El dolor de los que se quedan: la crisis del suicidio masculino en África
“Ahora siento el dolor de ser quien se queda, no quiero que otros sufran lo mismo…”
Reflexiona Francis después de un intento fallido de acabar con su vida ingiriendo veneno para ratas, detonado por el hallazgo del cuerpo de su padre colgando de un árbol en su camino a buscar leña. Historias como estas ocurren al menos tres veces a la semana en diversos poblados de Kenia. Su nota de suicidio se reducía a dos oraciones: “¡Es mejor morir que sufrir! Quemen mis restos”.
El documental de 12 minutos de la BBC News Africa, Suicide Stories: Are Kenya's men in crisis?, explora la crisis que afrontan los hombres kenianos frente a lo que parece ser una imparable oleada de depresión y desconsuelo. Azotados por la rudeza de sus contextos, desde la adquisición de VIH hasta el desempleo, la extrema pobreza y hasta problemas maritales, los hombres del condado de Nyandarua sufren en silencio. Una muestra representativa de lo que ocurre con el fenómeno a nivel mundial, donde la mayoría de las estadísticas tienden a presentar un índice elevado en el suicidio masculino.
El padre de Francis sufría de depresión, una condición comúnmente trivializada o malinterpretada, a menudo confundida con un mero estado anímico de tristeza o un momento emocional transitorio. Sin embargo, la depresión es una enfermedad, un desorden mental reconocido por la Organización Mundial de la Salud como la primera causa de incapacidad alrededor del mundo y una de las principales causas de suicidio, aunque en realidad se trata de una consecuencia multifactorial.
La psicoterapeuta mexicana con especialidad en tanatología y trastornos de personalidad, Gabriela Reyes Cancino asegura: “Suicidio se asume comúnmente con depresión y tristeza, pero no son las únicas causas. Existen muchos otros trastornos que se asocian con suicidio como el trastorno de estrés post-traumático, como quienes han estado en guerra o en la cárcel o quienes han estado en condiciones extremas”. Y agrega al respecto de las cifras altas de suicidios en hombres: “Mucha gente me pregunta, ‘¿de verdad los hombres sienten? ¡Ay, no me digas que se ponen tristes! Ellos no se deprimen’. ¡Caray! La razón por la que la tasa de suicidios es más alta en hombres es porque, generalmente, contienen sus emociones, las viven por dentro, desarrollan mecanismos de desensibilización”.
Peter Murimi, director, productor y camarógrafo del documental, hace énfasis en el tema de la depresión como enfermedad cuando le pregunta al hermano del patriarca fallecido por qué no lo llevó a un hospital, siendo que su padecimiento se trataba de un tema de salud mental: “No sé qué decir porque he visto a mucha gente que está deprimida, pero no se ven enfermas. Para nosotros sólo significa que alguien ha alcanzado su límite”.
“Cuando nos preguntan por nuestros problemas, decimos: ‘Déjame morir con mis problemas’”.
David, asistente de jefe policial en Shamata
Por su parte, Francis reconoce los orígenes de la condición de su padre:
“Empezó con el fracaso de su negocio. La imagen sigue en mi mente cada vez que intento dormir. Estoy aprendiendo a ser fuerte por otros, porque parece que en el momento en que cometes un suicidio, no acabas con tu dolor, sólo lo transfieres a otros”.
El formato audiovisual pertenece a una serie de reportajes sobre la masculinidad moderna en África, Eye on Masculinity, que aborda desde el fenómeno del suicidio hasta las violaciones maritales en el Congo.