Imagina que estamos en el tiempo de David y Goliat. Delante de ti hay un enfrentamiento, una disputa. Uno de los amigos de Goliat se acerca a David y le mete el pie. ¿No sería ridículo considerando las diferencias de fuerzas y posibilidades? Desde hace cinco años, Citizen Lab reporta un incremento en la contratación de servicios de espionaje por parte del gobierno mexicano para espiar a la sociedad civil. Según su informe, los blancos van desde personas que han promovido el impuesto a bebidas azucaradas como el doctor Simón Barquera, hasta personas del Centro Pro, quienes se encargaron de investigar casos de desaparición forzada como el de los 43 de Ayotzinapa. El espionaje llega también a periodistas como Rafael Cabrera, periodista que investigó el caso de la Casa Blanca. Ellos son quienes han evidenciado las malas prácticas gubernamentales, y una vez más el Estado Mexicano incurre en otra ilegalidad.
“El gobierno mexicano tiene que demostrar que no hay implicaciones de espionaje si quiere rescatar algo de confianza en las instituciones”, comentó Carlos Beristain, quien forma parte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en entrevista para esta página.
Las garantías legales de espionaje deberían de estar apuntando al espionaje de criminales, pero los defensores son los “sospechosos”, a esto Carlos Beristain le llamó “una estrategia de inversión de la culpa”. “Se extiende la sospecha a las actividades de la defensa de los derechos humanos”, concluyó.
Podríamos decir que es un abuso y no hay una pelea limpia. La metáfora de David y Goliat nos ayuda a entender las diferencias en el poder de uno sobre el otro, la cual nos ayuda a explicar el espionaje realizado. Según acusan periodistas y defensores de derechos humanos, es el gobierno mexicano quien espió a defensores y periodistas, pero aún no se ha comprobado, sin embargo NSO Group sólo vende sus servicios a gobiernos con el propósito de espiar a grupos criminales o terroristas. En tanto, los caminos apuntan a que el gobierno tendrá que abrir una investigación y otorgar responsabilidades.
Mediante la violación del derecho a la privacidad y con un rampante cinismo, el gobierno vigila a los observadores y críticos que los vigilan a ellos para invertir el sentimiento de vigilancia. Además, al espiar a periodistas y defensores, el gobierno pueden tener acceso total a sus fuentes de información y coaccionar a aquellas personas que aportan al tema de verdad.
Es importante señalar que cada licencia de uso de espionaje le cuesta al erario más de 1 millón 400 mil pesos, según dijeron en la conferencia de prensa convocada por periodistas.
Este suceso debería indignar a la sociedad, ya que no sólo se vigila a estas personas, sino que se priva a toda la sociedad civil del derecho a la verdad. ¿Te has preguntado qué implicaciones tiene sentirse vigilado mediante la violación de la propia identidad? De entrada, todas las áreas de la vida se vuelven un área de riesgo y las limitaciones del trabajo de periodistas y defensores se ve mermado.
Ahora, la responsabilidad del Goliat está en determinar responsables de este espionaje y ofrecer una respuesta en la que se muestre una investigación profunda del caso.