Fotos por Ana Lau Hernández (@lauontheroad)
La invasión de música británica en México culminó en el norte de la CDMX con la presentación de The Libertines, una de las bandas estandarte de la primera década del nuevo milenio. Aún con la resaca de su show en el festival Corona Capital del año pasado, miles de personas se dieron cita en la Arena Ciudad de México, un recinto fuera del circuito de foros a los que está acostumbrado el público capitalino, para observar por primera ocasión en nuestro país, un show en solitario del cuarteto londinense.
En el fondo del escenario colgaba una manta con la portada del Up The Bracket, disco debut de la banda, que los llevó a seducir a la crítica especializada inglesa. Esta es una de las características principales en los shows de la banda: la misma escenografía desde su regreso a los escenarios en 2010. La Arena Ciudad de México, lejos de quedarles grande respecto a la capacidad, resultó ser un lugar ideal para disfrutar de la presentación de los Libertines. Desde cualquier punto en la sección de pista, se podía observar sin problema alguno lo que sucedía en el escenario.
Después de una breve introducción, “The Delaney” fue la primera canción que hizo retumbar la Arena. Un aspecto curioso de la banda es que en la mayoría de sus presentaciones incien con un track incluido en su EP (I Get Along) en lugar de comenzar con un hit o algo de su último material discográfico. A comparación del setlist en el festival, The Libertines dieron prioridad durante los primeros minutos a los temas de Anthems for Doomed Youth.
https://www.youtube.com/watch?v=LEf27xuYcw4
Tres canciones seguidos de su disco más reciente fueron el preámbulo para que comenzaran los temas clásicos de la banda. “Boys In The Band” desató la euforia del público que los llevó a un estado de demencia colectiva, representada por saltos, bailes y muchos gritos. “What Katie Did” trajo la calma, fue como si el ojo del huracán acabara de pasar por el foro y la serenidad se hiciera presente en forma de una canción.
Arriba del escenario, Carl Barat y Pete Doherty se transformaron en una pareja mágica. Atrás quedaron los múltiples problemas que enfrentaron en el pasado, han vuelto a compartir el micrófono. Como ha sido costumbre en este bromance tóxico-romántico, fue tanta su cercanía arriba de la tarima, que la pasión desbordada en la unión de sus voces al unísono y daba la impresión de que morían por besar sus bocas.
La noche transcurrió con una mezcla de canciones de Anthems for Doomed Youth e himnos pertenecientes a sus aclamados dos discos dosmileros. A pesar de que Barat y Doherty se llevan la mayor parte del crédito por ser los líderes visibles de la banda, en diferentes momentos de la presentación dieron oportunidad para que John Hassall y Gary Powell brillaran con luz propia.
Con un pequeño homenaje a David Bowie con “Changes” comenzó el encore, para abrir paso a los primeros acordes de “Music When The Lights Go Out” que de inmediato inundó la Arena de nostalgia por unos momentos para después romper de forma enérgica y agitar a una multitud de personas extasiada. El coletazo final de este huracán llamado Libertines culminó con “Don’t Look Back Into The Sun” dejando como daño decenas de cervezas derramadas.
https://www.youtube.com/watch?v=jLYsIESNtUc
Pete arrojó su guitarra hacia atrás y aventó el micrófono con todo y pedestal. Carl lo imitó e hizo lo mismo con el suyo. Cada miembro de la banda dejó su instrumento para reunirse en el centro del escenario, abrazarse y hacer una reverencia al público. Lo cortés no quita lo valiente. Los Libertines son probablemente los últimos rockstars de su generación, siguen destrozando todo a su paso, bebiendo como adolescentes y fumando como si no hubiera un mañana.