Le llegó el maldito día al “Vaquero” Charlie Monttana
Genio y figura, como dice el dicho: Charlie Monttana, amante del anís, lector ávido, fanático de La Orquesta Mondragón, esponsoreado eterno de un whisky que casi no bebía pero degustaba, ejemplo vivo del mal rock pero al mismo tiempo del rockero auténtico, del que va sin pretenciones ni poses. Charlie deja el mundo en el momento más inapropiado, en un tiempo donde sus fans quieren cantarle y no pueden.
Oriundo de Las Águilas, colonia nezayorkina que colinda con la CDMX, Charlie pertenece a una generación que construyó su leyenda a base de resistol, citando a Juan Álvarez, el Haragán.
Parte del llamado y mal visto “¡Rock Urbano, Montana se hizo en Mara en los años 80. Para los 90 presentó su carrera solista, con su imágen casi copiada a Rod Stewart, con sus pelos güeros a pesar de ser oaxaco de segunda generación en Nezahualcóyotl.
Hombre culto a pesar de no parecerlo, Charlie fue artífice de una serie de himnos de la calle: "Me gusta tu chava", "Hipócrita", "El Vaquero Rocanrolero", "Tu mamá no me quiere", puras netas hechas rolas, parte de una filosofía callejera. Misma donde se podía ver a Charlie comprar las tortillas, y te saludaba sin prejuicios. Hoy se fue un gran rocker, un buen amigo, un melómano, el "Elvis del Vive Latino", como lo nombró Pepe Navar, te vamos a extrañar, Charlie, rompieron el molde contigo. Adiós.