Han pasado unos días después de las elecciones del domingo y aunque el partido que despacha en Los Pinos tuvo un llamado de atención de los ciudadanos por unos momentos, la bala fue esquivada con la ayuda de (lo que aparenta ser) sus viejas prácticas políticas.
Sí, sin duda muchos estamos molestos por los resultados ya que de nuevo, vemos cómo se pinta un panorama adverso para varios mexicanos. Y es ahora cuando de nuevo nos preguntamos, ¿qué sigue? Pues bien, sin mucho entusiasmo, es así como iniciamos el largo camino a las elecciones de 2018.
El siguiente año, el país vivirá la jornada electoral más pesada y complicada, ya que renovará 13 gubernaturas, 965 alcaldías, además de la totalidad al Senado de la República, la Cámara de Diputados, y la joya del poder político mexicano: la presidencia.
Si bien algunos analistas comienzan a hacer algunas predicciones sobre lo que ocurrirá el siguiente año, en concreto, veremos mucho movimiento dentro de los partidos como en el caso del PRI, que a pesar de mantener su bastión político (siempre y cuando no pierda en una impugnación), no se va limpio de la contienda, lo que sucederá es que se van a afianzar las fuerzas dentro del partido para buscar al candidato ideal para enfrentar a Andrés Manuel López Obrador y mantener la presidencia (que miedo).
En cambio, la izquierda mexicana sigue con sus problemas, pues estas elecciones le acaban de demostrar que dividida va a conseguir solo algunas alcaldías en los próximos comicios. Así que si los egos que existen dentro de las dirigencias de MORENA y el PRD lo permiten, y las asperezas sean bien limadas, podría existir la coalición de las izquierdas más importante en la historia de México. Con esto, por fin se podría definir un plan de acción concreto que busque ayudar a los ciudadanos (en apariencia).
Esta alianza sería mejor percibida por algunos militantes y electores que simpatizan con el "sol azteca". Ya que también, en los últimos meses los perredistas han anunciado sus intenciones de ir coalición con Acción Nacional. Lo cual ya ha pasado en algunas elecciones estatales, y el resultado ha sido perjudicial para los de amarillo, ya que la imagen progresista se ve dañada y hasta son acusados de incongruentes, pues se ha demostrado más de una ocasión, que los temas que defienden políticamente no coinciden.
Pero es en el PAN donde se han ido encendiendo motores antes de tiempo, ya que desde los comicios de medio sexenio, se han destapado las intenciones de varios militantes, aunque son Margarita Zavala y Ricardo Anaya quienes se han despuntado frente a las demás. Pero el blanquiazul atinaría electoralmente en pensar con más calma a quién le darán la candidatura, ya que se pueden desdibujar rápidamente las victorias obtenidas que han logrado ante el PRI.
Eso por parte de las fuerzas tradicionales, pero tras la reforma política de 2014, el papel de los candidatos ciudadanos/independientes ha tomado relevancia, ya que estos, en primera instancia, se desmarcan del discurso convencional y rancio de los partidos políticos, para llevar los intereses y preocupaciones de su comunidad. Como lo es el caso de la pre-candidata y vocera por parte del Consejo Nacional Indígena, María de Jesús Patricio, "Marichuy"; que trae consigo el replanteamiento en la agenda política nacional sobre temas como la posesión de la tierra y la situación de vida de comunidades indigenas.
La realidad es que a pesar de los cambios y "alianzas estratégicas" que hagan los partidos políticos, los ciudadanos aun tenemos un amargo sabor de boca por los resultados del proceso electoral del pasado 4 de junio, ya que de nuevo ronda la pregunta de si estamos satisfechos con el trabajo que está haciendo el Instituto Nacional Electoral.
¿Aún es tarde para un verdadero cambio?