"And he's gone, like he's dancing on angels": David Bowie en la memoria de Ibero 90.9

Tomé un café a las 7:00 p.m. y no pude dormir hasta las 2:00 a.m. Es por eso que cuando fue noticia en Nueva York, en Londres, en la galaxia, estaba completamente alerta. Vibró mi iPhone por la notificación de The Guardian a la 1:08 a.m. Por un momento absurdo, me pregunté si había alguien más que se llamara David Bowie, que no podría ser el mismo.

Oh no, don’t say it’s true.

Comprendí que muchos en el mundo aun no lo sabían, pero que tendrían una devastadora mañana.

David Bowie me recuerda a mi papá, quien prefiere llamarle, sin excepción, “El hombre que cayó a la Tierra”. Me recuerda de manera aleatoria a todo lo raro y precioso del universo: los narvales, los hoyos negros, a los Siberian Husky con heterocromía.  Me recuerda a mi perro Máximo, porque el día en que murió, día en el que iba camino a verlo, día en el que yo cumplía 21 años; no hice más que poner The Rise and Fall of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars y llorar muchísimo. Tal vez necesitaba escuchar otra historia, sobre un personaje extraordinario, a quien en realidad no merecíamos.

Pero sí lo merecíamos. Lo supimos amar en vida. Y supimos entender que nuestro talento, nuestro sentido del humor y nuestras excentricidades son hermosas. Inspiradoras. David Bowie me recuerda que no debemos ocultar quién somos, incluso si a lo largo de nuestra vida lo transformamos y lo transformamos y lo transformamos y lo transformamos, hasta reincorporarnos con los astros.

I’m happy. Hope you’re happy too.

Por Susana Medina


A lo largo de la historia de la humanidad, hemos tenido viajeros y exploradores, gente que busca encontrar nuevos horizontes para ampliar la realidad. Viajar no sólo se puede hacer físicamente, también se logra gracias a disciplinas como las artes, entre ellas la música. Pocos son los que podemos enumerar sobre aquellos que se atrevieron a explorar en verdad esa área. David Bowie nunca estuvo conforme con lo que encontraba, su mente y hambre de conocimiento lo impulsaba a conocer gente, artes, música, mundo. Bowie es un héroe porque es alguien que nos demuestra que el mundo está a nuestro alcance, y si llega a no estarlo, el universo también es la meta; con fantasías, realidades o mitos, pero alcanzable. Ese niño que en la adolescencia quedó con ojos bicolores tras ser golpeado en una riña de secundaria por una niña, ese joven al que en los 60s se le negó ser una estrella de pop, logró darle la vuelta a la escena y al artista convencional a base de originalidad y conocimiento, ahora es una figura que ha determinado la manera de componer música, pero sobre todo un modelo a seguir sobre cómo ser ante la vida.

Por Davo Peñaloza


Nunca dudé en mi amor por David Bowie, ni de su significado en mi vida, pero no es hasta hoy que no puedo controlar las lágrimas que se me escapan de los ojos a momentos, que finalmente entiendo el peso e impacto de sus palabras, melodías e historias en mi existencia.

Bowie es uno de los orquestadores en mi pasión por la música, es la medicina sonora en mis momentos más bajos (porque ¿cómo no bailar sin control a "John, I'm Only Dancing"?), y mi veneno auditivo cuando los sentimientos abruman el corazón con tristeza. Estoy segura de que todos tenemos un momento que fue inmortalizado con algún tema de David Bowie: ya sea el nacimiento de un hijo, una noche de fiesta, la cura a un corazón roto o una reiteración de que las flores salvajes son las más bellas.

"No matter what or who you've been, no matter when or where you've seen, all the knives seem to lacerate your brain / I've had my share, I'll help you with the pain, you're not alone"

Bowie siempre supo que era una estrella de otra órbita, y hoy que decidió regresar a casa. Sería egoísta pensar que nos pertenece, porque no es así. Nos dejó su arte, su música, su genialidad, su astucia, sus historias, sus letras, incluso sus personajes. Vino, hizo el mundo mejor con su excentricidad y, una vez terminada su tarea, se marchó. No sin antes despedirse, eso sí... Y vaya manera de hacerlo. Porque el que ríe al último ríe mejor, él fue quien tuvo la última palabra sobre su último recuerdo, y no una enfermedad que egoístamente se apropia del final. Su muerte -así como su vida-, son una gran enseñanza que siempre estaré dispuesta a recibir con una sonrisa.

"Look out your window I can see his light, if we can sparkle he may land tonight."

