Death Grips Is Online, desde el infierno
No hay escapatoria.
A principios de la década, la anarquía subió desde las entrañas del Hades y se instaló en Sacramento, California. Necesitando un lugar dónde habitar, se encontró tres especímenes cuyos altos y fibrosos cuerpos servirían como envases ideales para contenerse. Sin embargo, por más fuertes que eran, los cuerpos no pudieron contener por completo a la anarquía y ésta empezó a salir.
En uno, salía a través de un teclado, otro lo expresaba con una batería y el tercero con su estruendosa voz. Pero la anarquía, como el agua, es cohesiva; tan pronto ve a alguien similar se pega con la tenacidad de una sanguijuela. De ahí a que, en el 2010, se formara el trío de música experimental: Death Grips.
Entre el 2011 y el 2018 la agrupación ha sacado siete discos. En nuestra superficie se escuchan muchos artistas y distintos géneros pero si fueras a descender al corazón más profundo del planeta solo escucharías los siete discos de Death Grips, en un loop infinito. Cada uno más desquiciado e indescifrable que el anterior.
El primero, Ex-Military, revive a Charles Manson y lo arma con una guillotina y una pistola de taquiones. En la portada se observa a un aborigen australiano, su cara dividida en cuatro y su mirada llena de escepticismo. Él sabe que quienes compusieron la música contenida en aquel álbum no son de este mundo.
El segundo y tercero derrochan lujuria, entre senos y miembros masculinos se destacan unas cuantas canciones. De las trece del segundo, The Money Store, solo vale la pena escuchar trece. Lo mismo sucede con el tercero, No Love Deep Web, que curiosamente también tiene trece. Todas son terribles y no valen la pena, sin embargo es recomendable escucharlas diario durante un par de años para poder apreciar completamente su repugnancia visceral.
El cuarto es un poco más corto y te recibe con placas californianas. La primera canción del potente Government Plates sobresale por su sutil, casi indescifrable, nombre, mientras que la quinta tiene a Robert Pattinson, alias Edward Cullen y el siguiente Batman, tocando la guitarra.
El quinto disco, The Powers That B, es el más largo e incluye samples de la voz de Björk en cada una de las canciones. La portada es una luz de alberca rasguñada y la mejor canción es personalizada dependiendo de los gustos de cada escucha, por ejemplo si eres el tipo de persona que le gusta romper espejos con su cara en los Estados Unidos puede que disfrutes “ I Break Mirrors With My Face In The United States”.
El sexto es Bottomless Pit. Detrás de dos esferas blancas se aprecia una sonrisa ominosa que te reta a no escuchar el disco y te recuerda que si decides hacerlo es bajo tu propio riesgo. El séptimo y más reciente, Year Of The Snitch, comienza con la última canción que escucharás en tu vida: Death Grips Is Online.
Y aunque sea el último, la grotesca portada del álbum no dejará que olvides lo que sentiste cuando los empezaste a escuchar; las fauces abiertas de Death Grips penetrando una gruesa plasta color verde desabrido sirven para recordarte que, si ya llegaste hasta este punto, es muy tarde, el lobo ya cerró la boca.
Estás atrapado.