Llega al sexto escalón la diva, geisha, nuwave, punk, queer: Madonna

Llega al sexto escalón la diva, geisha, nuwave, punk, queer: Madonna

Madonna by Herman Kulkens, 1977

Madonna by Herman Kulkens, 1977

Madonna, Desperately Seeking Susan, Susan Seidelman, 1985. 

Madonna, Desperately Seeking Susan, Susan Seidelman, 1985. 

Un viaje espacio-temporal inició cuando Susan explicó el significado de la pirámide y el ojo que estaban bordados en su saco, eran idénticos al “ojo que todo lo ve” del billete de un dólar. En una de las películas con mayor simbolismo, hoy de culto para los fanáticos de las teorías Illuminati, que sirve como catapulta para posicionar a dos mujeres que inicialmente tenían mucho en común. Quienes no las conocían podrían pensar que eran hermanas, o amigas que vestían igual, pero cada una tenía una naciente carrera que desemboca en caminos completamente distintos: Madonna y Rosanna Arquette, que  estelarizaron Desperately Seeking Susan, un filme pensado para audiencias adultas en clasificación R, pero al ver el resultado con las protagonistas, el retrato pop / downtown / nuwave / punk / queer que se hizo de ese Nueva York, se convirtió en un filme mainstream, un éxito de taquilla PG-13.

El mayor empujón lo dio Madonna, quien ya había salido a la escena musical con su sencillo "Like A Virgin", y pronunciado la frase I want to rule the World (quiero dominar el mundo), en el programa Bandstand de Dick Clark en su primer entrevista en vivo.

Ese saco, con ese bordado, fue subastado en 100 mil dólares en 2016, y en Reddit se despertó la leyenda de que quien use dicha prenda podría abrir un portal en el multiverso para ver lo que mejor convenga y actuar antes que cualquiera.

Si nos vamos a la trama de la película, Susan es un personaje ubicuo, omnipresente, omnisciente y siempre fugitivo, que nos muestra el Magic Club, el puerto, las gafas oscuras, el paparazzi, las calles de Nueva York como dispuestas a su antojo y por su causa, como si Susan lo hubiera calculado. Lo que no calcularon es que Susan no era el personaje, Madonna lo era, eran casi calcadas una de la otra, que las demás actrices consideradas para el papel (Melanie Griffith, Goldie Hawn, Diane Keaton), no hubieran podido realizar, aquí no había cualidades histriónicas, sino personalidad. Como el Conejo Blanco, Madonna podía ir y venir en tendencias, épocas, reinvenciones, adelantarse a cualquiera y con ese sentido de rebeldía que la caracterizó siempre, hacer su jugada para dominar el mundo, lo logró al romper todas las barreras, todos los obstáculos, todos los tabúes, menos uno, la edad.

De cualquier manera, Madonna siempre ha dicho lo que ha pensado, no solamente porque puede, sino porque así es como ha conseguido estar donde está. 

Madonna by Herb Ritts, 1990.

Madonna by Herb Ritts, 1990.

Los que pertenecemos a la Generación X entendemos el sentido de la rebeldía como una oposición al establishment, no compartimos la ilusión de tener una casa en un suburbio, un auto familiar, vacaciones en la playa, dos a tres hijos, perro y el refri siempre lleno. La idea de familia tradicional nos atemorizaba porque seríamos idénticos a nuestros padres, o al modelo al que aspiraba la abuela, quien seguramente sacrificó los mejores años para dar a su progenie lo que a ella le faltó. ¡Ni Dios lo mande! Parecernos a la vieja pasita que vio el cambio de siglo, y aunque es cierto que algún día fue joven, ya no es su tiempo, ni su momento, ya está robando oxígeno. Madonna y otros jóvenes como Prince, Michael Jackson, David Bowie o Cindy Lauper nos enseñaron que el mundo es de los jóvenes, que lo movemos, lo capitalizamos, lo moldeamos a nuestro gusto, que a la vez es al gusto de las corporaciones “ese ojo que todo lo ve” que comercializa con nuestras ilusiones. Los grandes movimientos sociales acaban siempre digeridos por el sistema que estábamos combatiendo, y en el Estados Unidos que vio emerger a Madonna había una lucha feroz por instalar el capitalismo como modelo mundial frente a otras potencias, cosa que llevó a las mujeres a participar mucho más activamente de los procesos laborales, negocios, arte, y el espectáculo. Ahí ya teníamos a una Debbie Harry, Siouxsie Siux, Nina Hagen, todas contemporáneas, pero que habían iniciado un poco antes que Madonna.     

Madonna by Maripol at Danceteria, New York, 1983.

Madonna by Maripol at Danceteria, New York, 1983.

