Festival Internacional de Cine de Morelia. Día 3

Texto por Miguel Valdivia  

El tercer día del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) ha concluido, y la verdad es que el cuerpo se empieza a cansar. Los hombros pesan de cargar la mochila de un lado a otro, la espalda molesta por todo el tiempo sentado y los ojos cansados por tanto ver.

7:35am. Me despierto bien triste por estar vivo a esa hora, pero es necesario porque así funciona mi vida en el festival: a las 8:45am me aseguro de ser de los primeros en llegar a taquilla para tener pases para las proyecciones que quiero ver. A las 9:00am son las primeras funciones de prensa, y pues nos se puede faltar, porque cine gratis, es cine gratis; y a partir de este momento, las cintas que ver y las conferencias a las que asistir son una tras otra, por lo que vuelvo al hotel más o menos a la 1am, dispuesto a escribir sobre mi día, por si a alguien le interesa.

Mi tercer día en el FICM empezó con No quiero dormir sola, Ópera Prima de Natalia Beristain. Amanda, una joven sin pretensión, alguna termina haciéndose cargo de Dolores, su abuela, actriz retirada y alcohólica. No es una obra maestra y su primer acto es muy largo, pero al ficcionar encuentros que tuvo Natalia con su abuela Dolores, obtiene una reflexión sobre el envejecer bien lograda.

Una de mis metas es ver toda la Semana de la Crítica del Festival de Cannes. Hoy pude ver J'enrage de son absence y Hors le murs, dos de los siete largometrajes que pertenecen a esta selección, y lamentablemente puedo decir que de ambos he salido con un mal sabor de boca. Encontré las dos películas flojas; se toman licencias para dar paso a acciones que no son verosímiles con el fluir del filme, y al final me hicieron exhalar, agradeciendo que por fin terminaron.

El invitado de honor, Abbas Kiarostami tuvo su conversación donde el iraní era traducido a inglés, y el inglés a español. El teatro Rubén Romero, con su luz tenue y vibra romántica fue el marco perfecto para la plática donde habló de su manera de trabajar; de cómo le gusta usar actores que no son profesionales y que agradece el poder de sus actuaciones a la libertad que les otorga. Reflexionando también que las mejores películas son las que se basan en la realidad.

Al final del día me encontré con la obsesión. Beyond the hills, el cuarto largometraje de Cristian Mungiu, ganador del premio a Mejor Guión y Mejor Actriz así como nominado a la Palme d'Or en la pasada edición del Festival de Cannes. Retrata un monasterio donde se reencuentran dos amigas que crecieron en el mismo orfanato. Voichita ha encontrado su lugar sirviendo a Dios mientras que Alina quiere huir con ella. Son dos horas y media que nos obligan a preguntarnos sobre las posibilidades de la fe y las últimas instancias por el amor obsesivo por algo o alguien. La cámara se vuelve un observador a dos ideologías en constante choque, donde cada parte es la correcta de su propia película. Una búsqueda al interior y la reflexión sobre nuestros ideales y los ajenos. Si durara media hora menos, eliminando en la edición ciertos aspectos que se repiten constantemente, creo que sería una película altamente recomendable, pero es una obra muy lenta y muy extensa como para darme la libertad de hacerlo; aunque lo que es de admirar es la capacidad de Cosmina Stratan y Cristina Flutur de mantener personajes tan complejos, intensos y muy bien construidos por tanto tiempo. Mantienen por sí solas, la presión de ésta, su primer película, haciendo que cohesionen sus múltiples elementos y que de esta manera logre funcionar.

Mañana vienen películas que espero mucho, y con el clima mejorando, no podría estar más ansioso porque amanezca.

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