Cobertura 18° FICM: Vida y poesía en 'Kuxlejal'
Vida… Una palabra simple que denota una cantidad inconmensurable de significados, en gran mediad porque al final, lo que sea que hagamos, desde lo bello hasta lo terrible, entra en el marco de esta sencilla palabra que goza del mismo número de letras que tiene la palabra amor. No es para menos, ambos conceptos son tan ambiguos que no nos ha bastado la historia entera de nuestra especie para comprenderlo.
Kuxeljal, es un largometraje documental que ahonda en el lado obscuro de este misterioso concepto que nos envuelve y nos impulsa. Necesario en todo sentido porque habla de algo que está envuelto en silencio y no es para menos. La muerte a todos nos asusta pero aún más nos asusta el suicidio.
Arrebatarse la vida, según Camus, el nihilista que en 1957 ganó el nobel de literatura, decía que no había ningún dilema filosófico más que ese. ¿Vale la pena seguir viviendo esta vida? Nos pregunta su pluma a través del relato de Sísifo.
Para muchos jóvenes tzoltziles de la localidad de San Andrés Larráinzar la respuesta les llega a una edad muy temprana.
A través de 40 minutos y de la mano de un joven Tzoltzil que escapó de las garras del alcohol y las drogas, es que nos enteramos de los muchos factores que envuelven ésta problemática que está lejos de ser sólo de los jóvenes de esta localidad, sino de la humanidad entera.
La sensación de identidad, de saber quién se es en este abismo de sucesos, devenir y espacio, está anulada en las mentes de una población que no puede ni hablar su idioma libremente.
“Para mí el Tzoltzil es hablar con los Dioses, mi papá, mi abuelo y mi mamá lo hablaban y
siento que es parte de mí, por eso, no quiero dejar de hablar tzoltzil y se lo voy a dejar a mis hijos y si no tengo hijos por lo menos estará en mis canciones”
Así lo narra uno de los 13 jóvenes que forma la agrupación de Jlumaltik, una mezcla entre poesía, rap, hip hop, baile y beat box que habita entre los corazones de quienes día a día llevan la lucha de ser quien son y seguir con sus vidas lo más normal y apacible que pueden.
Todos ellos exploran las profundidades de su dolor más grande con la milagrosa herramienta del arte, ya sea palabras, baile o ritmos, es indudable que al final el arte es la panacea de muchos de los padecimientos psicológicos que nos asechan día con día.
Aunque ello no signifique una solución cual medicamento sino más bien una espada con la cual enfrentarse a la obscuridad de la depresión una pluma con la cual extirpar el dolor que día con día se acumula en nuestros corazones.
Kuxlejal (Vida) es un largometraje que nos recuerda lo frágiles que podemos llegar a ser y a la vez la fortaleza con la que se nos ha dotado a todos en este plano tan confuso y ambivalente que llamamos realidad y donde llevamos día con día nuestra vida.
Pero sobre todo es un recordatorio y una señal de que ahí donde hay una boca callada hay una mente que nunca para y, sabrá Dios o lo que sea que urda los hilos de este universo, lo que esa mente maquina en los adentros de quien la lleva por corona, que para muchos puede estar hecha de espinas.