Juan Villoro se fortalece en la multiplicidad de géneros: FIL Guadalajara
Delante de una sala de edad variopinta en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el escritor Juan Villoro conversó con el periodista Eduardo Limón y con sus lectores acerca de todo un poco. La plática fue como su obra misma: heterogénea.
Desvinculándose de las tradicionales presentaciones de libro o mesas redondas sobre temas políticos en la Expo Guadalajara, esta conversación fluyó horizontalmente entre público y autor. La charla fue –valga la redundancia– para platicar, y esa frescura se agradece.
Se navegó entre los pensamientos de Villoro referentes a la pandemia, acerca de la cada vez más invasiva tecnología y sobre las técnicas del autor mexicano para encarnar una voz narrativa auténtica y su habilidad para ir vestido por el mundo con la piel de sus personajes.
“En mi adolescencia quería ser médico. Lo contemplé seriamente, me terminé decantando por la literatura. Pero a través de mis novelas puedo ser médico, futbolista o astronauta. Flaubert decía que él era Madame Bovary”.
Villoro reflexionó sobre la técnica de los actores de método que se insertan en su papel, incluso antes de entrar en escena. El que hace de rey, manda y come como la realeza en su vida diaria; el que hace de mendigo escasea como mendigo de la noche a la mañana. Lo equipara con la empresa de la escritura de ficción. Un buen narrador, como Flaubert, es su personaje, es el héroe y el villano, es la tristeza y el gozo que experimentan sus protagonistas. El mejor ejemplo de esto es la obra de Villoro “Yo soy Fontanarrosa”, un cuento en el que se convierte en el célebre monero argentino.
La obra de Villoro pasa por el teatro, la novela, el cuento, el ensayo, la crónica deportiva, la poesía y los libros infantiles. “Soy como un niño que quiere jugar con una cosa y luego con otra, y posteriormente con otra”. Mencionó que esa multiplicidad de géneros que ha explorado, en lugar de difuminar y pulverizar el imaginario de su carrera, lo fortalece. Al ensayar con el ensayo, al contar con el cuento, al novelar con la novela aprende un poco de cada género y, él considera, ha sido una virtud que ha tonificado su músculo narrador.
“La literatura no se debe imponer, se debe contagiar”, remató (seguro su vocación futbolera hubiera elegido ese verbo) Juan Villoro.
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