Black Panther: sobre el color de humanidad
Si buscáramos rastrear el cordón umbilical de la humanidad, los caminos nos guiarán a un lugar al final del camino: África. Sin ponernos darwinianos, los brazos del continente que nos acunó cuando apenas éramos una especie estarían ahí, abiertos a nosotros, como una madre, sin importar nuestro origen o color de piel. Al final, nuestros ancestros delatarían la fraternidad que compartimos como seremos humanos.
Sin embargo, olvidamos fácilmente por las diferencias externas que nuestro genoma es el mismo. Es por eso que una película como Black Panther (Coogler, 2018) resulta más que puntual sin importar desde qué parte del mundo se vea.
La pantera negra
Hay rugidos que no pueden ignorarse y el de Black Panther es particular entre la gran oleada de películas de superhéroes que han invadido desde inicios del milenio. Dentro del mismo Universo Cinemátográfico Marvel (MCU), que empezó con Iron Man en 2008, Black Panther es la 18va película del estudio.
La historia de la película en resumen se centra en el personaje de T’Challa/Black Panther (Chadwick Boseman) quien después de los eventos de Capitán América: Civil War, donde hizo su primera aparición, regresa a su país natal, Wakanda, para tomar posesión del trono de la nación africana. Sin embargo, tiene que enfrentarse a un enemigo inesperado que pone en peligro Wakanda (y el mundo), poniendo prueba su capacidad como gobernante.
El personaje de Black Panther fue creado originalmente en 1966 por Stan Lee y Jack Kirby en The Fantastic Four 52. Fue primer superhéroe negro en tocar las historietas, antes de Falcon, de Luke Cage, Green Lantern John Stewart y Black Lightning. Extrañamente, ese mismo año, aunque unos meses después del cómic, se creó el Partido Pantera Negra de Autodefensa en Estados Unidos que buscaba desafiar la brutalidad policial contra ciudadanos afroamericanos.
Aunque en el MCU, no es el primer superhéroe negro (antes de él estuvo War Machine, Falcon y Luke Cage), desde su anuncio, la película generó grandes expectativas. Antes de su lanzamiento oficial, recibió una crítica excelente, hasta Rotten Tomatoes le puso una aprobación del 97%. En lo personal, previo a verla, intenté no crearme grandes expectativas, puesto que de la misma forma que a Wonder Woman le cubrió lo que considero “el manto de lo políticamente correcto”, también sabía que por cuestiones raciales, Black Panther, estaría protegida de la crítica por eso. Sin embargo, la película fue más allá de mis expectativas.
Hablamos de una “historia del héroe” concreta, que si tuviéramos que comparar con otras películas, sería una mezcla de El Rey León se encuentra con El Padrino y 007. Lo que sorprende es cómo la película de Marvel logra expandirse más allá de sus límites narrativos e invade la realidad para inspirar.
Black Panther es la primera película de superhéroes que más allá de tener un protagonista de raza negra (como ocurrió con Blade o Catwoman), tiene un elenco y producción mayoritariamente afrodescendiente. Su director, Ryan Coogler, creció leyendo los cómics encontrando en el superhéroe un personaje que lo representara. Por lo tanto, también la visión creativa dentro de la película logra desafiar la visión clásica hollywoodense de lo que es la raza negra, la afrodescendencia y la misma África. Logra tocar temas esenciales a la humanidad, con una narrativa exquisita, al mismo tiempo que representa temas políticos de la realidad y desafía al sistema que por tanto tiempo ha colonizado la cultura popular.
África más allá de la visión colonizadora
“¿Qué sabes de Wakanda?” pregunta el villano Ulyses Klaw, personificado por Andy Serkis.
“Es un país tercermundista—textiles, pastoreo, trajes cool,” responde el agente de la CIA, Everett Ross, interpretado por Martin Freeman.
En este único diálogo entre los dos personajes caucásicos de la película. Sin embargo, logra englobar la idea que el mundo occidental suele tener sobre lo que es África.
