Desaparece la Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur

Por: Dr. Javier Urbano Reyes, coordinador del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana, y profesor e investigador del Departamento de Estudios Internacionales de la misma institución

Sin sustento de ningún tipo, vista como una iniciativa que duplicaba desde su creación las obligaciones ya asignadas a otras instituciones, pero sobre todo carente de una sólida justificación social, hace unos días se anunció que desaparece la Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur, mejor conocida como Plan Frontera Sur. Ya se anticipaba desde hace mucho tiempo: la iniciativa nació muerta, las razones son tan amplias y variadas que sólo enumeramos algunas:

1. En relación con sus objetivos

Textualmente uno de sus apartados más destacados dice:

“Impulsar el desarrollo a partir de políticas sociales, económicas y culturales en coordinación con las autoridades competentes, con el fin de atender la materia migratoria en la frontera sur”.

Vista la redacción y la realidad operativa por cierto poco transparente de este plan, el hecho es que invadía funciones delegadas claramente en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y lo que es peor, desde una visión de la migración vista como un fenómeno de fronteras y no como un suceso sociocultural y económico que permea a México, lo que supondría la necesidad de integrar en las iniciativas a las naciones vinculadas a estos flujos humanos a partir de esquemas de cooperación y desarrollo.

Por ello, el Frontera Sur nacido como un plan regionalista (sólo frontera sur) y endogámico (poca referencia objetiva a la relación con Centroamérica) no tenía ninguna posibilidad de atender de forma integral a la migración, visto que la integralidad de ésta no se correspondía con el diseño, las estrategias y los alcances del plan mismo.

2. Su deficiente visión del sentido de integralidad del flujo migratorio en México

Si algo podemos aseverar en relación con los movimientos migratorios en el mundo en lo general y de México en lo particular, es que estos mutan constantemente, son dinámicos y en este sentido, demandan formas variadas de gestión y exigen una alta dosis de flexibilidad en sus estrategias. Atender integralmente a estos desplazamientos requiere reconocer los nuevos retos que plantea la complejidad del retorno (reintegración), el asentamiento (la integración), y no sólo la supuesta protección en el tránsito fronterizo. Atender integralmente a la migración obliga a interpretarla en su ciclo amplio pues un migrante requiere planes de atención según migre, transite, llegue al territorio huésped, sea deportado o regrese voluntariamente a sus regiones de origen. El Plan Frontera Sur interpretó a la migración como línea y no como un círculo.

3. Los efectos del Plan Frontera Sur

El discurso oficial habló durante el año que duró esta iniciativa, de “una baja sustantiva de los flujos migratorios”, como si el éxito de una política migratoria radicara en su eficacia como herramienta de contención. La realidad, dicha por activistas, albergues e investigadores, es que el plan lo que generó fue que estos flujos humanos dejaran de transitar por la ruta de La Bestia y diversificaran sus estrategias de desplazamiento. Por ello, gran parte de la migración no se redujo, simplemente se dispersó y se volvió menos detectable y más vulnerable al delito del crimen organizado y de agentes policiacos o migratorios corruptos. Dispersión no es lo mismo que reducción.

4. Según afirmaciones del propio ex titular del Plan Frontera Sur, es posible que se fusionen la coordinación del Plan Frontera Sur, la Unidad de Política Migratoria y el Instituto Nacional de Migración.

Si esto se confirma, la pregunta es: ¿se plantea esta reestructuración desde una necesidad burocrática o desde una visión de eficacia vinculada a la protección de migrantes? A la vista de los problemas económicos que afectan al país, no cabe duda de que la prioridad pasa por una supuesta eficacia administrativa y de ninguna forma por el deber de generar condiciones de atención digna a los migrantes, más allá de su nacionalidad o de su situación legal.

Valga una reflexión final. En fechas recientes el titular de la Secretaría de Gobernación señaló que existe un grupo que quisiera que sólo se hablara de las cosas malas de México y no de las cosas buenas. En realidad, en México existen iniciativas excepcionales, llenas de convicción, calidad humana, y que son dignas de ser promovidas. Pero éstas no vienen del gobierno, en su gran mayoría se han originado en las iniciativas de la sociedad civil, no son producto del esfuerzo de la burocracia, sino de seres humanos convencidos de su causa. Valga el ejemplo en materia migratoria de Las Patronas, Premio Nacional de Derechos Humanos y candidatas al Premio Princesa de Asturias para la Concordia 2015. Estas mujeres no “dan de comer“, como torpemente dicen quienes desconocen su labor: ellas son promotoras de la solidaridad, de la dignidad, de la piedad por encima de las nacionalidades. Ellas son parte de las cosas positivas de las que se habla en el mundo.

Quizá la Segob cree que México es el gobierno y se equivoca: México es la ciudadanía, no es propiedad de una burocracia que hasta hoy ha demostrado lamentables fallas que no hace falta enumerar. Están en el día a día. r

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