Por Paulina García


Desde que tuve 10 años y hasta que cumplí 20, David Bowie se mantuvo "inactivo" en el mundo musical. Bowie no formó parte de mi vida directamente. Y la clave está en esa frase: "no directamente". Si bien muchos no entendimos bien quién y qué era Bowie hasta que regresó con joyas como "The Stars (Are Out Tonight)", Bowie es la flama e influencia de rarezas actuales como Peaches, Placebo, Marilyn Manson. Desde su extraño y caótico personaje aparecieron los siguientes weirdos. Y desde ellos se generan los próximos. Todos somos raros, todos somos aliens, todos somos Bowie de alguna forma... Y después de escuchar Blackstar y sentir la oscuridad y el miedo a la nada, me queda claro que incluso en la muerte, Starman es un ejemplo, una luz visionaria que no para de brillar.

"Do not go gentle into that good night. Rage, rage against the dying of the light."

Por Re Esteva


Leí sobre su muerte aproximadamente a la medianoche una nota que me compartieron desde su página oficial de Facebook. No quise creerlo y esperé a que medios como BBC lo confirmaran. Ante la incertidumbre, angustia y terrible agujero que crecía a velocidad agigantada, revisé en su Twitter oficial. Seguían las notas que desacreditaban la información, imagino que por la misma incredulidad. Fui a su sitio oficial y lo volví a leer... era ya demasiada casualidad tanto "hackeo". Lo más contundente fue leer la cita de su hijo Duncan Jones que lo confirmaba. En verdad había ocurrido la nefasta noticia: David Bowie murió a los 69 años.

Desde entonces y hasta el momento, las manifestaciones de amor, reconocimiento, tributo, lealtad y demás emociones que su legado nos provocó no han cesado. Amigos suyos como Tony Visconti y Brian Eno, ex jefes de estado británicos, otros connotados artistas, músicos, actores, presentadores, figuras de diferentes disciplinas exaltan el duelo que todos los que lo conocimos como aficionados. La misma televisora británica desplegó la información por horas seguidas en cintillos que estrictamente hablan de él, tal y como han hecho incontables medios musicales a nivel mundial. Hasta a lo que ocasionalmente les llegó a tocar un ligero resquicio de su trabajo, lo identifican a la perfección y admiten que su presencia no tenía igual.

Alguna vez en mis inicios en Ibero 90.9 me preguntaron "A ver... ¿por qué Bowie vale tanto la pena según tú?". Aquella ocasión, con algunas copas encima y con una absoluta falta de capacidad para contestar con un buen argumento sólo pude responder: "¡Pues porque es Bowie!". Lo que mi falta de elocuencia no pudo expresar en aquel entonces es que lo admiraba tanto que tenía la misión de conseguir toda la discografía del afamado David Robert Jones, que lo conocí desde que tenía uso de razón por la manera en que mi madre lo admiraba, que su música me abrió un nuevo universo lejano a lo que escuchaba en la escena comercial, que su camaleónica personalidad estética fomentó mi interés en varias disciplinas, que sus conmovedoras canciones me movían a un nivel que a la fecha no topa con límites, que mi gran frustración de conciertos en la vida fue cuando estuve cerca de ir a un concierto y tuve que quedarme fuera porque sólo habían dos boletos para ir y fueron mi madre con mi hermano los afortunados, que la sensación de estudiarlo y conocerlo a fondo era una especie de llamado que mi carrera facilitó con el avance de los años...

Los ejemplos sobre la importancia que David Bowie tuvo en mi vida se quedan cortos para mostrar el por qué lo admiré tanto. Después de reproducir tanta música suya pude en la madrugada para poder escribir un obituario lo más genuino posible, pasó algo que nunca me había ocurrido por cuestiones ideológicas: el nudo en la garganta que su partida me causó finalmente se reflejó en lágrimas. Lágrimas honestas que me permitieron entender lo que tantos aficionados sienten cuando algún músico o artista que admiran tanto finalmente trasciende. Mi fantasía y meta de carrera era entrevistarlo e ir a un concierto suyo, cosa que nunca podré cumplir; sin embargo, lo único que me queda es honrar su legado y compartirlo a través del amor que me generó en los 35 años que lo pude escuchar en vida. Él hizo entender al mundo que ser diferente o ser extraño era algo extraordinario y que los límites no son más que barreras irreales que uno se impone. Dejó el plano terrenal, pero "Starman", "Blackstar", "The Prettiest Star" brilla interminablemente. Nos dejó y agradeció con su despedida en el álbum que entregó en su último cumpleaños hace un par de días. Comparto el pensamiento de muchos al decir que soy afortunado por vivir en una época en que pude presenciar su talento en vida y no sólo me tocó documentarlo. Hagamos un favor a su memoria y no lo comparemos ni pongamos en un pedestal inmerecido; él era único y merece un trato único. Fue el "hombre que cayó en la tierra" y ahora le tocó volver al lugar del que provino.

