La educación intercultural: Una necesidad para el desarrollo de México La interculturalidad es un proceso de intercambio cultural basado en el respeto, la igualdad y el enriquecimiento muto. El concepto es relevante para México por dos razones. En primera, es un país profundamente pluricultural al contar, según el Unicef, con 12 millones de habitantes indígenas (10% de la población) y, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), con 961 mil 121 residentes extranjeros. En segunda, porque ésta, al admitir y fomentar el respeto a la diversidad, constituye un motor para construir sociedades más democráticas.
La manera más efectiva de alcanzarla es mediante la educación intercultural, la cual en México todavía no se implementa del todo. De acuerdo con la Dra. Sylvia Schmelkes, Directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), esto se debe al imperante racismo de la sociedad. “La discriminación hacía los grupos más marginados, sobre todo las comunidades indígenas, ha derivado en la creación de sistemas educativos homogéneos. En ellos, la lengua y la cosmovisión de culturas diferentes a la mestiza tienden a ser relegadas. La educación intercultural tendría que ser para toda la población. Las clases dominantes han interpretado este sistema académico como un modelo donde se debe aspirar a que las minorías étnicas adoptan los rasgos de la cultura predominante, aunque al hacerlo pierdan parte de su propia identidad. Prueba de ello es que en muchas escuelas indígenas, su lengua materna sólo se enseña tres horas a la semana”.
La falta de educación intercultural vuelve al sistema educativo excluyente e inequitativo. Una investigación conducida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Unicef señala que más de medio millón de menores indígenas (6.3% de los niños en edad escolar) no han accedido nunca a la educación formal o la han abandonado sin aprobar ningún año de estudio. Asimismo, programas de apoyo económico como Oportunidades siguen sin tomar en cuenta a dicho sector.
Para aminorar el rezago ya se están implementando programas que fomentan la educación intercultural. Uno de ellos es el de doble inmersión bilingüe en el municipio de Xochistlahuaca en Guerrero, en donde 21 escuelas primarias indígenas han comenzado a enseñar la lengua amuzga y el español. “A un año de su ejecución los resultados son alentadores. Los niños de segundo grado que se educan bajo este sistema están leyendo y escribiendo mejor que los de quinto grado que siguen el sistema tradicional de enseñanza.”, informó Sylvia Schmelkes.
La investigadora concluye que hay que apostar por este tipo de educación no sólo para fortalecer las raíces de las comunidades minoritarias, sino también para impulsar el intercambio cultural, el cual contribuye al enriquecimiento social y, por ende, a la construcción de naciones más prósperas.