Es cierto, en el núcleo familiar es donde nacen los primeros signos de rebeldía, especialmente en la clase media, decía Julio Anguita que los grandes cambios sociales jamás vienen de la clase oprimida, sino de los líderes que los mueven en busca de una mejora, de aspirar a ser como la aristocracia, la cual no tiene que preocuparse ni de trabajar. No hay que esforzarse mucho para hacer memoria de algunos movimientos juveniles en el mundo, siempre han sido jóvenes clasemedieros enojados, muy enojados porque no encuentran su lugar. Esa incomodidad, ese ¡no me da la gana, no quiero! Es el detonante, también, de infinidad de expresiones sociales, populares, estéticas, mediáticas, artísticas y, sobre todo, musicales.

Madonna salió de su casa en Bay City, Michigan a los 19 años como signo de rebeldía, y se dirigió a Nueva York tratando de buscarse un lugar como bailarina mientras trabajó en un Dunkin Donuts, pasando por muchas dificultades económicas, robos, incluso violación. Hasta que alguien la descubrió bailando en Danceteria, ese lugar donde se escuchaba Devo, The Smiths, Grace Jones o New Order, el lugar donde comenzó a codearse en el bajo mundo de la música, hasta que fue escalando. Muchas cosas han pasado desde entonces. Aquí su primer actuación en el Dancetería en 1983.  

Madonna es más que relevante, pero nuestro deseo de negar la historia y nuestra rebeldía impostada, alimentada por el consumismo, lo desechable, lo vacuo y la desmemoria, nos empuja a negarla; como ya es mayor no nos llena el ojo de gusto ni el oído con su voz chillona. Sus movimientos eróticos, que en los 80 y 90 causaron su expulsión del catolicismo, que llegaron a compararla con satán, que evidenciaron que en esas épocas (y también en estas), una mujer que expresaba sus fantasías sexuales, mostraba su cuerpo, lanzaba miradas provocativas, era vulgar, despreciable, sucio.

Madonna by Steven Meisel for 1995 Versace Campaign.

Madonna by Steven Meisel for 1995 Versace Campaign.

Una vez Robert Smith dijo en una entrega de premios que “esa mujer huele mal”, sin notar o adivinar en el viejito cherrengo en el que se iba a transformar; Morrissey dijo que “jamás colaboraría” con una persona como ella. Es fácil irse de cabeza acusando a las mujeres, dice Catherine Hakim que "la industria del sexo sólo existe por la demanda masculina de juegos eróticos; hay muchos menos estudios sobre los clientes que sobre las mujeres que venden sus servicios sexuales".  Sí, Madonna se abrió un lugar en un mundo dominado por hombres, y no es un lugar menor, se autonombró la Reina del Pop, una vez que configuró su ejército de seguidores.

Cuando Camille Paglia habló sobre Madonna en su libro Sex, Art and American Culture, lanzó varias frases que apuntaban a la cantante como una feminista del futuro; Paglia era una gran fan desde los ochenta y la consideraba como su doble, ya que ambas son italo-estadounidenses, se identificaban como dominatrices, se vincularon en el mundo, gaydrag, trans y queer de los bares neoyorquinos; ambas basaron sus carreras en el uso de los iconos católicos con fines eróticos, paganos e incluso pornográficos; y la devoción y liturgia se transformaron en pasos de baile y discotecas para ambas. La diferencia fue que Paglia rodeó su comportamiento con un lenguaje académico y Madonna rodeo su vida de giras, discos, bailarines y escándalos, pero ambas buscaron romper tabúes sexuales, corporales, estéticos. Tanto, que algunos fotógrafos publicaron las fotografías de Madonna desnuda, más el efecto paparazzi, que convirtió a Madonna en un producto muy vendible en revistas, noticiarios, periódicos; recordemos que no existían las redes sociales, un escándalo suyo podría alimentar versiones por días, semanas y hasta meses. 

Tras un altercado con algunos fotógrafos por parte de Sean Penn, la misma Madonna —quien ganó un juicio que determinó que cualquier imagen suya, incluyendo las de paparazzis—, sería de su propiedad, es hasta el cambio de siglo que dicho efecto termina, pudiendo ser los fotógrafos dueños de sus imágenes, y cuando se liberan muchos archivos de polaroids, sesiones de fotos, outtakes, rarities. Pero ya era tarde, la misma Madonna había hecho ya su libro SEX y su álbum Erotica

