En algún momento de la vida, todos se encuentran demasiado agredidos por la inmensidad de la ciudad, por sus infinitas tareas, por las interminables heridas emocionales, que se acumulan una detrás de la otra. Es en ese momento, se debe tomar un pausa, alejarse del caos metropolitano y encabezar un camino de sanación emocional. Esa es la intención oculta de Sam Genders, líder de Diagrams (ex líder de Tunng), en Black Light. Un día de campo emocional a través del tiempo y el espacio, donde lo más importante es regresar a lo animal, y ver la belleza en la naturaleza para encontrar otra vez esas ganas de vivir.
Empezó sólo como un proyecto imaginario de Genders, pero hoy, Diagrams está compuesto por diecinueve músicos que van rotando entre ellos, como Mark E. Brydon, Astra Foward, entre otros. Este primer álbum de la agrupación, producido por el mismo Mark E. Brydon, representa la evolución por fases del proceso de sanación, el cual se ve plasmado de diferentes maneras en cada canción. Black Light pasa de lo melancólico y misterioso de “Ghost Lit”, donde parecería que Genders cantara lo que escribió en su diario, hasta llegar a lo cálido y armónico de “Peninsula”, que contagia felicidad y paz interna.
Es imposible escuchar este álbum sin pensar en la semejanza que hay con Erlend Öye en la voz, y Metronomy con el bajo, en algunas canciones. Esto es evidente en el primer sencillo del álbum, “Tall Buildings”, un track con una gran presencia del bajo, y una voz que podría sonar a un Damon Albarn novato. Encontramos esa misma similitud en “Night All Night”, donde nos tropezamos con unos coros misteriosos acompañados de un rasgueo pacífico, sin perder la presencia de lo melancólico.
A partir de “Appetite” se empieza a sentir el progreso, un cambio en el ambiente musical. Se siente la marcha y la rutina a la que estamos sometidos todos, marcados por la sociedad y sus reglas. De pronto en la misma canción se siente ese rompimiento, como si por unos momentos se esfumara la rutina y se encontrara ese “Appetite for life”. “Antelope”, por otro lado, invita a la jungla a escuchar los coros de pájaros cantar, a participar en el dinamismo de los animales y la belleza de la naturaleza.
Con cada canción que suena, se pierde paulatinamente esa sensación melancólica, transformándose en algo más alegre con líneas de bajos más fuertes. Es así como Genders canta una y otra vez “Nothing else matters” rodeado de sintetizadores graciosos en “Black Light”, y envuelve la atmósfera con percusiones de una fogata mientras una rueda de jóvenes disfrazados baila en “Animals”.
El arpegio de la guitarra pacífica que introduce “Peninsula” indica el fin de este proceso emocional. Mientras Genders anta “Climb in your skull and lean in for the ride”, contagia la tregua que llega a hacer con él mismo. Y entre más instrumentos empiezan a ser parte de la canción, más llega ese sentimiento de tristeza/felicidad que sucede cuando se acaba de leer un buen libro.
Sam Genders ya conoce bien la fórmula para canalizar sus emociones en un producto digerible y completo. Ahora queda esperar que Sam posea la misma maestría para ir más para posicionar a Diagrams al mismo nivel de éxito que sus proyectos anteriores.