Discurso sobre el objeto: Jeff Koons y Marcel Duchamp en el Museo Jumex
El Dadaismo fue una corriente artística desarrollada después de la Segunda Guerra Mundial por un grupo de jóvenes artistas en Zurich que valoraban intensamente la cultura, el arte, los hábitos y las costumbres que existían dentro del imaginario colectivo de su sociedad. Su distintivo era su actitud anti artística, es decir, tenían la intención de alejarse de lo que los espectadores esperaban de un artista, sus técnicas y fijaciones, para posicionarse dentro de una sociedad moderna colocando objetos que ya existían (ready mades) en un contexto de museo, bajo un discurso completamente distinto al que se les había dado al ser creados. Podría decirse que esta es la base del arte contemporáneo, en el que el discurso es tan importante como la pieza, en términos de comunicación artística.
Se le atribuye a André Bretón la reflexión de entender que las cosas están destinadas a fines distintos para los que fueron creadas, de manera que renuncian a dicho propósito, liberando propiedades que trascenderán a otro mundo dado o posible. Algunos escritores, como Eckhard Schneider, se valen de la previa herramienta para explicar la dualidad o multiplicidad de discursos que una misma pieza puede tener.
Claro que esta cualidad es inherente a toda pieza de arte, pero lo que logra cautivar a los espectadores es que artistas como Marcel Duchamp y Jeff Koons, hablan del objeto y su discurso de deseo de manera directa. En otras palabras, el deseo no es expresado de manera latente, sino que es el objetivo de sus piezas.
Dialogar con obras de arte parece ser una actividad difícil y muy seccionada. Hay quien simplemente dirá, “no lo entiendo, es para gente loca o eruditos”. Se entiende este tipo de pensamiento, ya que la mayoría de las piezas de arte a lo largo de la historia no han sido creadas para ser entendidas por todos. Tal vez se requiere de un contexto específico para entender piezas de la edad media o del renacimiento. Pero, ¿qué pasa cuando nos encontramos con piezas de artistas contemporáneos o por lo menos no tan lejanos a nuestra era?
Duchamp murió en el 1968. Tal vez para muchos de nosotros no sea una línea de tiempo compartida, pero algo que es seguro es que vivió en una sociedad que se transformó en la nuestra, una en la que Jeff Koons hace que quedemos pasmados al ver monumentales esculturas de acero inoxidable o que nos emocionemos al ver una pila de Play Dough gigante y queramos olerla, tocarla y jugar con ella.
En la exposición del Museo Jumex Apariencia desnuda: el deseo y el objeto en la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons, aun, el curador invitado Massimiliano Gioni menciona que Duchamp deseaba alejarse de la patte d’artiste (término francés que refiere a la pata del artista, es decir su mano, su estilo) para dejar a los propios objetos hablar. Desde los principios del ready made hasta Koons, se ha dotado de cualidades humanas a los objetos presentados. El juego de relación creado a partir del discurso que le dan estos artistas es un golpe fuerte a los sentidos domesticados que tenemos al encontrarnos dentro de un espacio cultural en el que usualmente se va a admirar y no a sentir.
Para disfrutar Apariencia desnuda… recomiendo alejarse de los prejuicios, dejar al inconsciente hablar, identificarse con los objetos y pensar en la relación que una persona puede tener con él. Un conejo con una zanahoria no puede significar lo mismo para una persona de principios del siglo XX que para una persona que existió dentro de la cultura occidental a partir de 1953.
Los objetos se vuelven símbolos y los símbolos dependen de la cotidianidad, del artista, del espectador y de su entorno.