'Cuando soñé ser científica': Carmen García Lizárraga en entrevista para Ibero 90.9
En esta ocasión Miriam Canales, periodista, gestora cultural y colaboradora de Ibero 90.9 platicó con Carmen García Lizárraga, ingeniera eléctrica por el Instituto Tecnológico de Tepic y Maestra en Ciencias en Ingeniería del Mantenimiento y Gestión de Activos por la Universidad de Manchester, Reino Unido. Se desempeña como investigadora en el Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias, siendo sus líneas de desarrollo: la ingeniería de la confiabilidad, mantenimiento industrial y análisis de riesgos sobre el rol de las mujeres en la ciencia, en un libro destinado para el público infantil, como una mentora que nos toma de la mano para mostrarnos lo que podemos ver, lo que pueden soñar todas las niñas.
Miriam: Durante décadas, el papel de la mujer en la ciencia ha sido largamente cuestionado, invisibilizado, incluso perseguido. Nombres clásicos como Marie Curie o Hypatia de Alejandría conviven con otros casi en el olvido, pero rescatados por el tino de Carmen García Lizárraga, ingeniera tepicense cuyo mensaje en Cuando soñé ser científica va destinado a un público infantil.
Carmen: Este es el planteamiento en el que se exhorta a las niñas a descubrir su vocación científica y tecnológica y luchar por ella. Egresada del Instituto Tecnológico de Tepic y hoy residente de Cuernavaca, en este debut literario recopila una serie de perfiles históricos de mujeres inquietas, curiosas, investigadoras y transgresoras en la ciencia como Marie Curie, Ada Lovelace, hija de Lord Byron, la astronauta Dorothy Ruiz Martínez, la pionera en ingeniería electrónica Edith Clarke o la química Rosalind Franklin-descubridora del ADN- y la astrónoma mexicana Julieta Fierro. Las ilustraciones son de la artista Isabel Torres Medina.
M: Considero que un libro así es necesario en cuanto a que requerimos de la ciencia hoy más que nunca y estimular la inteligencia de las niñas. ¿Cómo surgió tu formación profesional y cómo tomaste la decisión de plasmar tus conocimientos en este proyecto?
C: Fui ingeniera eléctrica por el gusto de aprender. Soy de Nayarit y estudié en el Instituto Tecnológico de Tepic. Llegué ahí porque fueron varias cosas. Era aplicada en el estudio, muy dedicada a leer y las matemáticas me gustaban mucho. Creo que fue en la secundaria cuando supe que me latía la física y los números. Cuando estuve en la prepa vi que la ingeniería me llamó la atención, las clases de física y los magnetismos.
M: ¿Cómo hiciste la selección de los personajes?
C: Para la selección de las científicas no le pensé mucho. Había escuchado el nombre de todas, de sus vidas poquitos años antes, pero ya alguna la había visto en algún artículo. Todas ellas están muy relacionadas con las áreas que me llaman la atención: física, matemáticas, astronomía, dentro de esas ramas de las ciencias exactas y de ingeniería y no tanto de humanidades ni ciencias de la vida como biología. Tengo inclinación en ciertas áreas, salvo el caso de Rosalind Franklin, descubridora del ADN o genética. Su caso fue muy particular. Debí incluirlo porque me parece el más injusto al invisibilizar su trabajo. Sentí cierta afinidad con ella con Julieta Fierro y Edith Clarke, la primera ingeniera eléctrica de Estados Unidos y del mundo; eso me llamó mucho la atención.
M: ¿Cómo fue desenvolverse en la escuela como única mujer en este ambiente eminentemente masculino? Nos meten la idea de que nosotras debemos estudiar humanidades y los hombres carreras más rudas. Yo recuerdo que le pasó a ciertas compañeras de mi generación lo mismo que a ti intentando estudiar ingeniería civil, mecatrónica, etcétera.
C: Me fue bien. Tenía buen trato, buen apoyo de mi familia, jamás me cuestionaron. No pasó de comentarlos que no se me olvidan desde el primer día, de los más fuertes: “¿pero por qué vienes a inscribirte aquí si hay puros hombres?” Algún otro profesor me decía: “¿y qué vas a hacer después de la carrera?” como si yo específicamente no fuera a encontrar trabajo; no sabía a qué se refería. Otro a quien le pedía hacer mis prácticas en su oficina me confesó: “es que yo nunca he tenido una mujer aquí”. Fue frustrante. A final de cuentas, a una estudiando ingeniería como yo, lo único que provocaron fue buscarle y seguir mi carrera.
En general, en México y en el mundo hay una gran brecha de género en la ciencia. Es aún más grande en las ciencias exactas. Pero se sabe, por muchos estudios que sí hay interés por parte de las niñas; sin embargo, se va perdiendo, o más bien nos lo van quitando. Hay un montón de trabajo por hacer, desde impulsarlas a romper estereotipos, hasta fortalecer y crear políticas que permitan a las mujeres dedicarse a la ciencia con todos los derechos que cualquier trabajo debe otorgar. Hay muchísimas científicas haciendo cosas geniales en México y otra labor importante es la visibilización, que es otra parte que busco con mi libro, dar a conocer esas mujeres que existen. Al final de cuentas me sigue pareciendo necesario dar el mensaje de "tú también puedes" porque sólo de esa manera pueden las niñas reconocerse en otras mujeres y aspirar a ello.
Cuando soñé ser científica
Carmen García Lizárraga
México, 2021.
Editorial Librobjeto