Dicen que la Historia es de los vencedores y en la música no hay excepción. Cuando uno piensa en música 'ochentera', específicamente en 1985, en nuestra cabeza se visualizan tarolazos, atmósferas llenas de humo de colores, crepés o mullets, guitarras repletas de ecos, etc. Y es que eso es lo que predominó en la escena pop. La entrada masiva de los sintetizadores a la música desde mediados de los setenta provocó que la siguiente década fuese por excelencia la época de los 'sintes'. Si a eso se agrega que nuestros oídos se volvieron adictos a los ecos, tenemos la fórmula pop ganadora que bandas o artistas como The Smiths, The Cure o New Order hicieron valer.
Actos como U2, Everything but the Girl, Dire Straits, The Chameleons o The Waterboys dictaban por dónde iba la línea musical ochentera alternativa. Además 1985 fue un año en el que aparecían proyectos solistas a diestra y siniestra. Desde Chris Isaac, Suzanne Vega, Kate Bush y Tom Waits, hasta integrantes de otras bandas que decidieron hacer solos sus caminos, tales como Brian Ferry (Roxy Music), Sting (The Police) o Phil Collins (Genesis)... Hasta Mick Jagger hizo un disco solista llamado She's the Boss y tuvo su respectivo éxito; los mismos Robert Plant y John Paul Jones hicieron lo propio una vez que Led Zeppelin ya no existía.
Pero no todo es la Gran Bretaña y su tremenda camada de bandas. En el Bronx, el hip-hop crecía como pocos géneros lo han hecho. Run D.M.C. presentaba su legendario King of Rock; el gran LL Cool J debutaba como rapero con su disco Radio. No faltaba mucho para que los Beastie Boys aparecieran con su primer álbum de estudio... Todo esto mientras los amos del scratch Afrika Bambaata y DJ Jazzy Jeff les explicaban a los blancos acomodados qué es un scratcheo y un sampleo.
Gran parte del éxito de Joy Division a finales de los setenta fue que, a diferencia del punk que clamaba odio contra las clases altas y políticas, ellos decían "el jodido soy yo"; fue ahí donde apareció el post-punk, mismo que sería la base de mucha de la música predominante en los años ochenta. Las atmósferas oscuras, cavernosas e industriales que hacían referencia a la decadencia social se mezclaron con el new wave, por lo que ya en 1985 existían proyectos consolidados como Sisters of Mercy, Nick Cave & The Bad Seeds, Clan of Xymox, Jesus & Mary Chain y su Psychocandy, Love and Rockets, entre otros. Claro que el new wave siguió con bandas ya existentes que se consolidaban como Cocteau Twins, Gary Numan, Simple Minds, Big Audio Dynamite, OMD, Tears for Fears, Prefab Sprout y unos nacientes My Bloody Valentine, quienes en ese año lanzaron Geek!, su EP debut.
Mientras Inglaterra evolucionaba del punk al post-punk, para 1985 Estados Unidos seguía (y siguió) generando más bandas de este género pero mucho más pesado. Desde Washington D.C., Minor Threat insultaba a la Casa Blanca; en California, Black Flag se consolidaba como la banda punk estandarte de la costa oeste. El Reino Unido tuvo lo suyo con The Fall o Irlanda con The Pogues y la popularización del punk celta.
Los guitarrazos punks se transformaron en rudas cabelleras que imponían miedo. Las calaveras ensangrentadas tenían un nuevo sentido. Justo en 1985, AC/DC, Aerosmith, Iron Maiden, Slayer, entre otras, llegaban para tratar de rescatar al rock pesado una vez que Led Zeppelin había desaparecido con la muerte de John Bonham. El problema fue que bandas como Mötley Crue o Twisted Sister entendieron todo esto de una manera un poco extraña y decidieron hacer todo más glamouroso.
Las pistas de baile, influenciadas por el funk y en la música disco, se llenaban de luces y colores con ayuda del Hi-NRG y el italo-disco para dar pie a un caldo de cultivo de música electrónica que, para finales de la década, viera nacer al acid house.
También en ese rico 1985, los colegios, universidades o simplemente los barrios producían algunas bandas indie que años después dominarían al mundo. La consolidación de R.E.M. con su Fables of the Reconstruction ya era un hecho. Sonic Youth con su Bad Moon Rising intentaba poco a poco terminar de construir ese sonido ruido pero digerible que tanto los caracterizó en un futuro. INXS en Australia hacía lo suyo. Hüsker Dü, Talking Heads, The Dead Milkmen o una banda de post-adolescentes llamados Red Hot Chilli Peppers atacaban desde sus trincheras.
El pop en 1985 ya había tenido todo lo que necesitaba con Michael Jackson y la naciente estrella Madonna, pero faltaba algo. Algo que no fuera Bon Jovi, Whitney Houston o Diana Ross (quienes tuvieron mucho éxito en ese año). Se necesitaba algo muy pegajoso, bailable y que 30 años después dijéramos "ESTO ES OCHENTERO". Y entonces apareció el único e irrepetible one hit wonder "Take on Me" de A-ha... y a esto no se le puede agregar más...