#Animación909: Johnny Bravo y su fracaso con las chicas

Nintendo sacaba el glorioso Nintendo 64, la película de Selena aparecía en cines y Molotov lanzaba ¿Dónde jugarán las niñas?. Era 1997 cuando un rubio musculoso hacía su debut en Cartoon Network. Johnny Bravo, el guapo más perdedor del mundo, había llegado para entretener las tardes de aburrimiento cuando el internet aún no era algo importante en nuestra vida.

A pesar de su lindo rostro y sus músculos, Johnny nada más no daba una con las chicas de Aaron City. Y es que ya viéndolo a distancia, Johnny Bravo era bastante acosador. Claro que de pequeños, cuando la mochila que cargábamos era más grande que nuestra persona, eso pasaba desapercibido. Entonces todo parecía muy normal pues ¿quién querría salir con un tipo tan vanidoso y torpe?.

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El doblaje latino, como tantos de Cartoon Network, era una belleza. La masculina y grave voz de Víctor Hugo Aguilar —Dato de suma importancia: él también hacía la voz de presentación en La Oreja— daba el toque perfecto a este güero con cuerpo de dorito. Fácilmente nos hacía reír al verlo recibir las cachetadas o puñetazos de las mujeres que lo rechazaban.

Johnny la pasaba ‘enamorándose’ de cualquier fémina que cruzara frente a sus ojos. Sin embargo, la verdad es que como lo mostró varias veces, Johnny más que nada se quería a él. Así que superaba fácilmente el continuo rechazo.

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De acuerdo a la miniserie Biografía Toon, en la adolescencia, Johnny era un flacucho de pelo castaño y con peinado de hongo. Por cuestiones del destino, un día le echaron una cubeta de pintura amarilla encima. Al no poder deshacerse de ella, intentó con una aspiradora consiguiendo un look a la James Dean que decidió conservar. Así fue como dio con el estilo tan peculiar de su pelo. Para obtener sus músculos, se puso en forma con un estricto régimen de puré de papa y pesas. Y así fue como consiguió esa fabulosa apariencia.

Quizá por haber sido buleado de chico, Johnny nunca usó su fuerza violentamente. A pesar de eso y de su increíble habilidad dancística, Johnny no conquistaba a nadie. Entre las razones de las chicas para no corresponderle, seguramente estaban su egoísmo y que se quería más de lo que se puede considerar sano. Además coqueteaba con toda mujer que veía y se dirigía a ellas como ‘nena’, ‘preciosa’ y ‘muñeca’, ¿quién hace eso?

Pero Johnny Bravo no se trataba de cuestiones de género. Él simplemente era el simpático guapetón que a todos nos gustaba ver fracasar. Sus fiascos amorosos, por más bofetadas que le dieran, no dolían porque él se seguía queriendo muchísimo y entonces todo iba bien. Bravo, Johnny, buena moraleja.

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