“Hasta que los leones no creen a su propio historiador, la historia de la caza sólo glorificará al cazador,” decía el poeta nigeriano, Chinua Achebe, y pareciera ser que finalmente con Black Panther se logra relatar una historia de áfrica con temas africanos, tocando lo humano y no lo animal, que busque representar la cultura africana sin la “simpatía” colonizadora de Hollywood ni protagonistas blancos.
Si bien la película se no sé filmó en África, sino en Atlanta, Georgia, Virginia y hasta Argentina, se hizo una investigación profunda de diferentes países del continente africano. Por ejemplo, la diseñadora de vestuarios, Ruth Carter, creó atuendos inspirados en los colores y trajes de diferentes culturas y sociedades africanas que la tuitera @diasporicblues desglosó.
Por otro lado, también se buscó que el lenguaje logra representar la cultura al tener escenas en swahili y acentos propios de África, como el real de Lupita Nyong’o o los estudiados por Boseman y Serkis. Wakanda se inspira de diferentes fuentes: la palabra viene de la tribu Wakamba de Kenia; su diseño se basa en el afrofuturismo, corriente que explora la intersección entre la cultura africana y la tecnología; y hasta el tema del mineral fantástico, el vibranium, se inspira en el coltan y la problemática que existe en el Congo alrededor del minera.
Ahora, si bien la película ha sido criticada en términos de apropiación cultural o de cómo no es suficiente para explorar lo que un superhéroe negro debería ser, sobretodo para los afrodescendientes en Estados Unidos o Europa, es innegable el impacto de la misma al ver cómo gente en Nigeria y Kenia están asistiendo a las funciones en sus atuendos tradicionales a manera de empoderamiento y no de moda.
A final de cuentas, Black Panther pertenece a todos
Comprender nuestro racismo
Por todos, me refiero a todos. También por México.
He escuchado en múltiples ocasiones la expresión “En México no existe el racismo, sino el clasicismo”, y esto viene mucho de la idea de que en nuestro país somos mestizos y por lo tanto no hay más que comprender respecto a la raza. Sin embargo, como lo demuestra el estudio realizado en el 2017 por la Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Módulo de Movilidad Social Intergeneracional, donde se descubrió una correlación entre el color de piel y las variables de escolaridad y empleo, sacando a la luz nuestra "pigmentocracia".
Pero, no hay que ir a estudios para ver reflejado nuestro racismo. Memes como los de Skin-O-Meter nos reflejan idiosincrasia.
Somos tanto víctimas como verdugos en este sentido. El mexicano discriminado discriminador.
El motivo por el cual meto el tema en relación con Black Panther es porque ser mexicano es más que ser mestizo. Sin tocar el tema de la discriminación a la población indígena y ni a los mexicanos asiáticos, porque eso da para todavía más, de acuerdo con una nota de El Economista, el 1.2% de nuestra población es afrodescendiente. La mayor parte de esta población es víctima del rechazo y discriminación estructural, con bajas condiciones de vida. Los estados con mayor población afrodescendiente son Guerrero (6.5%), Oaxaca (4.9%) y Veracruz (3.3%).
La misma Lupita Nyong’o, quien interpreta al personaje Nakia en Black Panther, confiesa que sufrió en su adolescencia por nuestra discriminación los siete meses que vivió en el estado de Guerrero.
Se suele olvidar además que Nyong’o es mexicana de nacimiento. Sus padres son kenianos y ella creció en Kenia, pero nació en la Ciudad de México y vivió parte de su adolescencia en Taxco.
Hablemos de héroes
Tenemos que aspirar a hacer mejor y hacer mejor. Es por ello que como sociedad buscamos a los héroes, para emular e inspirarnos. Es algo humano. Pareciera ser que los relatos de dioses y leyendas en la antigüedad se han transformado en ficciones superheróicas.
Las historias de héroes nos invitan a reflexionar sobre nuestra esencia, a través narrativas sobre debates morales y de obstáculos a superar. De ahí la importancia de la representación. Por eso, películas como Black Panther se agradecen más allá de su marco sociopolítico.
Somos más que color y raza después de todo. No importa si nuestra piel es color ébano o cerezo. Encontrarnos reflejados en este tipo de personajes nos permiten derribar muros.
Por lo mismo, #WakandaForever.