Por Rodrigo Fernández de la Garza, "Fo"


Me encontré con Bowie por primera vez en la preadolescencia. En una búsqueda por salir de los sonidos cotidianos, el hambre cerebral deseaba saciarse de algo mucho más complejo. La primera canción que encontré fue “Memory of a Free Festival”; al terminar la de escucharla, mi único reflejo fue repetirla y buscar más acerca de este personaje que apenas conocía. Periféricamente, los acercamientos a Bowie por parte de bandas como Parálisis Permanente, Alaska y Dinarama y Los Hermanos Calatrava fueron parte importante en mi cariño hacia él. De este lado del continente, Cerati, Fobia y proyectos con influencia del culto a Bowie como Six Million Dollar Weirdo afianzaron la leyenda de Bowie como una canción épica y perfecta, paseando por todos sus relatos que marcan en nuestra memoria una cicatriz que mostraremos orgullosos en la vida.

Por Rocko Martínez


Siendo un inadaptado e inconforme, Bowie me hacía sentir bien; es la compañía perfecta cuando uno no halla su lugar en este mundo. Siempre miré con asombro y admiración su ambigüedad sexual, que no le importara incomodar o confundir a la gente con sus excentricidades. Alimentó e influyó una parte importante de mi juventud, y siento que le debo mucho por su humor, inteligencia, ingenio, creatividad, sensibilidad y su extraña belleza. Hoy sé que es posible sentir amor del más noble y puro hacia alguien que fue fundamental en esta vida.

Por Agustín Peña


David Bowie construyó tantos universos como personalidades en una carrera que hoy abre su capítulo a la inmortalidad. Si lo suyo siempre fue la transformación, este punto es uno más de esos cambios: su enseñanza máxima cubierta con el velo traslucido de lo genuino.
Tiempo de abandonar la forma física, tiempo de abandonar la cápsula terrenal; gracias por la música.
Commencing countdown, engines on… David Bowie es ahora polvo de estrellas.

Ziggy Stardust, Major Tom, The Thin White Duke, Aladdin Sane, Tao Jones, Jareth The Goblin King, Lazarus y David Bowie fueron algunas de las víctimas del asesinato en masa perpetrado por una estocada de Cáncer hacia el hígado de cada uno de estos personajes. El vacío que deja esta pérdida jamás será rellenado, sin embargo, nos deja un sentimiento de calma saber que todos ellos se vieron “libres como un azulejo” al momento de su despedida de nuestro plano existencial.

Por Víctor Lara


Mi primer encuentro con Bowie no fue a través de algún vinil viejo de Ziggy Stardust o por escucharlo alguna madrugada en Rock 101: fue una noche de 1986 que asistí a los –ahora extintos– Cinemas Satélite 2001 para ver Laberinto de Jim Henson. Yo iba por ver a las marionetas de Jim Henson, mismo creador de Yoda en El Imperio Contraataca; mi hermano mayor había justificado la ida al cine para ver a David Bowie "un rocker que él conocía". En pantalla Jareth, el Rey de los Goblins, interpretado por Bowie, era tan intimidante como Darth Vader, pero lograba embrujar con una presencia inusitada. Más adelante, lo vería en un comercial de Pepsi del '87, bailando "Modern Love" junto a Tina Turner; y me causaría aún más interés saber que "Ice Ice Baby" en el '90 no era una genialidad de Vanilla Ice, sino un sampleo de un trabajo conjunto entre Bowie y Queen.

Ya pasada la inocencia infantil y adolescente, descubrí la obra de Bowie en películas como The Hunger (donde interpreta a un vampiro, claro, inmortal) y en The Man Who Fell To Earth, donde –de manera casi autobiográfica– encarna a un alienígena que está de paso por la Tierra, hundido en excesos y fama. Musicalmente, no acabo de maravillarme con la etapa de Ziggy Stardust, cuando descubro a The Thin White Duke; al David Bowie ochentero en "China Girl" o al noventero con "Jump They Say", lo industrial de Outside o el drum'n bass de Earthling... Pero el Bowie más entrañable, es el obsesionado con el espacio: "Life On Mars?", "Moonage Daydream", y mi favorita... "Space Oddity", que peculiarmente logró enchinarme la piel y sacar lágrimas con una versión que no es la de Bowie, sino la que el astronauta canadiense Chris Hadfield grabó en video días antes de dejar la Estación Espacial Internacional: parecería que David Bowie conocía al ingravidez y soledad en la órbita terrestre... fuera por drogas, memorias prestadas o por su naturaleza fuera-de-este-mundo, me parece todo un himno que será citado cada vez que la humanidad ponga un pie fuera del planeta.

