Por Macarena Jiménez Estefan
Sofía y Rasé -Rasé y Sofía- esperan en el centro de la biblioteca, donde hay un jardín rodeado de letras. Ahí me cita Rasé para hacer la entrevista sobre su libro. Me siento, saco las preguntas que preparé y lanzo al aire la primera: ¿Por qué Silverio? Todavía no termino la pregunta, cuando veo que Rasé tiene algo en la boca. Creo que es una hilera de palabras que cuelga de su comisura.
Silverio es un DJ mexicano, violento, “un provocador profesional”, dice Rasé, y me muestra un video de Silverio: Silverio en tanga roja gritándole a su público, Silverio metiéndose en mis ojos como una imagen-basurita. Silverio: siete canciones & una oración es el título del primer libro impreso de Fernando Rasé, poemario que, por fortuna o infortunio, encontré hace unos meses en esta misma biblioteca. En la portada aparece una ilustración de Santiago Moyao: una tanga roja, dos puños cerrados, anfibios, reptiles, insectos y pájaros, adornan el cuerpo de Silverio desnudo, Silverio-Rasé.
¿Por qué Silverio? Para Rasé, la poesía y el humor están ligados. “En los dos hay que crear símbolos, conceptos, cuerpos a través de juegos verbales donde quien los reconoce puede entrar”. El nombre Silverio es un juego de humor con su novia, su Negra Cala, su tótem. Silverio empieza –y quizá termina- con “S” de Sofía. “Este libro no sólo es una extensa carta de amor, es la salsa enchilada con la que me enseñaste a bailar”, escribe Rasé en su dedicatoria.
“Sofía, te invoco
& te arranco con las muelas el taparrabos
& coloco una nube en su lugar
& mis huesos tiemblan como un perro chihuahua internado en
la coladera de una ciudad deshabitada”.
¿Bailamos madre? (Invocación primera a la Negra Cala)
¿Por qué Silverio? “Quería que mi poética se pareciera más a Plastilina Mosh que a Julio Cortázar, usar el ámbito pop del lenguaje cotidiano. Provocar a la academia” y es que Rasé no se salta las reglas, las hace explotar y volar fuera de las páginas. Rasé no escribe poesía sobre papel, la graba con una navaja en el hueso, en el cráneo de quienes se atreven a leerlo:
“[O] yo no escucho a tus labios / [las] palabras, imaginando que son [2] dálmatas salvajes sacudiéndose en el papel [y] sus manchitas moteadas no son noche sino agujeros negros [que] chupan /aspiradora / [pelusa] basura / deseos [puer]-cos [porno]- gráficos [en]lodados de tierra húmeda”. Súbete a mi moto
Para Rasé, su poesía -la poesía provocadora- “no es salirse de la academia, no es faltarle al respeto: es regresar a los orígenes, no repetir estrategias, fórmulas, arquetipos”. Fernando estudia Literatura latinoamericana, aunque empezó a escribir poesía desde hace siete años. ¿Qué es poesía?, es una pregunta que se repite una y otra vez en el entorno literario. “Si esto me hace sentir, ¿por qué no va a ser poesía?” es la respuesta de Rasé, o más bien la pregunta. Rasé le apuesta a usar un lenguaje vivo, a “no escribir como un viejito”, a que sus palabras corran entre las páginas y se exciten al rozarse unas con otras:
“Qué vamos hacer con las rastas que le sacamos a las nubes y que convertimos en primaveras. Qué vamos hacer con el frasco de vellos que le rasuramos al arcoíris, las ideas que dejamos de regar con nuestra saliva y la lámpara que colgamos con las palabras, afonía”. 60 soles
Rasé escribió este libro en un momento lleno de problemas, donde la muerte de su abuela dejó un hueco que parecía no tener fondo. Al mismo tiempo, empezó su relación con Sofía, “la única persona que se rifó a acompañarme en ese infierno personal”. Por eso, el poemario habla de amor y de luto, contraste de profundidades que se enredan y se acompañan hasta el filo del abismo poético, donde caminan las líneas de Rasé:
“Sin ti, los focos de la casa no son estrellas artificiales, ni decoraciones hilarantes, son puro cableado de una navidad anacrónica que no me tocó festejar contigo, corazón, que eres la perla más valiosa en la joyería de mi abuela, la página que le quiero arrancar a mi libro preferido, la primera vez que me metiste la lengua y sentí algo tuyo como mío”. Coordenada.
