El Pirata de Canarias nos llevó hasta Bombay en el Foro Indie Rocks!

Fotos por Rodrigo Arce (Instagram: @rarcea).  

Ayer por la noche se presentó en el refinado Foro Indie Rocks, en pleno corazón de la Colonia Roma, el palmense Pablo Díaz-Reixa mejor conocido como El Guincho.

La cita fue a las 9 p.m. sin embargo a penas a unos minutos de permitirse el acceso al recinto se vislumbraba una fila más bien bastante corta de asistentes que, casi sin excepción, portaban sus chamarras más abrigadoras, bufandas y -de manera casi exclusiva- calzado deportivo o flats; si bien es cierto que había una que otra chica con zapato alto,  la mayoría de los asistentes tenía bastante claro a lo que iban. Lejanos estaban los típicos atuendos de pasarela cuidadosamente seleccionados para festivales como El Corona o presentaciones en el auditorio de bandas como Arcade Fire, los asistentes a la fiesta ofrecida por el El Guincho sabían muy bien lo que les esperaba esa noche: ganas incontrolables de saltar, la sensación de estar bien cómodos en el propio cuerpo y  una necesidad imperiosa de demostrar que los chilangos también sabemos uno que otro buen movimiento de Dembow y ni el frío ni un par de incómodos zapatos se interpondrían en tan tentadora misión.

El Foro Indie Rocks fue ideal para ver esta presentación, muy en sincronía con el mood de los asistentes y el estilo afable y divertido de la música del español. En la entrada, el lugar recibía a los invitados con una “Empanadería” en caso de que necesitaran ganar algunas calorías antes de entrarle al bailoteo. Tres barras bien surtidas con lo más elemental de la coctelería  se distribuyen dentro del foro, lo que hacía muy conveniente esperar cerca del escenario para sacar las mejores selfies y ver muy de cerca la ejecución de El Guincho o sentarse tranquilamente en el patio del foro a degustar una cerveza de barril y platicar de la inclemencia del frío.

Budaya fue el dueto invitado para abrir boca, provenientes de León Guanajuato, quienes lejos de aparecer como los típicos “teloneros” que se interponen entre el artista principal y el público, se sintieron como un entremés bien merecido, que entibiaba el ambiente y ayudaba a calentar motores con un deleitoso pop electrónico. Para este momento de la noche el foro ya se encontraba  completamente lleno y dirigirse hacia la barra por otra cerveza representaba una travesía de la que era imposible salir sin provocar ceños fruncidos y codazos de los vecinos.

Al concluir la participación de Budaya los roadies de El Guincho se hicieron presentes en el escenario jalando cables por aquí y acomodando aparatos por allá, quizá el tiempo que tomó preparar el escenario no fue mucho, sin embargo la ansiedad de los asistentes incrementaba exponencialmente y empezaron a escucharse los primeros chiflidos entre el público al que ya le urgía que empezara la verdadera fiesta.

“Después de la cena viene lo bueno.”

Las luces se apagan, las primeras notas de Ghetto Fácil se escuchan y sin preámbulo la explosión de baile comienza, lo íntimo del espacio del foro hace que aún en el punto más alejado del escenario sea posible sentirse muy cerca de la energía que emanan de El Guincho y el ensamble musical que lo acompaña -percusionistas y guitarra- todos ellos ataviados con vestimentas extremadamente sencillas, jeans y camisetas de algodón sin estampados en colores completamente neutrales. El escenario es sumamente minimalista, ni si quiera cuenta con visuales en el fondo o algún tipo de escenografía, las luces sobre el escenario son casi nulas y la mayor parte de ellas se concentra más bien  en el público. Esta escena inicial transmite un poderoso mensaje que se percibe en prácticamente todo el material producido y compuesto por este artista, se trata de cuatro músicos parados en un escenario, ejecutando cada nota y cada movimiento con una clara y sola prioridad, la de poner a bailar a su público.

