Crystal Castles se separa

El mundo musical está triste. No sólo Morrissey anunció que está sometido a tratamientos para combatir el cáncer; ahora los melómanos además reciben la noticia de la separación de Crystal Castles. Alice Glass reveló la ruptura a través de varios tuits, que juntos conforman la siguiente declaración:

“Dejo Crystal Castles. Mi arte y mi expresión propia en todas sus formas, siempre han sido un intento hacia la sinceridad, honestidad y la empatía hacia otros. Por una multitud de razones, ambas profesionales y personales, ya no siento que esto sea posible dentro de CC. Aunque este es el fin de la banda, espero que mis fans me acepten como solista de la misma manera en que aceptaron Crystal Castles”.

tuit alice glass

El par originario de Canadá nació como Crystal Castles en el 2004, lo que suma diez años de vida durante los cuales presentaron tres materiales maniacos, enloquecidos y preciosos:

La agonía en Crystal Castles (Lies/Last Gang Records, 2008) por momentos era suave, y en otros era un caos insoportable y adictivo que nos puso a cantar “La cocaína no es buena para tu salud, la cocaína is not good for you”.

En Crystal Castles II (Fiction, 2010) conocimos y adoptamos su evolución y su atasque – es decir, “Doe Deer”– y cómo no hacerlo si cada vez esos sonidos que parecían haber nacido en un videojuego, cobraban más y más sentido. Cada pinchazo agudo en la música se sabía incómodo y horrible. Y encajó realmente bien. Además fue en este disco donde “Not In Love”, con la voz de Robert Smith, deshizo almas y rompió cuerdas vocales.

Con una portada devastadora, III (Casablanca Records, 2012), se trató de un disco más sombrío, pero esta vez la oscuridad se dirigía más hacia la desolación que a lo demente. La intensidad emocional de “Sad Eyes”, “Kerosene” y “Violent Dreams” envueltas en melodías mágicas, es lo que sin saberlo, sería su despedida.

La frustración embargará a quienes no tuvieron la oportunidad de verlos en vivo pues Ethan y Alice – sobre todo Alice –, hacían lo suyo y provocaban explosiones en cada asistente. Destrucción colectiva donde la locura de Glass y la del público era una misma. Basta recordar su presentación del año pasado en el José Cuervo Salón para sentir el vacío que genera saber que dejarán de hacer música juntos. Por cierto, ése concierto en nuestro país fue su último acto como Crystal Castles.

Lo incomprensible en la gran mayoría de las palabras que pronunció Alice en las canciones, era clave; en ese balbuceo lejano, lo que importó fue la música. “Indescriptible” no hace justicia a lo que es/fue Crystal Castles. Lo suyo eran rasguños que sacaban sangre. Suciedad. Electricidad. Baile sin sentido, saltos enloquecidos. Crystal Castles supo traducir esa angustia, rabia y odio que se siente al saberse inundado en contaminación, en guerra, en soledad.

El delirio llegó a su fin; los castillos de cristal finalmente estallaron en miles de pedazos.

Por @melinavzb

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