Festival Internacional de Cine de Morelia. Día 2

Texto por Miguel Valdivia  

En todo el día no dejó de llover. Un ambiente bastante melancólico que quedó hecho a la medida para la mayoría de las funciones a las que asistí.  Tuve la oportunidad de ver Táu,  Amour,  Orgullo,  Après mai y Ginger & Rosa, así como asistir a la conversación de Sally Potter con el crítico de cine Nick Roddick.

Táu es una obra conceptual de Daniel Castro protagonizada por Brontis Jodorowski que nos lleva al desierto de Wirikuta, en la búsqueda de uno mismo mediante la soledad y los ciclos que nos presenta la vida. "Táu" significa sol en huichol, y ésta es la primera parte de lo que se supone que será una trilogía. Lo que es en verdad admirable de esta producción, es su fotografía, que no sólo es hermosa, sino que está hecha completamente con luz natural.

Orgullo es un largometraje español de 1955 que proclama ser el primer western hecho en Europa. Parte del programa que Morelia está haciendo para poner el nombre hoy olvidado de Manuel Mur Oti de nuevo en juego (algo como lo que hicieron hace dos años con Sergio Corbucci), cuenta una historia de amor, conflictuada por el conflicto generacional entre los Mendoza y los Alzaga por un río que divide sus tierras. Lo que es fascinante de este filme es la dirección de Mur Oti, pues tiene planos y un ritmo narrativo que aún hoy en día es difícil de encontrar con la misma solidez.

Olivier Assayas se está convirtiendo (o ya se convirtió) en uno de los consentidos de Morelia. A él le dedicaron una retrospectiva hace dos años, y ahora trajeron de nuevo su nombre con su más reciente película Après mai, una historia de estudiantes en París durante la década de los 70, inconformes con la manera en la que los están gobernando. Assayas estuvo presente para contestar preguntas de política y cine, pagando así la deuda que a muchos les dejó con su ausencia en el festival dos años atrás.

Ginger & Rosa, la película que Sally Potter está presentando este año es una obra que no sólo reafirma una madurez narrativa por parte de la directora, sino que Elle Fanning, niña (ya no tan niña) que muchos ubican por ser la hermana menor de Dakota, es apabullante en pantalla. Es todo lo que debería de ser, no más, no menos; en verdad creo que no pudo haber alguien que interpretara el papel de manera más acertada que ella, demostrando como cierto un principio que Potter afirmó en conferencia como la tarea más importante de un director: dedicarse a seleccionar un buen casting.

Dejo al último la película que más me gustó del día: Amour. Cinta ganadora de la Palma De Oro en el Festival de Cannes este año, una de las cartas fuertes dentro del cartel de Morelia. Hay mil y un historias que nos cuentan cómo es que un amor nace, pero ésta es una de las pocas que narra cómo acaba después de haber compartido toda una vida juntos. Me gustaría hablar mucho sobre la película, pero en verdad no puedo porque no quiero arruinarla y poner en la mesa indicios que puedan modificar la lectura que le den cuando la vean. Lo que me veo forzado a decir es que si la mitad de los directores fueran la mitad de lo que Haneke es, viviríamos en un mundo mejor, y no es broma. Amour nos ayuda a entender la muerte, a saber por qué algunas personas actúan de cierta manera cuando pueden sentir que sus últimos días se aproximan. Es una película desgarradora, y nunca había usado ese adjetivo para describir alguna obra. Creo que todos la van a entender, pero creo que únicamente la podrán sentir y vivir los que han pasado por la pérdida de alguien querido, ya que es sumamente humana. No es perfecta, ni es el mejor trabajo de Haneke, es un trabajo desgastador pero a la vez catártico para el espectador que todo amante del cine se debería dar el privilegio de ver.

Esto fue el día 2 del Festival Internacional de Cine de Morelia y todavía falta mucho por ver. Nos leemos mañana.

Cobertura especial 53 Festival de cine de Tesalónica. Día 2.

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