"Si la tierra se tragó a mi hija, que la tierra me la vomite”

"Si la tierra se tragó a mi hija, que la tierra me la vomite”

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Laberinto sin salida: cuando se busca a una mujer en CDMX

Por Nancy Gómez
Diplomado de Periodismo y Comunicación para la Justicia y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM

Sábado 4 de noviembre de 2017. Ya era de noche cuando Pamela Gallardo Volante bailaba por tercer año consecutivo, al ritmo de la música electrónica del Festival Soul Tech, que se celebraba en El Ajusco, en el sur de Ciudad de México. Tenía 22 años.

La tarde del domingo su mamá le escribió un mensaje de WhatsApp y otro a su novio, Jesús Zamora. Él contestó en la noche: “Ya vamos para allá. No se preocupe”. Pero Pamela nunca regresó. Jesús contaría después que discutieron y que la había dejado un tiempo en la fila del autobús que la llevaría hasta el centro de la capital, cerca de su casa, en la Gustavo A. Madero, en el norte de la CDMX. Según su versión, cuando volvió a la fila, no la encontró.

Aquel domingo fue la primera noche en vela de la familia de Pamela, que con el tiempo se convirtió en la principal investigadora de su desaparición. “Desde ese momento no sabemos nada, pero continuaremos porque si la tierra se tragó a mi hija, que la tierra me la vomite”, enfatizó María Volante, su mamá.

De acuerdo con los datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) actualizados hasta abril de 2018 —cabe precisar que hace unos días, los datos más reciente fueron bajados de la plataforma—, hay un total de 36 mil 265 investigaciones de personas desaparecidas, registradas en procuradurías o fiscalías locales, de las cuales 9 mil 327, es decir 25.7%, son mujeres.

Del total, el Estado de México concentra el mayor porcentaje de mujeres desaparecidas con mil 785 (19.1%), seguido de Tamaulipas y Puebla con 13.7% y 11.2%, respectivamente. Mientras que la CDMX, presenta 327 casos, lo que es igual a 3.5% del total de personas desaparecidas en el país.

En casi todas las entidades federativas desaparecen más hombres que mujeres. Pero en Quintana Roo, Tabasco, Oaxaca y Puebla es al revés: más de la mitad de las desapariciones son de mujeres. También destacan Aguascalientes, Chiapas, Ciudad de México, Tlaxcala, Hidalgo y Baja California, donde 40% de las personas desaparecidas son mujeres, de acuerdo con el RNPED.

Según un estudio de contexto, en el que colaboró la investigadora Rita Canto, donde se analizó con factores estadísticos la crisis de desaparición de niñas, adolescentes y mujeres adultas en la CDMX, la capital del país está dentro del llamado “corredor de la trata” junto a los estados de Tlaxcala —el epicentro—, Estado de México y Puebla.

“Nuestra hipótesis parte de que con base en investigaciones académicas, sabemos que el corredor de la trata comprende estos estados, así que tomando esos mismos datos estadísticos y haciendo una proyección, nos damos cuenta que este fenómeno no se genera alrededor, sino que es la Ciudad de México la que está irradiando el problema de desaparición, con lo cual podemos presumir que en la capital el índice es bastante más alto en relación los otros estados mencionados”, apunta Canto.

En este contexto, según la experta, se comprueba la vulnerabilidad de mujeres niñas y adolescente no sólo en términos de desaparición, también en procuración de justicia, y todo lo que marca la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, las recomendaciones de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw) y las sentencia históricas contra el país como la llamada “Campo Algodonero”.

Y aunque Pamela no fue vista por última vez en la zona oriente, la más peligrosa de la ciudad, sí estaba en El Ajusco, en la alcaldía Tlalpan.

De Iztapalapa a Milpa Alta, las cifras de la capital

Tlalpan, el lugar donde Pamela desapareció es una zona boscosa y solitaria, y vecina de la región más peligrosa. El oriente de la capital mexicana, en promedio desde 2016 hasta marzo de 2019, es considerada la más insegura por sus habitantes, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), pues 90.44% de los residentes de la región mayores de 18 años de edad, se sienten inseguros en sus comunidades.

Pero Pamela no vivía ahí, sino en la Gustavo A. Madero, donde tenía a todos sus amigos y conocidos que la recuerdan con su característica sonrisa con brackets, sus ojos que brillaban adornados con largas pestañas que siempre maquillaba. “Le gusta verse bien, es muy vanidosa y coqueta, mi hija trabajaba para comprarse sus caprichos, ¡imagínense tiene 85 bolsas y 80 zapatos!, no tengo palabras para describirla pero sí sé que es una hija ejemplar”, destaca la señora Volante.

“Le gustaba mucho ver Harry Potter. No era de leer pero podía ver esas películas a cada rato”, dice su hermano, Esteban Alejandro Gallardo Volante. Pame, como le llama su familia o “Munina” su papá, es una joven que tiene facilidad para hacer amigos, “para hablarle a la gente” del negocio de zapatos que poseía su familia, y ella era la mejor vendedora.

