Crónica: Copa MX- América Vs. Cruz Azul

Con un inmueble abarrotado y dividido por las dos aficiones, la noche del tres de abril en el Estadio Azteca parecía el lugar perfecto para llenarse de gloria azulcrema. El América venía de vencer dos a cero a las Chivas en el Súper Clásico y el Cruz Azul de dos semanas repletas de dudas. La final de la Copa MX ya tenía un invitado. El Atlante había vencido al Puebla de Manuel Lapuente en tanda de penaltis. Miguel Herrera inició precavido, con un total de seis defensas en su alineación. Guillermo Vázquez mandó sus mejores hombres al terreno de juego. Inexplicable el planteamiento.

Una noche que los americanistas y celestes querían permitirse volver a soñar. Luego de entorpecer el partido, con faltas innecesarias de los contenciones del Cruz Azul, Gerardo Torrado e Israel Castro, el equipo de “Memo” Vázquez mostró mejores argumentos en la primera mitad. Un América desconcertado y con dudas, no puso objeción alguna. El primer sablazo lo dio el argentino Christián Giménez al minuto 27. Una pincelada para recordar. Una gran jugada por la banda derecha culminó en un riflazo dentro del área para perforar al arquero Hugo González.

En el segundo tiempo, Herrera mandó a la cancha a Christián el “Hobbit” Bermúdez. De esos cambios que el aficionado no entiende. ¿Porqué no arrancar así? Con un defensa menos y un creativo en la mitad de la cancha. La pequeña estrella atlantista que dejó su brillo en Cancún, mejoró la cara del equipo local con movilidad y empuje. El Coloso de Santa Úrsula se permitió corear algunos olés que quedarían extraviados en el paso del tiempo.

Narciso Mina soltaría un enorme balde de agua fría en la afición celestes al anotar de cabeza al minuto 67, por un pase de Adrián Aldrete. El festejo típico del “Piojo” Herrera no se haría esperar y el Azteca estallaba con demencia. El color y la vida volvía. De ahí al final del encuentro, ambas escuadras realizaron sus tres cambios y los jugadores del Cruz Azul tuvieron más calambres que cuando se juegan los tiempos extras. El América manejo la recta final, aunque la visita tuvo la más clara para ganar. Los once pasos, sería el postre de la noche. La afición de La Maquina coreaba ¡Vamos Corona! ¡Vamos Corona! Incesantemente. Las primeras cuatro anotaciones de ambos equipos fueron perfectas, sin oportunidad para que los arqueros hicieran gala de sus mayores artes. Dicen que no hay quinto malo. El mejor jugador celeste en los últimos años, Christián Giménez, como debe de ser, anotaría con sobriedad y estilo el quinto penal. Nadie entendía, porqué un central que no es especialista en los penales, debería tirar el más importante, en un panorama así. El central y capitán colombiano Aquivaldo Mosquera, tomaría siete pasos de la muerte lejos del balón. Como un novato y como un defensa central, pondría el balón en orbita para provocar un infarto colectivo en el estadio. La afición del Cruz Azul explotaría en jubilo y tendrían aún motivos para creer en este equipo. Se habló mucho de la sequía de logros en tantos años de La Maquina, pero el América tampoco ha sido un manojo de alegrías en los últimos tiempos.

Tibio, discreto, sin ganas y sin demostración de felicidad alguna, “Memo” Vázquez habló en conferencia de prensa como si hubiera ganado un partido más de pretemporada. Las típicas palabras de un técnico que teme por su futuro y que no sabe por dónde caminar. “Estamos contentos y tranquilos, se logró llegar a la final, pero falta dar el gran paso.” “La actitud y los deseos de los jugadores, fueron muy importantes”, aseguró el timonel Celeste.

Por su parte, rabioso y eufórico como siempre, Miguel Herrera se presentó con un gesto desganado, molesto y al borde de las lágrimas. “Por el rival duele, duele la eliminación. Permitir un gol por una desatención, no se puede.” “Cómo es posible que hoy nos pite este señor, este partido tan importante si viene de estar suspendido. Y no lo dije yo lo del arbitraje, sino ustedes los medios.”, respondió a la prensa Miguel Herrera.

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