A Rasé, las palabras se le escapan como un tranvía-cohete disparado desde la capital hasta el centro de la tierra. Intento atraparlas, escribirlas en mi cuaderno antes de que se atropellen unas a otras y desaparezcan. Rasé habla de su abuela, luego de Sofía, luego de su abuela, de Sofía... Tengo lista mi siguiente pregunta: ¿Qué es para ti el amor? Rasé se detiene. El silencio alarga los segundos. Las palabras ya no le cuelgan de la boca. Necesitan cocinarse, como sus poemas, para que hable del amor. "El amor es ofrendar y en la ofrenda siempre viene un sacrificio personal. Ofrenda: porque siempre se tiene la fe de que va a haber una respuesta divina al sacrificio dado. Eso es el ritual. Con Sofía yo trabajé esta idea porque no sé si el amor tiene que ser solamente una relación con otras personas. Puede ser también individual. Es un rezo para recordarte lo que amas del otro o de ti. Por eso es como un conjuro, yo creo que por eso dicen que es mágico. Y sí hay una respuesta divina muchas veces: el cariño, la empatía, todo eso”.
Este libro fue el primero donde Rasé encontró su voz, donde dejó de escribir con las reglas de todos los poetas. “En la poesía queremos a veces hablar por las demás personas, pero primero tienes que hablar por ti”. Por eso dice el autor -con un extraño híbrido de orgullo humilde- que “este libro es muy bonito porque es honesto”. A Rasé no le importan el prestigio ni el reconocimiento, sino crear una conexión con la gente, “es lo que me llena porque significa que algo mío dejé ahí”.
Además de escribir, Rasé musicaliza sus poemas con beats que se pueden encontrar en Youtube o escuchar en vivo en diversas presentaciones de poesía. Explica Rasé la diferencia entre el rap y la poemusik: El primero consiste en rimar encima de la música. La palabra rapping significa hablar rápido. La poemusik tiene cierta influencia del rap, pero en ella no se busca crear una canción con coro, ni una letra que acompañe a la música. Rasé cuenta que en las lecturas de poesía, muchas veces le llegan a decir “tócate un poema”, porque en cierta forma “estás dando un concierto, conectando con las personas de otra manera”.
Silverio es un libro de conexión con los otros, pero también con él mismo: “Hay muchas vidas dentro de esta vida y ésta es una de las vidas que viví: un camino de amor y de muerte”. El poema Javier Sorondo es el más aclamado por la gente en sus lecturas. Sin embargo, comenta que si el libro fuera un cuerpo, Javier Sorondo sería los pulmones, porque el corazón del poemario es Coordenada:
“Corazón, por ti la cerveza de este festival no me sabe a meados y el dolor de mi espalda se debe al par de articulaciones aladas que me hacen parecer que soy más ángel que hombre, más ave que perro”.
Para escribir el libro, Fernando destaca la influencia de autores como Frank Ocean, Kendrick Lamar y Fausto Alzati Fernández, quién además hizo el prólogo. Cuenta que empezó su ruta como lector de poemusik con el colectivo Bala Fría, al que entró por invitación de Ashauri López. Silverio es una compilación de nueve poemas que suele tocar con Bala Fría. Ahora, Rasé prepara la presentación oficial de su libro y una gira para finales de año. También está grabando un disco con música original de Kyle Rapps, que planea lanzar al público en el 2018.
¿Hay algo que quieras agregar? Le pregunto al final. Él piensa, trenza los dedos. Espero la respuesta mientras observo su anillo plateado, que tiene en medio una flor. Es una flor de cinco pétalos: “Amor. Sofía. Luto. Abuela. Poemusik”, es lo último que dice Rasé.