Y aunque no quería continuar con el negocio, Pamela sí se imaginaba estudiando diseño de calzado en una institución de Guadalajara: “Mi hija ya había investigado a qué escuela quería ir, quería diseñar y con eso muchos otros sueños, muchas expectativas de vida y toda su familia la apoyaba, pues cómo no iba a ser si es la consentida, la más chiquita y coqueta. La que alegraba los cumpleaños y Navidad”, recuerda su mamá.

De acuerdo con el Registro de Personas Desaparecidas, en la Ciudad de México el 44% de las personas que hasta abril de 2018 fueron reportadas como desaparecidas, son mujeres. La zona con el mayor número de casos es la Centro-Poniente (Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Azcapotzalco y Álvaro Obregón) con 90. Le sigue la región Oriente que contempla a las alcaldías de Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta, con 79 denuncias de mujeres desaparecidas.

Las demarcaciones del norte, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza e Iztacalco, tienen contempladas las desapariciones de 72; y la región Sur, -Benito Juárez, Coyoacán, Tlalpan y Magdalena Contreras- cuenta con 54 registros.

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No son berrinches, están desaparecidas

Las familias de mujeres desaparecidas en la Ciudad de México tienen algo en común: están decepcionadas de los encargados de impartir justicia, de las fiscalías, de la Procuraduría General de Justicia local, y hasta de la recién creada Fiscalía Especializada en Búsqueda, Localización e Investigación de Personas Desaparecidas (Fipede), que sustituyó al Centro de Apoyo de Personas Extraviadas y Ausentes (Capea). Cuando llegan a denunciar la desaparición, más allá de comenzar la investigación y búsqueda de las mujeres, son revictimizadas.

A la mamá de Jomary Cortés le dijeron que no levantara la denuncia porque tal vez su hija “se había ido con el novio” y que luego regresa “hasta con premio”. Jomary desapareció el 25 de enero de 2019, la última vez que la vieron fue en la colonia San Francisco Culhuacán, en la vecina alcaldía de Iztapalapa, Coyoacán.

Gabriela López, mamá de la joven de 16 años, no quiso quedarse callada y aceptar lo que el ministerio público le dijo: “Eso no les interesa, yo estoy aquí porque mi hija está desaparecida y su función es ayudarme a encontrarla porque ella es menor de edad. -Así siempre nos salen, las andamos buscando y resulta que están con el novio. -Haga su trabajo, no es su función juzgarla”.

Testigos que vieron a la adolescente por última vez dicen que la estaba con “Jeremy”, su novio, dato por el que las autoridades desacreditaron su desaparición. “Me vale lo que ustedes piensen de mi hija. No se fue con el novio, no es un berrinche, encuéntrenla”, reclamó en ese momento su mamá.

En la imagen, Jomary Cortés.

En la imagen, Jomary Cortés.

Desde ese 25 de enero, nada se sabe del paradero de Jomary. La localización de cámaras de seguridad —que ya no tienen validez porque las grabaciones sólo duran 7 días—, la realizó su familia, también la indagación en redes sociales, la búsqueda de testigos, todo. “Todo lo que está en su carpeta fue dado por nosotros, ellos (en Fipede) esperan que la encontremos por nuestra cuenta porque no hacen nada, y disfrutan del dolor y sólo estiran la mano”.

Ahora, la familia de Jomary presiente que la adolescente está siendo obligada a trabajar como “dama de compañía por la familia del supuesto novio”, conclusión a la que llegaron después de su propia investigación, pero no pueden hacer nada porque no han recibido ayuda.

A nivel nacional, la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, que entró en vigor en enero de 2018, señala la ruta para la búsqueda de personas desaparecidas a nivel federal, estatal y municipal.

En concreto, el Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas Desaparecidas, marca la activación del mecanismo de búsqueda urgente, y para niños, niñas y adolescentes, el Centro de Denuncia y Atención Ciudadana debe emitir la Alerta Amber, a través de la Fiscalía Especializada para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, de la extinta Procuraduría General de la República, ahora Fiscalía.

Pero según las propias familias, ese proceso no sucede, y al contrario, los procuradores de justicia y encargados de investigar, buscan la manera de deslindarse y responsabilizan a mismas víctimas por su desaparición.

Gabriela tiene miedo de que alguno de estos días reciba una llamada de la Fiscalía de Desaparecidos de la capital para informarle que encontraron a su hija muerta en algún terreno o carretera: “Peor, que me entere por un reporte de Facebook que encontraron a una niña como la mía. Tienen que ponerse a trabajar porque esta incertidumbre es insoportable”.

La desaparición de niñas y adolescentes ha sido reportada por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), que de 2012 a septiembre de 2018, informó que 4 mil 980 personas menores de 18 años habían sido desaparecidos en el país. Desde 2007 se tienen registrado 6 mil 614 niños, niñas o adolescentes desaparecidos, de los cuales 3 mil 67, es decir 61.6%, son mujeres.