Polvo de estrellas... ashes to ashes. La música y legado de David Bowie –a partir de este día– adquiere un carácter eterno.


... Me preguntaba Uriel en la mañana en un phoner al comentar la muerte de David Bowie: "¿Cual fue tu primer encuentro con David Bowie?"

"Pinups", le respondí, (álbum del 73) y cuando me enfrenté a esa portada comprendí el alcance de la ofensiva cultural que puede proyectar una imagen teatral a través de la música. Sin exagerar: la apertura de un nuevo paradigma. Bowie no fue nunca una propuesta sino la confirmación de un cambio anunciado. Pinup: "A person considered suitable model for such a picture displayed on a wall".

Por Andrés Sánchez Juárez


Mi percepción sobre él en primera instancia fue confusa, no entendía como se formaban los acordes de "Space Oddity" y mucho menos entendía porque era tan diferente respecto a todos los demás músicos que conocía, en mi pobre e insensato vagaje musical.

Tiempo después, se convirtió en un amigo plátonico de otra época y con otra forma de pensar. Sus canciones, que retrataban lo real con la ambiguedad y la teatralidad que lo caracterizaron, fueron parte de una gran admiración que germinó en mi espíritu nostálgico, que no se cansó de escuchar desde Hunky Dory hasta Blackstar que apenas salió hace unos díasCon él conocí la otra cara de todos los géneros musicales con los que experimentó.

¿En cuantos pedazos se puede uno partir para ocultar y mostrar su verdadero yo al mismo tiempo? Eso hizo Bowie a través del arte.

Aunque no soy de la generación que creció con él, hay algo en la nostalgia individual y colectiva que estremece mi afecto por su obra en la cultura popular, y más que eso, en cada uno de quienes se identifican con la música que hizo. Al fin de cuentas, una historia como la de Ziggy Stardust es tan común como la nuestra, venimos a la tierra a hacer algo en específico y tendremos que irnos algún día. Su misión era ser una estrella: poética, sagaz y extraña, pero sobre todo, humana como nosotros.

Por Héctor Elí Murguía


 ¿Cómo diablos se empieza a redactar un obituario de David Bowie? Desde el inicio hay una referencia álgida: David Bowie está muerto. Para contestar, primero que nada, tal vez deberían de evitarse maldiciones. Segundo, no se debe de pensar tanto. Tercero, no se debe ser mamador (me disculpo por la maldición, no volverá a ocurrir). La respuesta más concreta a esto se encuentra en cualquier portal de redes sociales: BOWIE BOWIE BOWIE. Algunos dirán que es el tren (ya saben cuál), pero más bien tiene que ver con el alcance. Bowie no es tanto un artista sino una estrella. No en el sentido frívolo de los medios sino en el astral. Como estrella, David Bowie era de luz implacable, llegaba a todos los recovecos e iluminaba los tonos más oscuros. Como persona era de un talento y amor inagotable. Las estrellas estuvieron ahí desde antes de nacer y continuarán mucho después de nuestra muerte, ésa es la marca de los realmente talentosos, los que dejaron algo aquí, los que emanan luz y cuya genialidad toma miles de años en apagarse.

Entonces, ¿qué es David Bowie? Fácil, así como estos cuerpos celestes tienen una definición individual, para mí David Bowie es el maquillaje perfecto, es honestidad, es la dolorosa combinación entre los anhelos profundos y los miedos aterradores, es bailar libremente, es Frances corriendo felizmente por las calles de Nueva York, es amar todo y amar bien. Finalmente, David Bowie simboliza ver las estrellas de manera diferente. Digo, no sabemos qué o quién esté rondando por ahí.


La primera vez que escuché una canción de David Bowie fue por un cover que le hizo World Party a "All The Young Dudes". Esa canción fue mi entrada a la obra de Bowie. Después de eso recuerdo haber escuchado dos discos: Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars y el Young Americans. Me sorprendió la diferencia de sonido entre ambos. Eventualmente me hice de varios álbumes más de Bowie y lo que siempre me gustó es que cada uno tenía una personalidad única: sonaba diferente. Del blues al soul. Del drum & bass al pop electro. Bowie podía hacerlo todo.

Bowie nunca vendió tantos discos como otras bandas pero siempre estará muy por arriba de la gran mayoría por su capacidad de proponer y cambiar con cada uno de sus trabajos.

Todos sabemos que hay un hombre de las estrellas esperándonos en el cielo.

Por Gran Eme

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