El 10 y el Libertador: Maradona y San Martín
El heroísmo argentino eleva a la categoría de divino a quién coloque, con su nombre, a la bandera albiceleste en lo más alto. Yayepú y Fiorito: el génesis de los próceres nunca inicia en el sitio de la consagración, hay que emprender el viaje, José de San Martín lo hizo a caballo, Diego Armando Maradona con un balón.
¿Historias cruzadas? La juventud del libertador transcurrió en Europa y a su regreso se consagró en lo más alto del panteón argentino. “Pelusa” salió de Cebollitas para ver las mejores tardes de su carrera en el viejo continente, aunque su efigie también se vislumbre entre los hombres ilustres de su tierra.
Inglaterra, sinónimo de transporte y vía. San Martín regresó a Argentina en un bergantín inglés antes de la concepción de una nación independiente, mientras Maradona navegó entre un mar de piernas británicas para realizar la hazaña definitiva: el gol perfecto.
El “Padre de la patria” aprendió la gambeta haciendo zig-zag en la cordillera de los Andes, el “Barrilete Cósmico” en la llanura de un potrero.
El final siempre llega después del clímax, pero no siempre feliz. El destierro terminó los caminos de los ídolos. Uno despidiéndose conforme un navío lo adentró al mar con rumbo a Europa y el otro de la mano de una enfermera de antidoping en el Mundial de 1994.
Cuando se habla de José de San Martín y Diego Maradona, el argentino no puede cantar tango, recita odas. Zurdos imparables que se edificaron los puntos más altos en los que ha estado Argentina, libres y campeones del mundo. Próceres análogos en sus actividades, Maradona como general y San Martín como el 10.
