, donde se burla levemente de la industria musical.

 

Aunque al inicio de su carrera Brown se especializó en incomodar con letras incendiarias y humor negro, hoy en día realiza un trabajo mucho más introspectivo. Su último disco Old (2013, Fool’s Gold), como el nombre indica, es de un enfoque mucho más maduro, más íntimo y como si estuviera buscando una voz más honesta.

 

 A Danny Brown le dicen “The Hybrid” [El Híbrido] y esta imagen es muy precisa: combina varios estilos de rap, en ocasiones, dentro de una canción; su voz oscila entre la grave reflexión y la agudísima esquizofrenia; su producción está llena de sonidos curiosos y etéreos, como una película de horror de muy mal gusto. En vivo se puede esperar una manifestación similar: un himno a la incomodidad, pero con diversión desmedida.

 

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