[Columna] "Te odio y te quiero" Corona Capital 2016

Fotos por Ana Lau Hernández, H. Prina, Katya García y Lorenzo VR

Así como versa la canción de antaño "Te odio y te quiero" de Julio Jaramillo, son los  sentimientos encontrados que dejó el Corona Capital 2016. Fueron dos días triatlónicos de lo típico: música, espectáculo, sangre, sudor y lágrimas, no precisamente de felicidad.

El octavo festival más importante del mundo, según Consequence of Sound, tuvo notables fallas y otros detalles que ya desde años atrás se han arrastrado. Cosas que una buena parte de los que vamos año tras año al Capital, cargamos cual loza sobre las espaldas, cosas que sabemos y sólo platicamos entre amigos que acudimos religiosamente al festival anglo más importante de México.

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Este año el frío fue la constante, clima extremo que recordaremos a través del tiempo así como recordamos la edición 2014, en el que la lluvia provocó la cancelación de Massive Attack. Es un hecho que los organizadores no controlan el clima y sería absurdo reclamar que profetizaran los estragos de la temperatura. Atender a 100 mil personas, vigilar por su seguridad y darles entretenimiento no es una tarea fácil, sin embargo, aquel que tome la responsabilidad de eso debe tener en mente que las cosas pueden no ser perfectas, así como también dice la frase que justifica las casualidades: shit happens.

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La falta de más zonas de baños, de más salidas, de carpas de urgencia médica, y demás, son temas clásicos que platicamos luego de superar el efecto de la euforia que producen nuestros artistas favoritos. Sumado a esto, el aumento de precios en bebidas y alimentos -hasta 100 pesos por tres tacos al pastor-, es la principal queja del público. Este hecho no puede ser justificado de manera antikafkiana por los organizadores, o como mencionaba un señor de venta de cerveza en el concierto: "subieron los precios, joven, porque ganó el Trump."

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A pesar de eso, esta edición será recordada por factores que sí entran en el control de las personas que manejan el festival Capital. En repetidas ocasiones los grupos o cantantes entraron hasta 20 minutos tarde, fuera del itinerario que fue armado de manera poco práctica, traslapando actos importantes uno con otro. El sábado por ejemplo, la dificultad de ver a Pet Shop Boys y disfrutar a Air, fue superada solo por el hecho de perderte las primeras cuatro rolas de The Killers... ¡tres actos principales encimados!

Ni se diga lo que ocurrió con Kraftwerk. Al show que no debía fallar le pasó de todo: un atrasó de 30 minutos, fallas técnicas en los visuales 3D, y lo peor de todo... fallas en las conexiones de los sintetizadores de los robots germanos.

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Sentimientos encontrados siempre tendremos los que asistimos al Corona Capital y su hermano hispano el Vive Latino, quien recibió la festivalitis de nuestra era con el cartel del próximo año, días previos al "buen fin" del festival aquí mencionado. Si estamos entrando a una crisis económica como todo mundo vaticina, la PROFECO debería revisar los precios de los festivales organizados en México. En otras palabras, la empresa que organiza debe velar por su clientela ofreciendo itinerarios de verdad disfrutables, sin fallas técnicas y con precios dentro de lo razonable. Al final, quienes consiguen la distinción de ser uno de los mejores festivales del mundo somos los asistentes, quienes pagamos y damos vida a estos monstruosos eventos.

La edición 2016 del Capital concluyó con los últimos acordes de LCD Soundsystem, acto que para muchos fue el mejor junto con AIR, que se presentaron el sábado. Así, cual público cautivo de sus propios gustos nos vamos como versa la canción de antaño: "te odio y te quiero / con todas las fuerzas de mi corazón."

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[Extracto] El nostálgico elixir de Justice en 'Woman'

Young Fathers en el #Corona Capital16