La energía se multiplica en el escenario cuando Soca del Eclipse comienza a sonar y la respuesta que obtienen del público incrementa también de manera proporcional; algo que cabe señalar es que a diferencia de otras presentaciones de El Guincho, ahora éste se hace acompañar por un percusionista, por lo que el músico puede dedicar ambas manos a manipular exclusivamente el teclado y la caja de ritmos, algo que seguramente todos los músculos de su brazo deben agradecerle infinitamente. La sincronía entre él y sus tres acompañantes es excelente.

Llega el momento en el que Comix”, su colaboración con Mala Rodríguez, hace su aparición, lo que le da un breve espacio a la gente para reacomodarse y permitir que los movimientos de su cuerpo se vuelvan más licenciosos.  Entre canciones, El Guincho hace algunas pausas para agradecer a los asistentes y a quienes hicieron posible esta presentación, también declara su desprecio a la cantidad de luz en el recinto: “esto es una fiesta, hay demasiada luz para una fiesta”; lo que emociona muchísimo al público pues pocas cosas son tan agradables de oír como que el objeto de tu admiración necesita que te sientas más libre y cómodo en la fiesta que ha preparado para ti.

El momento de relajación dura exactamente lo que tiene durar, como todo buen maestro de ceremonias, este artista sabe llevar al público a donde quiere, con ritmos sensuales arrincona a la multitud hacía el punto donde sabe cuáles son los botones que debe presionar. Una vez ahí deja caer una perla como Palmitos Park, esta canción con un intro inconfundible regresa la fiesta a su estado de vehemencia anterior y la alegría de encontrarse en ese momento y lugar con una buena bebida en la mano se refleja en cada rostro y en cada rincón.

Novias llega para ser coreada sin juicio ni reparo “Si tanto me quieres, haz como el resto de las mujeres”, uno de los más grandes momentos de la noche, así como el punto más álgido que llegó de la mano de Bombay cuando finalmente después de tanto empujón y cerveza tirada en el suelo todos los presentes tienen la oportunidad de recordar que al final lo que tienen en común con esos desconocidos  a su alrededor es la gran fascinación por este nuevo pop; un ritmo que nos es entregado como una representación auténtica, nacida en nuestra generación, así como el mismo artista lo ha definido en varias de sus entrevistas, una de las cuáles  puedes leer aquí.

Cuando “De Bugas” y “Parte Virtual” brincan en el setlist  es fácil entender a lo que El Guincho se refiere cuando afirma que hubo una época donde no encontraba por ningún lado a quien estuviera componiendo música con la que se sintiera identificado y que fue apenas recientemente que encontró proyectos más parecidos a sus propios gustos. La mezcla de ritmos y la combinación de las letras en esta canción denota la habilidad que Pablo ha tenido para fusionar sus influencias europeas, latinas y africanas, todas ellas unidas por un hilo narrativo sumamente personal, sería muy complicado –además de superficial- definir exactamente a qué le está cantando El Guincho, ¿al amor? ¿a la modernidad? ¿a la fragilidad de las relaciones humanas? Todos esos temas se intercalan para entregarnos piezas que se sienten cercanas y enigmáticas a la vez, con las que es fácil identificarse en algunas ocasiones y en otras tantas se vuelven crípticas e inclusive abstractas, lo verdaderamente sorprendente es lo fácil que es disfrutar de cada una ellas.

En  el encore, “Antillas” nos dejó plenamente satisfechos pues no hubo nada que agregar y nada que quitar a esta gran velada, excepto la saludable curiosidad por saber a qué nueva aventura musical lo guiarán los instintos irrefrenables de  El Guincho por componer y compartir con su fanbase la música que lo representa, la que le da una identidad artística única y sobre todo, que lo divierte cuando se para encima de un escenario.

 

 

Seu Jorge cancela para Trópico, entra Cut Copy

Descartes a Kant y su caótico frenesí en el Teatro de la Ciudad