En la Ciudad de México podría nacer un nuevo volcán

En la Ciudad de México podría nacer un nuevo volcán

Para no alarmarse en vano y quitarse todas las dudas al respecto de los recientes actividad sísmica al sur de la Ciudad de México y al que muchas personas relacionan con el nacimiento de un volcán como el famoso Xitle, ubicado en el ajusco y  que tuvo una erupción hace aproximadamente 1600 años. Reciente en charla con Ibero 90.9, la Doctora Ana Lilian Martin del Pozo, Investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM, aclaró diversas interrogantes con respecto a la posibilidad del nacimiento de un nuevo volcán.

Una de tantas dudas es la posibilidad que los recientes microsismos percibidos al sur de la capital, particularmente en la zona de Ciudad universitaria , San ángel y El pedregal, tengan que ver con la cuestión de la inminente erupción de un micro volcán, a pregunta expresa de Rox Aguilar, en Tengo Otros Datos sobre las características orográficas de la zona en la que habitamos, la especialista agregó que todo el corredor sur iniciando alrededor de Ciudad Universitaria y terminando en La Ciudad de Cuernavaca hay al menos 300 pequeños volcanes monogenéticos; pequeñas montañas mimetizadas con el paisaje y que pasan desapercibidos la mayoría de las veces además que solo hacen erupción una vez en su vida y no contienen mucho material magmático es decir, lava o rocas ardientes.

 Según las probabilidades podrían tener actividad “pronto”, aunque aclara que este lapso de tiempo puede ser desde 100 años, antes, o después, y aclaró  que el corredor Chichinautzin ubicado al noreste del Estado de Morelos y el Popocatépetl en la periferia de Puebla, está conformado por diferentes tipos de montañas y aunque mantienen cierta actividad,  esta es permanentemente monitoreada. 

 La especialista también ilustró  que en caso de una erupción, no sería para nada parecido a las cintas de ficción del cine y que esta, agregó, no se manifestaría en un lapso de un día o algunas horas, ya que dichos eventos necesitan una considerable alteración de su actividad en al menos 6 meses y pueden ser fácilmente detectables para realizar un alertamiento a la población en riesgo. 

Ana Lilian citó el ejemplo del volcán Chichón en el Estado de Chiapas en su erupción de 1982, en el cual, la actividad del subsuelo, el comportamiento de los mantos acuíferos y en general del ecosistema fue alterada por al menos medio año antes de que el evento eruptivo tuviera lugar, y su contraparte, el volcán Paricutín en el vecino Estado de Michoacán en 1943 y en el que su actividad inicial estuvo caracterizada por una serie de fumarolas y de explosiones piroclásticas y evidente “abombamiento” que se había formado al menos seis meses atrás y dadas las condiciones de observación previa de la cadena de sucesos que dieron pie a la erupción, no hubo víctimas mortales

 La investigadora compartió datos al respecto de que ahora tenemos una tecnología superior y si en aquellos años del naciente Paricutín en Michoacán o el Chichón en Chiapas no hubo víctimas, el riesgo es menor ahora que poseemos diversos instrumentos tecnológicos para monitorear, supervisar y dar seguimiento a nuestros vecinos volcánicos. La realidad es que no se ve cercana la situación de una erupción y mucho menos del nacimiento de un nuevo volcán, pero nunca está de más que les pongamos atención para un correcto manejo precautorio a cualquier señal de actividad inusual en ellos. 

Escucha aquí la entrevista completa:

Entrega del Doctorado Honoris Causa al padre Francisco de Roux

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