Por Dave Brennan (@DayBeatG)
EAT. SLEEP. RAVE. REPEAT.
Palabras que parecen órdenes de Fatboy Slim en Sahara Tent este Coachella, un ciclo que los asistentes al festival cumplen a mucha prisa. Todo el mundo quiere ver todas las bandas. No hay tiempo que perder.
Excepto que sí lo hay. 60 horas son más que suficientes (72 si llegaste desde el jueves al camping).
Coachella Valley Music and Arts Festival ofrece un espacio como los hay pocos. Sí, las bandas ofrecen espectáculos impresionantes y sí, tus amigos te juzgarán de acuerdo a lo que fuiste a ver. Si Lana del Rey toca al mismo tiempo que Beck y preferiste ir a verla, prepárate para ser juzgado.
Este año en específico, muchos artistas que la gente que asiste a Coachella regularmente rechazaría, dieron shows que hicieron feliz a todos los asistentes. Bastille abarrotó la carpa Mojave a tal grado que gente no alcanzó a escuchar. Eso sí, la mayoría iba sólo para escuchar "Pompeii", pero fue la oportunidad perfecta para que conocieran otras canciones igual de buenas como "Laura Palmer" o "Things We Lost in the Fire".
Mi única queja es que no tocaron su excelente mashup "No Angels", que mezcla "No Scrubs" de TLC con "Angels" de The xx.
Uno de los espectáculos más impresionantes fue el de The Knife, quienes no acostumbran dar conciertos en este continente. La mezcla de danza contemporánea con su música experimental indietronica embonó perfectamente con el caer de la noche en Indio.
Pero en el caos y acelere de todo esto, ¿algunas personas se tomarán un momento para echarse en el pasto y contemplar al astronauta que vaga errante por los Empire Polo Fields?
En el aire se siente una vibra cálida y —fuera de los posers— la gente es muy alegre y amigable; así que, ¿por qué no tomarse unos minutos para echarse en el pasto y disfrutarse a sí mismo con unos lobster rolls?
No importa si no eres fan de los mariscos, Coachella ofrece una gran variedad de comida, desde gyros...
...hasta fish tacos (pero cuidado, a algunas personas les irrita la panza)...
pasando por exquisitas garlic fries.
Tampoco hay que abusar demasiado de estos alimentos, sino cuando uno regresa, la comida habitual le sabe a plástico. Lo que sí es válido, es prepararse para el viaje de regreso. Pasar por una hamburguesa al In-N-Out es muy recomendable, pero es aún más recomendable pedirle al vecino del camp pastillas de serotonina (son legales) para no sufrir un tremendo bajón. Y no me refiero a un bajón provocado por drogas, sino a uno emocional.
Los vecinos en el campamento casi siempre resultan amigable en cuanto al espacio y dadivosos en cuanto a las provisiones. Eso sí, uno no puede escapar de la mala suerte de que le toque uno que otro que ponga Luis Miguel toda la madrugada...
Aún así, los extrañarás (aunque sea un poquito). Cuando regreses a tu triste realidad y tengas que cumplir con tus pendientes, tu cerebro solamente estará pensando en cómo se te olvidó por completo subirte la rueda de la fortuna y contará inconscientemente los días que faltan para el Coachella del próximo año.
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