Desaparición forzada o la ambigüedad del dolor: Estela de Carlotto
La desaparición forzada ha sido una estrategia de violencia para el despojo de la vida, la historia y la oportunidad de crearse un destino. Deja a una familia, amigos y seres amados en la ambigüedad del dolor.
Desde las dictaduras militares en América Latina, la Guerra Sucia en México hasta ahora, en lo que parece una vorágine de violencia que atrapa a nuestro país; la desaparición es una estrategia política y estructural. No son casos aislados, responden a una política de indiferencia y complicidad del Estado.
El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas se adueñaron del poder en la Argentina por medio de un golpe de estado. El régimen militar, que se autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional”, desapareció a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales. Centenares de bebés fueron secuestrados con sus padres o nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas.
En la ESMA, Campo de Mayo, Pozo de Banfield y otros centros de detención de la dictadura, funcionaron verdaderas maternidades clandestinas, incluso con listas de matrimonios en “espera” de un nacimiento, y unos 500 hijos de desaparecidos fueron apropiados como “botín de guerra” por las fuerzas de represión. Algunos niños fueron entregados directamente a familias de militares, otros abandonados en institutos como NN, otros vendidos. En todos los casos les anularon su identidad y los privaron de vivir con sus legítimas familias, de sus derechos y de su libertad.
“Abuelas de Plaza de Mayo” es una organización no gubernamental creada en 1977 cuyo objetivo es localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños desaparecidos por la última dictadura argentina.
Estela de Carlotto, una de las fundadoras de Las Abuelas de Mayo, nos habló del amor y la colectividad como el único método para hacer del dolor que provoca la ausencia por desaparición en un motor organizado de lucha para la búsqueda, la exigencia de verdad y el establecimiento de justicia.
Ibero 90.9 tuvo la oportunidad de escucharle. De su dulce voz nacen palabras de contundencia, de una claridad envidiable y sobre todo, de la bondad puesta en práctica. Fuimos afortunados de tenerle cerca, de escucharle y de prenderle, que la más férrea valentía exige sortear las adversidades con bondad.
Aquí algunas frases de su charla, esperando que sea un aliciente para escuchar la entrevista completa que se convirtió en una lección de humanidad.
“México es un caso especial y gravísimo. Nos enteramos […] gente acá de México nos contaron que hace más de 50 años están pasando cosas tremendas en este país, si los gobiernos hubieran hecho algo respecto a los cárteles que son el flagelo, la trata de personas, las mujeres secuestradas[…]. Esto que me tocó vivir más de cerca con los padres de los 43, es siniestro. Porque no sólo eran jóvenes con ilusiones de vida y proyectos; sino que cierta prensa los ha endemoniado. Como si ellos fueran responsables”.
“A mi me dijeron: ¿Por qué no perdona?. Bueno, yo dije: Vayan a pedirle perdón a mi hija Laura. Ella es la víctima Y los dejo fríos porque Laura está muerta”.
“Yo la veo con mucha tristeza (a Latinoamérica) Hace 20 años teníamos un sueño sobre La Patria Grande, de tener nuestros propios sistemas de vida respetados, los idiomas, las costumbres, las vestimentas, todo. Y ese sueño lamentablemente se perdió. Tenemos gobiernos muy peligrosos […]”
“El amor es la palabra mágica y el respeto. La solidaridad. Allá se dice: El otro soy yo. Si vos crees que vivís en otro mundo y a vos nunca te va a tocar, lo que le está tocando a este otro que vos desconoces, estás equivocado. […] Todos tenemos derecho a vivir bien. “
Estela de Carlotto, encontró a su nieto en 2014. Ignacio Montoya de Carlotto, es ahora su nombre. El derecho a la identidad y nuestra historia personal, es una oportunidad para construir nuestra vida.