Fallece la leyenda de la lente Enrique Metinides: "El hombre que vio demasiado"
“El hombre que vio demasiado”, así fue la vida de Enrique Metinides, una leyenda del fotoperiodismo mexicano, pionero de la fotografía de nota roja. Un hombre que supo retratar a la muerte y que con su mirada encontró la belleza en medio de la tragedia.
La mañana del pasado martes 10 de mayo, falleció el fotoperiodista Enrique Metinides a la edad de 88 años. El reconocido fotógrafo, es considerado una leyenda debido a su labor periodística de la nota roja. Dueño de una mirada única, que con su lente logró captar casi de forma instintiva algunos de los momentos más funestos de la Ciudad de México.
Metinides, nació un 12 de febrero de 1934, su primer cámara llego a sus manos a la edad de 9 años, debido al cierre del negocio familiar dedicado a revelar y vender rollos fotográficos. De a poco, fue afinando su mirada a través de la lente, fotografiando trenes, choques de autos y riñas entre personas del barrio de Nonoalco.
“El niño” como fue conocido, poco a poco se logró hacer de fama entre sus vecinos, policías y agentes del ministerio público, quienes frecuentaban el restaurante de sus papás en San Cosme, a los cuales el infante Metinides mostraba sus fotografías.
Pronto, el trabajo de “El niño” fue publicado en el diario La Prensa, gracias a la invitación de Antonio “El Indio” Velázquez, quien lo llevó al diario a tomar fotografías de choques. A la corta edad de 15 años, se convirtió en el primer fotorreportero permanente a bordo de una ambulancia.
Sus fotografías forman parte del acervo de prácticamente todos los medios nacionales, La Prensa, Crimen, Alarma, Zócalo, entre otros, vieron en sus portadas cientos de ocasiones fotografías de Enrique.
Metinides logró capturar con una gran sensibilidad innata los detalles que pocos podían identificar, en los que en medio del dolor y la tragedia siempre se esbozaba una parte humana. “Los mirones” aparecen en sus fotografías quienes eran todos aquellos curiosos que se acercaban con morbo a presenciar la tragedia.
Entre sus anécdotas, Metinides contaba que retrató los hechos acontecidos en la plaza de Tlatelolco en 1968, pero que dichos rollos fotográficos fueron confiscados por el ejército mexicano y que, tiempo después, se enteró, se utilizaron para identificar a algunos de los líderes del movimiento estudiantil.
Después de más de 50 años de carrera, después de su retiro en 1979, Metinides recibió el reconocimiento que merecía. Antes de eso, como muchos de los periodistas de este país, sufrió de precariedad salarial, jornadas infrahumanas, accidentes y hasta un infarto.
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Dieciocho años después de su retiro, en 1997, se le otorgó el premio “Espejo de Luz”, el reconocimiento más importante que se le brinda a una persona fotógrafa en México. Su obra cobró relevancia, publicándose recopilaciones y documentales de su trayectoria. Sus fotografías fueron expuestas en Nueva York, Berlín, San Francisco, Madrid, París y muchas otras ciudades del mundo, en las que la tragedia se convirtió en arte.
La lente de “El niño” siempre retrató con gran respeto a las víctimas de cada tragedia, de ahí, que la obra de Metinides sea fundamental, pues su trabajo y talento formarán parte de la historia del periodismo mexicano.
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