Por: Juan Martínez (A.K.A "Juanito el del demo")
Black Moth Super Rainbow lleva más de una década haciendo música (antes con el nombre de Satanstompingcaterpillars); su estilo ha sido calificado como indie electrónico, tecno-pop, neo-psicodelia, downtempo, experimental e incluso rock alternativo. Pero para simplificar y reducir la idea a su mínima expresión, puede decirse que su sonido se ha apoyado principalmente en sintetizadores y la creación de paisajes de bajo y guitarra acústica, además de que cantan a través de un vocoder, en una manera bastante similar a la de los franceses Air. Con la salvedad de que la música de los norteamericanos deja una sensación escalofriante. Los nombres de sus canciones han hecho referencias muy particulares a la naturaleza y a los colores, pero sobre todo, se caracterizan por su extravagancia, con títulos como "I think it is beautiful that you are 256 colors too" o "Jump into My Mouth and Breath the Stardust".
Dicho lo anterior, a finales de 2012 el conjunto salido de Pittsburgh lanza su quinta producción bajo el nombre de Black Moth Super Rainbow: Cobra Juicy, álbum que, de entrada, sorprenderá a quienes estén familiarizados con su sonido anterior. Basta con escuchar los primeros acordes de "Windshield Smasher", y su riff de guitarra que envidiaría Peter Hayes, para esclarecer que el horizonte de la polilla negra se ha ampliado y que la pantalla de 256 colores ha sido actualizada por una de 24 bits. Esto se debe en gran parte, a la pasada contribución de Dave Fridmann —el genio que ha puesto más de un granito de arena en las producciones de Flaming Lips y Mercury Rev—, quien en el álbum anterior, Eating Us, logró darle una nueva dimensión al sonido de la banda, labor que en Cobra Juicy deja ver sus frutos. Como sucede siempre con un disco que rompe con el sonido preestablecido de una agrupación, complacerá a los iniciados en su música y desconcertará a los viejos seguidores, algo que ha sucedido en el pasado con obras revolucionarias como Achtung Baby o Kid A, por mencionar algunas.
http://youtu.be/6L1jQ-VV9Fs
Lo cierto es que Cobra Juicy muestra un sonido compuesto de diversos elementos, hasta ahora inexistentes en la simpleza y austeridad de Black Moth Super Rainbow: la cadencia bluesera de "Windshield Smasher", la guitarra slide de "Psychic Love Damage", el campirano western de "We Burn", o la disco-bailable daft-punkera "Gangs in the Garden". Otras llevan las cosas al extremo: las distorsiones sutiles de "Tooth Decay" —contenida en Eating Us—, se vuelven estridentes en "Hairspray Heart", y los solos de sintetizadores se vuelven virtuosos al estilo de rock progresivo en "Blurring My Day". Las referencias a la naturaleza han quedado reducidas, aunque el sentido del humor prevalece en varios de sus títulos, como "The Healing Power of Nothing" o "Dreamsicle Bomb".
Acordes más u obsesiones menos, en general, lo más destacado es el marcado sentido melódico que está presente a lo largo de sus once temas, y que los aleja radicalmente de la cruda frialdad de sus primeras producciones. Cobra Juicy tiene un sonido mucho más accesible, ya se trate de una evolución natural o de una intención deliberada. Sólo el tiempo dirá si Cobra Juicy se vuelve un clásico, pero en el proceso, más de uno quedará satisfecho.