Uno de los festejos más emblemáticos de México es el Día de Muertos, tradición de origen mesoamericano que tiene por objetivo honrar a los difuntos. Una de las figuras e iconos característicos de esta festividad es la llamada “Catrina” creada por José Guadalupe Posada, bautizada así por otro gran muralista mexicano Diego Rivera. Y en el marco de las festividades el pasado día sábado se llevó a cabo en la Ciudad de México el Primer Festival de Catrinas un desfile lleno de color pero sobre todo con sabor a México.
“La Catrina” fue inmortalizada en el mural de Diego Rivera “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Siempre vestida con ropas elegantes, a este singular personaje era común verle criticando la situación del país así como a los diversos estratos sociales mediante publicaciones en diarios de circulación nacional.
Organizado por Grupo Modelo, El Primer Festival de Catrinas fue un festejo enmarcado por un desfile de 5 carros alegóricos que representarán a la Catrina: Poblana, Oaxaqueña, Tapatía, Purépecha, y Azteca, acompañado de grupos de baile regionales que deleitaron a los asistentes con sus tradicionales danzas, todos ellos caracterizados ad hoc a la ocasión.
Abordo de los carros alegóricos luchadores profesionales, edecanes y por supuesto catrinas monumentales de más de ocho metros de altura, desfilaron orgullosos por avenida de la Reforma, despertando la curiosidad de cientos de asistentes que convirtieron las calles de la ciudad en una fiesta donde catrinas y catrines por igual los acompañaron a lo largo del recorrido, desde la glorieta del Ángel de la Independencia y hasta el Monumento ala Revolucion, lugar donde culminaron su andar, cerrando la noche con un concierto gratuito en el cual se presentaron Jenny and the Mexicats y Grupo Pesado recital que se prolongó hasta ya entrada la madrugada.
Un desfile que se transformó en festejo y culminó en una gran verbena popular, un importante esfuerzo de los organizadores para preservar y fomentar nuestras tradiciones. Es importante mencionar que a pesar de que todo transcurrió en calma y no hubiera ningún percance que lamentar, la organización por parte de los cuerpos de seguridad y la falta de logística impidió por momentos que se pudiese controlar a la gran cantidad de personas que sin precaución atravesaban la calle frente a los carros alegóricos, muchas veces solo por tomar una fotografía, un pendiente que quedará como antecedente en una próxima edición.
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