El común denominador entre el despecho, la pérdida y la desolación es el dolor. Es abrumador lidiar con tanta turbulencia junta a primera instancia y más si a esto se le suman guitarras con tonos devastadores, violentos acordes y largos ecos que sólo dejan espacio para la duda. No hay individuo que disfrute de la incertidumbre. Disco Póstumo, es el equivalente a este imaginario caótico y fatalista, también es el álbum debut de Dolores; una banda originaria de Madrid.
Juan Rodríguez y Teresa Cobo son las mentes detrás de esta retorcida pintura sonora, músicos que además de compartir el gusto por la “mala leche” (expresión española que se refiere al humor negro), grabaron el LP a distancia. Disco Póstumo no se hizo en un estudio, las pistas se armaron por separado y desde continentes distintos: Juan le mandaba a Teresa los temas instrumentales desde Chicago y ella, en Madrid, se los devolvía con voz. Un trabajo “co-prolífico”, pues el material no sufre en ningún momento de errores de continuidad, todo lo contrario, se siente como una pieza homogénea que integra al caos humano de manera natural.
Disco Póstumo no sigue ninguna fórmula, lo que lo caracteriza son sus repentinos cambios de estilo. En un principio, parece que los géneros predominantes serán el post punk y el grunge visceral, buenos ejemplos son “Fiebre de” y “Cortafuegos”. Pero sin previo aviso, el LP adopta caminos kraut y psicodélicos, y al igual que el rush furioso que predomina en los primeros dos tracks, temas como “Cocodrilos de Marfil” inesperadamente desvían esta ruta hacia la nostalgia. Dolores además de tener un estilo cruel y brutalmente directo, puede llegar a sonar condescendiente y hasta comprensivo. Quizá por esa versatilidad Origami Records los firmó a pesar de que, en ese entonces, la banda sólo contaba con dos canciones en Facebook.
El acorde principal de “No hay Lugar” provoca una sensación de desnudez y vulnerabilidad que resulta incómoda. La catarsis que la voz de Teresa evoca cuando repite “No hay lugar, no hay lugar como el hogar”, es el leitmotiv que da el toque final para que esta canción desemboque en la melancolía.
http://youtu.be/Oi8PlFgMAOY
Dolores revive los rugidos y la distorsión de Sonic Youth, “La estructura de las Revoluciones Científicas” y “Nicho Loft” tienen los intimidantes rugidos e inmediatez de la banda neoyorkina, más el agudo e inocente estilo vocal-obscuro de Cranes. El último golpe importante de Disco Póstumo es “Volcán”, una pista cuyos arreglos, presencia, pero sobretodo turbulencia sirven para que "el cubetazo de agua fría" que se recibió canción tras canción sea parcialmente aceptado. Si el escucha aguanta todos los batazos sonoros de Disco Póstumo y llega hasta este punto, podrá disfrutar de los pesados sintetizadores que remiten a Mostro y hasta la industrialidad auditiva de Robota. “Volcán” no piensa, simplemente arrasa con todo a su paso mientras despliega una gama de elementos, que al final, se mimetizan y concentran en una explosión que destruye todo lo previamente construido. El imaginario de Dolores se extingue con esta canción.
http://youtu.be/DJszSoYrOsI
Despecho, perdida, desolación, (ahora también vulnerabilidad, opacidad y rencor), todas emociones equivalentes al dolor. Es cierto, lo que transmite Disco Póstumo no es del todo placentero, toma tiempo y paciencia lograr digerir este material para descubrir su belleza. Disco Póstumo no sabrá bien a la primera, no es un álbum sencillo ni complaciente, todo lo contrario, toma su tiempo acoplarse a su honestidad visceral. Pero cuando se logra mirar de frente todos los temores que Dolores plasmó en Disco Póstumo, el escucha estará del otro lado, pues habrá logrado sentirse cómodo con estas imperfecciones e inseguridades que a fin de cuentas sólo le pertenecen a él mismo.