El hombre y su instrumento

El homo faber vive enamorado de su instrumento. El hombre que vive para hacer, cuando tiene amor por su trabajo, cuando  ha nacido para cantar o para escribir, vive anudado en el esqueleto del hombre que es. No se puede distinguir entre el obrar y el ser, no sigue aquél a éste, como querían los viejos maestros: son uno y lo mismo. Los grandes escritores mueren iluminados por su lenguaje, por su río de palabras, por ese cauce donde discurrió su vida.

Francisco el Hombre, el personaje bicentenario de Cien años de soledad, vivió asido a su “acordeón asmático”: fue uno con el acordeón, fundido con su instrumento como la piel al hueso. En el mundo de los animales, como vio Plotino, el quehacer es uniforme, instintivo, invariable, enemigo del progreso. Las abejas describen círculos en forma de ochos con el cincel de su vuelo. El hombre es un ser abierto a las posibilidades múltiples, pero cuando ama su oficio, cuando respira a través de lo que hace, parece más convencido que cualquier animal de la excelencia significada por su trabajo.

En la historia de la literatura son numerosos los ejemplos de hombres que han dedicado cada uno de sus días, ininterrumpidamente, a su instrumento. Borges decía que el escritor jamás cesa de trabajar, ni siquiera en esa borrosa patria de los muertos, como apodó Octavio Paz a los sueños: el escritor se jubila cuando se muere.

Si no hay diferencia radical entre el obrar y el ser, tampoco existen matices entre la vida (el hombre) y su instrumento (la literatura): son caras de un mismo Jano.  No quisiera aquí levantar la sospecha que preludie un malentendido: vivir para la literatura no significa repetir las tiradas de los versos de Parménides ni recitar “El cementerio marino” o pasajes de la Comedia con un alarde memorioso. Nadie es más lejano al verdadero escritor que el domesticador del lenguaje. Casi todos los poetas mueren paladeando, con su cansada y lúcida voz, la fruta inverosímil del lenguaje.

 

Gilberto Prado Galán @gilpg conduce Entre Paréntesis los martes y jueves de 12 a 1pm; y Noveno Círculo (junto a Gabriela Warkentin), los miércoles de 9 a 10pm, por Ibero 90.9

 

Columna incluida originalmente en Publimetro, 21 septiembre del 2012

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