Sí, por que antes de los 80 y 90 no se hablaba del cuerpo de las mujeres, las mujeres no podían explorarse y ni siquiera expresar deseo, lujuria, excitación sin ser consideradas la epítome de lo vulgar. Madonna fue señalada como la Puta de Babilonia, como si hubiera que esperar tantos miles de años para ver semejante encarnación. En realidad en esos años no se hablaba de muchas cosas, homosexualidad, abusos de la iglesia, corrupción, represión, derechos humanos, discriminación. Madonna posó desnuda para escuelas de arte, simuló una masturbación en una de sus giras, se besó con un santo en uno de sus videos, usaba crucifijos como props para su música (¿pero qué periodo de la historia del arte no ha utilizado la figura femenina como florero, los artículos religiosos de modo pagano y el goce como un acto condenable?), pero sobre todo una contradicción: mantenía su cuerpo en forma con horas de ejercicio y una dieta vegetariana, una disciplina que no se enfocó en el vicio o la depravación, sino en la disciplina de empujar los límites personales y de la sociedad. Como en su disco American Life, el más incómodo de todos

Este texto inició haciendo referencia a la Generación X y de su oposición a las generaciones anteriores, eso porque esa generación fue la última en oponerse a todo. Pero nunca quisimos burlarnos de nuestros mayores, al contrario, hacia allá vamos y valoramos las edades. Las generaciones actuales son más conservadoras, están de acuerdo con el sistema, están conscientes de la manipulación capitalista, y no se oponen a nada, ya los de antes lo hicieron, y por tanto importa poco el mérito o esfuerzo de haber roto barreras, desarrollado proyectos, abiertos la puerta a infinidad de artistas que vendrán después. Con todo y la hipersexualización de la infancia en estos tiempos, ya nada nos parece escandaloso, la inmediatez que se soñaba en los 80 se ha vuelto una saturación inabarcable de estímulos, imágenes, referencias y apropiaciones que es imposible rastrear. De hecho Madonna fue muy hábil para capitalizar ese recurso de la apropiación, no olvidemos que fue amiga de Andy Warhol, quien fue su padrino de bodas cuando se casó con Sean Penn; que tuvo a Keith Haring y Basquiat en su círculo cercano. Con su edad avanzada, seis hijos, con millones o sin ellos, Madonna tiene todo nuestro respeto, su edad es honorable, y ella es adorable, nos ha dado mucho que aprender.

madonna_60_aniversario

Desde Marilyn Monroe, Frida Kahlo y el Libro de Ester, Madonna ha tomado imágenes, mitos, influencias que ha reciclado en estos años. Ya mencionamos los crucifijos, también está:

La latina / torera: La Isla Bonita, Take A Bow, You’ll See, Spanish Lessons, Living For Love.

El look disco: Everybody, Into The Groove, Hung Up, Sorry, Future Lovers, Jump, Fever, Deeper and Deeper.

El look country: Music, Don’t Tell me, American Pie.

La geisha: Sky Fits Heaven, Nothing Really Matters, Paradise (Not For Me).

La chica rapaz y rebelde: Like A Virgin, Borderline.

La deidad oriental: Frozen, Shanti Ashtangi.

La dominatriz: Erotica, Justify My Love, Human Nature.

La Pin Up: Who’s That Girl, Give All Your Luvin', Papa Don’t Preach, Lucky Star, True Blue, Oyen Your Heart.

La Diva: Vogue, Express Yourself, Rain, I’ll Remember, I Want You.

La chica del barrio: Dear Jessie, Mer Girl, This Used To Be My Playground, Cherish, Crazy For You, Secret.

Y muchas muchas más.

Quizá una de las mujeres más fotografiadas y documentadas de la historia, en internet hay infinidad de entrevistas, sus más de 70 videos musicales, documentales, incluso visitas a los lugares por los que vivió, como el viejo apartamento de Nueva York, o sus mansiones una vez que se hizo multimillonaria.

Y hay muchas especulaciones sobre los círculos Illuminati a los que pertenece, si hace rituales satánicos, si sus conciertos son eucaristías paganas, si cada vez que un republicano gana la presidencia de Estados Unidos ella es expulsada.

What It Feels Like For A Girl

What It Feels Like For A Girl

Si llegó tarde a las redes sociales por no comprender que la invasión a la intimidad ya no se negocia con su manager sino que se autogestiona, si ella comenzó con las mega fusiones de disqueras cuando fundó Maverick (por cierto, cuando vende dicha compañía en su video What It Feels Like For A Girl estrella un Maverick reluciente contra un poste), si después de escuchar el Debut de Björk decidió dar un giro radical en su música con el álbum Bedtime Stories, si se ha hecho cirugía, si se ha inyectado demasiados rellenos faciales, si tiene artritis después de haber hecho tantas pesas, si tiene implantes de glúteos, si realmente no posee ningún Frida Kahlo, si su colección de arte es tan grande que está en un museo.

Si su capital erótico, ese gran poder que ejerce aún de fascinar, dominar y convencer a los demás es del diablo.

Como sea, Madonna llega a una edad difícil, ella misma lo decía cuando recibió el Premio Billboard a la Mujer del Año: “envejecer es un pecado”, y es quizá el último límite que queda por vencer después de haber roto todos anteriormente.

Ilustración por Sebastian Cosenza Saad

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