En un mundo donde el caos predomina, parecería una utopía pensar que el ser humano aún pueda ser abrazado por el asombro; esa capacidad que sin duda nos hace reconectar con la esencia de la vida y que se convierte en el remedio infalible para romper con la monotonía. Probablemente en la actualidad no sea fácil alcanzarlo, pero se vuelve menos complicado cuando se hace por medio de la música; específicamente si se trata de la de Los Bunkers.

Después de un lleno total en su primera presentación en el Auditorio Nacional, los chilenos estaban más que listos para deleitar al público mexicano con una segunda noche cargada de nostalgia y energía como parte de su gira Ven Aquí. El encargado de preparar el escenario para su llegada fue Rulo, quien durante poco más de treinta minutos conectó con los oídos que se daban cita a temprana hora. Luego las pantallas fueron tomadas por Peter Gabriel y su emotivo “Solsbury Hill” que apaciguó el hambre de todo un recinto por reencontrarse con el sonido de una banda que ha marcado generaciones.

El reloj marcaba las 20:40 hrs y el quinteto arrancó sin titubear con su emblemático “Miéntele” para después darle la bienvenida al pandero y los primeros pasos de baile protagonizados por Álvaro López en “Te Vistes Y Te Vas” y “Yo Sembré Mis Penas de Amor En Tu Jardín”. Inmediatamente después el vocalista se dirigió al publico: “Muy buenas noches México. Somos Los Bunkers de Chile. Ha pasado mucho tiempo. Los extrañamos, muchachos.” Luego vino el poético “Quién Fuera”, su tributo a Silvio Rodríguez que con palmas nos llevó a “Una Nube Cuelga Sobre Mí” para continuar con uno de sus nuevos temas “Bajo Los Árboles”.

La noche era más que perfecta para escuchar “Ángel Para Un Final” que después vino acompañada del ya clásico: “Olé, Olé, Olé, Bunkers, Bunkers” por parte de los asistentes que se pusieron románticos coreando “Las Cosas Que Cambié Y Dejé Por Ti”. Directo del Barrio Estación llegó “Deudas” y del Vida de Perros sonó “Nada Es Igual”, todas acompañadas de unos visuales excelsos. Era turno de recordar “Ahora Que No Estás”, tema en el que las cuerdas de los hermanos Durán fueron grandes protagonistas, seguida de “La Velocidad De La Luz”. A modo de breve intermedio Francisco Durán se apoderó del micrófono con “Pequeña Serenata Diurna” para transformar la velada en acústica con su más reciente sencillo “Calles de Talcahuano”, inspirada en su ciudad natal. Continuaron con “La Exiliada Del Sur” en honor a Violeta Parra. Después tocaron “Si Estás Pensando Mal De Mí” y “Rey”.

El tiempo transcurría y dio lugar al siempre desgarrador “Y Volveré”, original de Los Ángeles Negros, momento que los asistentes tomaron como pretexto para llorar mientras iluminaban el Coloso de Reforma con las luces de sus celulares. Después de unos minutos de ovación interpretaron “Nada Nuevo Bajo El Sol” y “No Me Hables De Sufrir”. El cuerpo iniciaba a moverse al ritmo de “Bailando Solo” que, acompañado de una bola disco, le guiñaba a “I Feel Love” de Donna Summer, que a su vez dio pie a “Ven Aquí” y al primer intento de la banda por marcharse del escenario. Poco después regresarían tras un: “Olé, olé, olé, Bunkers, Bunkers.”

Los chilenos se prepararon para la recta final, no sin antes decirle a su público: “Muchas gracias por dos noches maravillosas, anhelábamos tocar acá.” De inmediato interpretaron “Canción Para Mañana” y “El Necio”. A manera de postre, Franciso Durán inició con las primeras líneas de su clásico “Llueve Sobre La Ciudad”, que llevó al último tema y al que quizá muchos fanáticos jamás se imaginaron escuchar en vivo: “Miño”.

Fue así, tras más de dos horas de momentos convertidos en canciones que Álvaro López, Mauricio Basualto, Gonzálo López, Francisco y Mauricio Durán hicieron historia entregando la que quizá fue una de sus mejores presentaciones en territorio azteca.

¡Bravo muchachos!