El fútbol llanero se juega sobre tierra y entre piedras. La cancha puede o no tener la medida reglamentaria. Las líneas –a menos que seas el primero en jugar– no siempre están bien marcadas. El llanero es así, sin lujos, pero con jugadores que entregan el alma en cada partido; jugadores que gracias a su talento se vuelven los ídolos del barrio y en ocasiones llegan a primera para romper una liga profesional. Así son los Ases Falsos, saben jugar tanto en ligas pequeñas como en estadios repletos de aficionados. Su debut en las canchas llegó en 2012 con el álbum llamado Juventud Americana (Arca Discos, 2012). Aquí mostraban grandes riffs de guitarra, algunos arreglos electrónicos y letras que criticaban lo social y lo político. Dos años después, sin tanto protagonismo en la guitarra y con canciones a ritmo lento, publicaron su segunda producción, Conducción (Quemasucabeza, 2014), el cual a primera escucha demostraba una mayor producción y un sonido más refinado. De aquí salió uno de los éxitos más coreados de la banda, “Simetría”. Ahora en 2016 el quinteto nacido en Santiago de Chile vuelve con El Hombre Puede.
Cobijados por el sello chileno Quemasucabeza, Daniel de la Fuente, Francisco Rojas, Martín del Real, Simón Sánchez y Cristóbal Briceño regresan a ese sonido sucio, sin tanto detalle y sin refinamientos, pero con el poder que les conocimos al inicio de su carrera. A diferencia de su disco anterior, el cual parece que fue hecho para una cancha profesional, El Hombre Puede es el regreso al llano. Para muestra “Chakras”, una bienvenida llena de guitarras que no escuchábamos desde 2012. 1 minuto y 55 segundos de rock son suficientes para decirnos que la sociedad presume algo que no tiene. Ases Falsos es esto, buscan los defectos de la humanidad. Son como estrategas que encuentran y atacan la debilidad del equipo contrario.
El que porta el gafete de capitán es Cristóbal Briceño, un músico y letrista con una larga carrera en la escena chilena. A la par de Ases Falsos lleva su proyecto solista, con el cual ha publicado dos discos de estudio y uno de covers. Anteriormente formó las agrupaciones: Dúo Niágara, Los Mil Jinetes, Las Chaquetas Amarillas y Fother Muckers. De esta última es que salió el nombre de Ases Falsos, ya que era el nombre de una de sus canciones. En la mayoría de sus proyectos pone al descubierto su descontento por los mandatarios, sin embargo también se da el tiempo para escribir sobre el amor y sus transformaciones, de viajes y de sueños. Uno de sus grandes ídolos es Juan Gabriel, su forma de escribir y cantar encuentran un punto de comparación con “El Divo de Juárez”, de ahí que la portada del primer material de Ases Falsos fuera el rostro de este compositor. Para leer cada una de sus letras pueden entrar a Briceñopedia una página hecha por fans para exponer el trabajo de Cristóbal.
El 28 de octubre de 2016 fue cuando escuchamos por primera vez el disco completo, sin embargo el sencillo llegó semanas antes, “Gehena” era la elegida para mostrar cuál había sido el resultado de su entrenamiento. Para sorpresa de muchos, esta canción regresaba con grandes solos de guitarra y una letra con tintes religiosos, ya que hacía alusión al infierno o purgatorio judío, un lugar que purifica al malvado y tiene dos caminos: estar ahí sólo un año o toda la eternidad.
“Tu y yo, juntos los dos tenemos que intentar
salir del basural dejar la enfermedad atrás (…)
Vamos a un mundo nuevo, entrégate al misterio
que tras la puerta yace”
Para esta tercera producción la banda encontró en la religión la imagen para representar su música. Esta vez tomaron un Monasterio Gnóstico en construcción que anuncia: “El hombre puede”. Y es que a diferencia de lo que pasa en la cancha, donde los jugadores, constantemente, buscan ayuda divina o del árbitro, la banda difunde el mensaje del gnosticismo que, sin entrar en detalles, dice que el ser humano es autónomo para salvarse a sí mismo. Con esto en mente la banda presenta un disco dedicado a la salvación del hombre, con críticas hacia el gobierno y hacia las personas que luchan contra el sistema.
“Si te empeñas en luchar, ¿cómo puedes desear
luchar sin oposición, pelear sin represión?
¿Es que de verdad quieres poner el hombro
o es que nada más quieres pegarle a alguien?
Calibra tu corazón ”
Con canciones como “Sal de ahí”, “Subyugado” o “Antes sí ahora no”, la agrupación nos muestra sus armas del juego, por un lado está el protagonismo de la batería y lo sutil de un teclado, amenizados por el bajo y memorables arreglos de guitarra; y por el otro están las líricas, a veces lacerantes y a veces agradecidas. Si bien la música de los Ases busca refrescar una escena chilena ávida de sonidos nuevos, es inevitable recordar a bandas como R.E.M., Pixies o Dinosaur Jr.
El Hombre Puede de Ases Falsos honra lo que fueron y deja abierta la posibilidad para crear cosas distintas. Conocemos el sonido que tiene Chile, hemos escuchado a Los Prisioneros, Los Tres o Los Bunkers, sin embargo este quinteto de Santiago quiere abrir una nueva brecha y ser recordado por lo que hace y no por el lugar donde nació. Es difícil y quizá sólo es trabajo para los visores, pero es momento de voltear a las canchas de llano porque ahí también juegan como profesionales.
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