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6 de septiembre de 1995

“Cumplimos el mismo día”, dijo Majo. “La vida no tiene casualidades”, contestó María Volante. El primer acercamiento de María José González Reyes, “Majo”, con alguna desaparición en la ciudad fue cuando escuchó el testimonio de la mamá de Pamela. Estaban sentadas en una banca cerca del Monumento a la Revolución. Tras varios minutos conversación, alguien le preguntó a María Volante que cuándo cumple años su hija: el 6 de septiembre. Hubo un instante de silencio porque se dio cuenta que alguien de su misma edad y zona geográfica, no había celebrado sus 23 años.

Las familias se convierten en equipos de investigación. El equipo Gallardo Volante está conformado por cuatro personas: mamá, papá y dos hermanos, quienes ya viajaron a Puebla, Tlaxcala, Estado de México, San Luis Potosí, Querétaro para que Pame este visualizada en todo el país, porque las autoridades “ni el boletín de búsqueda difundieron”, acusaron. Y en esos recorridos no hay protección para las familias, se van por sus propios medios y recursos. La mamá ha convivido con trabajadoras sexuales, platicado con ellas, volviéndose conocidas, todo para saber algo sobre su hija.

“Todas las pistas que tiene la Fiscalía de Anti Secuestros —la que lleva el caso de Pamela—, las obtuvo de la familia, los investigadores somos la familia porque ellos no tiene el mínimo conocimiento del dolor que implica la desaparición de una hija”, denuncia la señora María.

Después de más de 530 días “estamos en el mismo lugar donde comenzamos. El nuevo gobierno, federal y local, tampoco ha hecho algo por incentivar la búsqueda de Pamela” al contrario, debido al cambio de personal los casos empiezan de cero.

“Ellos no buscan. A la procuraduría no les importan y no tiene la capacidad de buscar a nuestras familias. Nosotros dejamos de trabajar, de hacer nuestras vidas, siempre se siente la ausencia y el dolor. Nunca se va a llenar ese hueco. Lo único que hacen es cansarnos como familia, cansarnos como madres. A Pame la tienen secuestrada, no entienden que puede estar raptada en la trata de personas. Hoy, más que nunca, sostengo que el Estado me arrebató a mi hija”, sentencia María Volante.

La lucha de Mariela Vannesa

La desaparición de Mariela Vannesa Díaz Valverde obligó replantear la crisis de desaparición en la Ciudad de México. Ella desapareció la mañana del 27 de abril de 2018 cuando salió de su casa, ubicada en la colonia Fuego Nuevo, Iztapalapa.

Su mamá comenzó a buscarla después de las 10 de la noche, cuando regresó de trabajar. Luego de varias llamadas fallidas al celular de Mariela y de buscarla en la escuela, se dirigió al Ministerio Público en donde le comentaron que debía de llamar a Locatel y esperar para poner la denuncia formal. Los primeros cuatro meses de su desaparición, la joven tenía el estatus de “persona ausente”, y fue debido al trabajo académico, de activistas y su familia que se logró reclasificar a “persona desaparecida”.

De acuerdo con la investigadora Rita Canto, el proyecto entre el Espacio Interuniversitario de Acompañamiento y la Fiscalía de Desaparición de la Ciudad de México, agregado a la carpeta de investigación de Mariela Vanessa, “le otorgó el estatus jurídico de persona desaparecida porque estuvo registrada como persona ausente, y así no hay delito que perseguir. Muy probablemente, ella es la primera persona en la capital en ser reconocida así”.

Canto explicó que el análisis consistió en hacer una proyección en función de niveles de pobreza, riesgo para las mujeres, densidad poblacional, índice de desarrollo y otros datos estadísticos para obtener resultados de municipios y estados más parecidos a la Ciudad de México, principalmente en términos de conformación de población, economía e índices de delincuencia, lo que arrojó un cinturón de trata alrededor de la zona oriente de la ciudad.

Frente a ese contexto, la académica dijo que Capea solo cambió de nombre a Fipede porque “no investigan, no cuentan con la tecnología ni con los recursos humanos necesarios, todo ello encaminado a ocultar el problema de desaparición […] las autoridades no han sido capaces de enfrentar esta crisis humanitaria, no hay respuesta, ninguna investigación avanza, no hay conocimiento de la ley para buscar a las mujeres”.

“Estamos frente a un Estado completamente podrido, un Estado cómplice en donde la acumulación de capital depende de los cuerpos de las mujeres que sirven para hacer funcionar recursos económicos ilícitos. Ningún Estado de Derecho puede permitir que sus ciudadanas desaparezcan como si se las tragara la tierra. Es una emergencia humanitaria en toda la extensión de la palabra”, finalizó Rita.

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* Ibero 90.9 reproduce esta historia periodística como medio aliado. Es resultado del Diplomado de Periodismo y Comunicación para la Justicia y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM, auspiciado por USAID.

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